Luego de 10 auditorías (son 15 en total), técnicos del Consejo Nacional Electoral y representantes de partidos políticos concluyen que el nuevo software y las nuevas máquinas de votación “garantizan el resguardo y secreto del voto y el principio de un elector un voto”.
Pero la exclusión de organizaciones nacionales de observación electoral, la ausencia de veedores internacionales independientes y las frecuentes modificaciones al cronograma electoral perjudican la confiabilidad y transparencia de estas auditorías.
Debido a las limitaciones impuestas a los observadores nacionales, el coordinador técnico de la Red de Observación Electoral Asamblea de Educación, Humberto Rojas, señala que no tiene elementos suficientes para afirmar o negar que las máquinas cumplen con los estándares requeridos para que se exprese fielmente la voluntad de los electores.
La tarea de la red estuvieron reducidas, en su mayoría, a hacer seguimiento a un canal de streaming que habilitó el Poder Electoral y “que no constituye una auditoría real porque es un formato que no permite evaluar exhaustivamente”, según Rojas.
La organización solo fue acreditada para asistir presencialmente a una de las actividades que tuvo lugar en el galpón del CNE, ubicado en Filas de Mariche, el 26 de noviembre. “Nuestra participación ha sido muy escasa, solamente fuimos invitados a un solo día de la auditoría de producción de las máquinas cuando se supone que esta actividad se realizaría durante 20 días, según el cronograma. Como observadores no podemos llegar a ninguna conclusión basados en un solo evento”, expresa.
El Observatorio Electoral Venezolano no recibió acreditación. El director de esta organización, Carlos Medina, comparte la opinión de Rojas sobre las limitaciones que supone el canal de streaming.
“El CNE ha hecho esfuerzos por mostrar cómo se están haciendo las auditorías. Sin embargo, a través del streaming no puedes revisar todos los componentes del sistema de votación, entonces la generación de confianza que necesita el elector se ve afectada. El OEV no fue acreditado a pesar de que lo pidió ante el CNE, todo esto hace que el electorado sienta que no se está llevando a cabo el proceso con rigurosidad”, expone.
Destaca que el sistema automatizado de votación venezolano es un entramado complejo y “elitista” porque solo un pequeño grupo de expertos lo conoce y tienen un conocimiento técnico que les permite hacer una revisión confiable. “Las auditorías pasan a ser la garantía para verificar que efectivamente todos esos componentes funcionan adecuadamente, tenemos un sistema que exige tener un conocimiento y unas competencias particulares para poder hacer las auditorías”, sostiene.
Uno de los cuestionamientos que hacen extécnicos electorales es la falta de formación especializada de algunos representantes de las organizaciones políticas ante el CNE.
Críticas
Durante la revisión del sistema de votación, algunos voceros de partidos criticaron el fácil acceso a la memoria de las máquinas donde se almacenarán los votos emitidos el 6D, pero los técnicos del CNE indicaron que la extracción de la memoria provoca que el equipo deje de funcionar y emita un sonido de alarma.
También se observó que la batería de litio tuviera una duración de ocho horas cuando el proceso electoral dura 12 horas y hay estados del país que sufren largos apagones. La respuesta que ofrecieron los funcionarios electorales es que el CNE tiene acuerdos con Corpoelec para el día de las elecciones.
El sistema operativo con el que funciona el software de votación generó preguntas de las organizaciones políticas sobre por qué se usa Window y no un software libre y se les indicó que se debía a “falta de tiempo”.
El ingeniero, especialista en sistemas de voto electrónico y automatización industrial, Mario Torre, sostiene que este sistema operativo es un producto desarrollado y vendido por la empresa Microsoft Corporation que es una corporación con sede en los Estados Unidos y “las sanciones que este país tiene contra el régimen de Nicolás Maduro impiden la utilización y comercialización de ese producto en el territorio venezolano”.
Pero el principal cuestionamiento que hicieron especialistas en materia electoral es que se requieren al menos seis meses de auditorías para certificar un nuevo software de votación. Pese a esto, el representante de Alianza para el Cambio ante el CNE, Ciro León, sostiene que el sistema “es confiable, seguro y rápido” y “hay un mejoramiento sustancial de las condiciones electorales”.
Asegura que las auditorias “fueron bastante profundas, detalladas, exhaustivas y se hizo una revisión de todos los componentes”.
No destaca ninguna irregularidad, solo un contratiempo con la transmisión de los resultados durante la auditoría de predespacho. De 150 máquinas seleccionadas aleatoriamente, 13 equipos requirieron más de dos intentos para transmitir y en una máquina se tuvo que reemplazar el modem.
Ana Paula Diniz de Unión y Progreso sostiene que el software de votación es confiable. “Si voy a decir que hay un fraude o una irregularidad tengo que tener las pruebas. No podemos alentar a la gente a no votar, si no creyéramos que el sistema no es confiable no participaríamos”, responde.
José Parra de Esperanza por el Cambio también defiende la solución tecnológica que estrena el CNE: “El sistema de votación es uno de los más rápidos y amigables que hemos tenido”.
Escrutinio ciudadano
Para Carlos Medina una forma de generar confianza en los resultados es que el CNE garantice que los ciudadanos puedan auditar los resultados el día de la elección, como establece el artículo 162 de la Ley Orgánica de Procesos Electorales.
“Nuestro sistema genera una traza de papel que permite verificar luego el resultado que muestra el CNE”, afirma.
El OEV tiene 400 observadores a escala nacional que espera desplegar el 6 de diciembre.
Foto: Prensa CNE