En 2014, Ian Miller y Tyler Lyson visitaron Corral Bluffs, un sitio de fósiles a unos 100 kilómetros al sur del Museo de Naturaleza y Ciencia en Denver, pero no hallaron especímenes de interés. Al año siguiente, en un segundo viaje, consiguieron unas rocas llamadas concreciones y en su interior encontraron varios cráneos de mamíferos. Estos fósiles forman parte de nuestra propia narrativa evolutiva: la historia de cómo los mamíferos pasaron de correr entre las patas de los dinosaurios, a dominar los continentes del mundo, evolucionando hacia una variedad de seres únicos, incluidos nosotros mismos.

La historia es complicada. Los paleontólogos todavía no están del todo de acuerdo sobre la identidad de los primeros mamíferos. Los mamíferos modernos son fáciles de detectar: tienen glándulas mamarias y producen leche, entre otros rasgos como los delicados huesos del oído interno y el pelaje. Pero más atrás en el registro fósil, la única forma de identificarlos es a partir de huesos, dientes y características anatómicas compartidas. Sin embargo, independientemente de cuál fue el más antiguo, los animales muy estrechamente relacionados con los mamíferos han existido durante casi tanto tiempo como los dinosaurios y experimentaron una explosión evolutiva durante el Mesozoico.

Ahora, el equipo de investigación ha ubicado los fósiles de plantas y animales de Corral Bluffs, en una cronología detallada de las capas de roca para contar una historia valiosa: cómo la vida se recuperó tras el impacto del asteroide que mató a los dinosaurios hace 66 millones de años.

Cuando el asteroide chocó contra la Tierra, acabó con el 75% de las especies vivas, incluido cualquier mamífero más grande que una rata. Con la desaparición de los grandes dinosaurios, los mamíferos se expandieron y el estudio rastreó ese proceso con mucho detalle. Inesperadamente, las plantas y los animales regresaron mucho más rápido de lo que se pensaba e impulsaron la diversificación de los mamíferos, tal como informó el equipo en la revista Science.

Los fósiles pueden ser difíciles de fechar. Así que Miller y sus colegas recolectaron 37.000 granos de polen y esporas, mostrando un aumento en el crecimiento de helechos, que prosperan en ambientes perturbados. El sitio también incluye dos capas de ceniza de volcanes cercanos. La ceniza volcánica contiene minerales radiactivos cuya desintegración se puede utilizar como un reloj geocronológico preciso. Los cambios en los polos magnéticos de la Tierra, que algunos minerales en las capas habían registrado, agregaron detalles a la cronología.

El registro confirmó la devastación provocada por el impacto. Especies de mamíferos del tamaño de un rabipelado habían invadido el sitio antes de la catástrofe, pero durante los siguientes mil años, solo unas pocas criaturas peludas pequeñas (como ratones) vagaron por un mundo de helechos donde las plantas con flores, con sus nutritivas semillas y frutos, eran escasas. Después de 100.000 años, se duplicó el número de mamíferos que deambulaban y volvían al tamaño del rabipelado. Estas criaturas buscaban alimento en los bosques de palmeras que reemplazaron a los helechos. Era un mundo que estaba recuperándose de una devastación total, de un apocalipsis.

Durante los siguientes 200.000 años, nuevos mamíferos evolucionaron para aprovechar las nutritivas semillas. La diversidad de los mamíferos se triplicó y la mayoría de las nuevas especies alcanzó hasta los 25 kilogramos: el tamaño de un perro de agua. Unos 700.000 años después, aparecieron las leguminosas (las barras energéticas) que proporcionaron comidas ricas en proteínas, aumentando aún más el tamaño y la diversidad de los mamíferos. Los cuales superaron los 50 kilogramos, un aumento de 100 veces con respecto a los que sobrevivieron al asteroide.

Más recientemente, siguiendo este tema, un par de paleontólogas descubrieron tres nuevas especies de mamíferos en el mismo sitio de estudio (Corral Bluffs). Las investigadoras examinaron los dientes fosilizados y las mandíbulas de estos mamíferos, que eran aproximadamente del tamaño de un roedor gigante o un gato pequeño, pertenecientes a un grupo llamado condilartes (precursores de los mamíferos con pezuñas). Estos especímenes vivieron durante los primeros 328.000 años después de la desaparición de los dinosaurios. “Aquí tenemos un sitio donde hay un montón de muchachos nuevos”. “La diversificación de los mamíferos ocurrió, o ciertamente comenzó, antes de lo que podríamos predecir al observar otras áreas” dijeron Jaelyn Eberle y Madelaine Atteberry sobre los nuevos hallazgos reportados el 18 de agosto en el Journal of Systematic Palaeontology.

Cuando las investigadoras examinaron los dientes y las mandíbulas de los especímenes, encontraron características distintivas que sugerían que estaban observando tres especies desconocidas. Para averiguar dónde coincidían estas criaturas en el árbol genealógico, compararon los fósiles con los dientes de otros condilartes y utilizaron un programa de computadora para determinar cuán estrechamente estaban relacionados entre sí. Este análisis confirmó que las tres nuevas especies pertenecían a una familia llamada periptíquidos (familia de mamíferos extintos). Esta familia tenía un esmalte estriado que habría fortalecido el diente y quizás le hubiera permitido al animal comer materiales duros como semillas. Estos nuevos hallazgos apoyan la propuesta de que los mamíferos comenzaron a recuperarse rápidamente después del impacto del asteroide cataclísmico. Estos primeros mamíferos se habrían enfrentado a poca competencia y evolucionaron para ocupar los roles ecológicos que dejaron los dinosaurios.

Esto describe un paisaje que no era monótono, sino un conjunto diverso de escenas postapocalípticas. Imagine un apocalipsis zombi en un área, con bandas de motorizados tipo Mad Max en una zona, grupos de caníbales en otra y así, mientras evolucionaban las especies que posteriormente ocuparían el planeta. Una lección de cómo en la Tierra puede resurgir la vida tras una extinción masiva, apostándole a nuevas especies.

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Profesor-Investigador Universidad Central de Venezuela • Miembro de la Academia Nacional de Ingeniería y Hábitat • Editor de la Revista Catálisis • Presidente (H) de la Sociedad Venezolana de...