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Mirla Perez | @mirlamargarita
El control totalitario no sólo niega la política, la anula, la elimina. Esta afirmación ya ha sido comprobada a lo largo de la historia, tanto en el régimen nazista como comunista en el mundo. Hitler, Stalin, Lenin, Fidel, etc., han sido practicante de esta verdad.
Esta práctica nos vino al encuentro. El chavismo y sus agentes nos sorprendieron, nos atraparon, han hecho de nosotros sus reos. La mentalidad totalitaria, no solo opera en sus agentes, sino que va actuando en la sociedad hasta lograr su dominio. Produce obediencia y ésta tiene distintas maneras de manifestarse.
Cuando hay obediencia, la política, arte de la diferencia y la pluralidad, no tiene lugar; en la esfera del dominio y el control nos encontramos con aparatos que someten. La coexistencia sólo funciona cuando el régimen totalitario marca la pauta. ¿Se puede coexistir? Sólo hasta que la existencia del otro no amenace la solidez y estabilidad de quienes someten.
En este camino tan duro, en el que vamos viendo como desaparecemos como interlocutores, como actores y sujetos, es imperativo que nos demos cuenta, como sociedad civil y política, que frente a un régimen totalitario no hay manera de sobrevivir siendo libres y distintos.
¿Por qué digo esto tan duro? Porque todavía veo gente de buena voluntad pensando que estos tipos que tienen el poder y el control son capaces de escuchar, que tienen la posibilidad de dialogar. Ante esto, es imperativo entender la naturaleza del mal que constituye a este sistema por dentro. No estamos frente a una dictadura clásica, estamos frente a una tiranía totalitaria, no se trata de diferencias semánticas ni políticas, se trata de eliminación humana. La diferencia se mide con terror, muertes, desplazamientos forzados, hambre, control, exterminio, etc.
El régimen dice: “bienvenido Luis Parra, en el momento que él considere, no estamos apurados… nosotros desde la Asamblea Nacional Constituyente hemos sido flexibles, Juan Guaidó cada vez que iba a sesionar era autorizado por nosotros y le prestábamos la seguridad sin problemas.”
Esta es la mentalidad, lógica y “razón” que condujo la existencia de los campos de concentración nazis. La fuente de la permisividad está en quien tiene el dominio, en quien tiene el poder: “La única victoria es el poder y el poder lo tiene el presidente Nicolás Maduro,” repiten constantemente.
¿Qué dice la voz del régimen? Sólo se puede existir del modo como el poder lo determine. Se coexiste en el sentido y forma que marca el sistema totalitario. No hay otra manera, es así de radical. Les voy a poner como ejemplo un pueblo del Estado Zulia, hoy zona de paz. Territorio tomado por el hampa que es uno de los modos de control humano-territorial favorecido por este sistema.
La extorsión, el sicariato, la trata, el hambre, la droga son actividades que han penetrado la cotidianidad del zuliano, ¿casualidad? No. Son acciones de un sistema que ha eliminado el estado de derecho. Veámoslo en una práctica que registro en mi diario de campo.
Domingo 12 de enero, 9 de la mañana, hombre emprendedor de 38 años, está en su casa con sus hijos, riega las matas mientras habla con su familia entra un sujeto, saca un arma y lo acribilla, sale de la casa y se va, nadie lo persigue, no hay detenidos. El mismo día y a la misma hora, ocurre algo similar en la casa del fondo, en la otra cuadra. Dos hombres jóvenes muertos por la extorsión porque se atrevieron a progresar, a tener negocios autónomos con una cierta rentabilidad y optaron por decir que no pagarían la extorsión.
Los dos jóvenes optaron por la libertad, por decir no a la extorsión, por decir no al sometimiento y al control. Optaron por la no co-existencia. ¿Cuál es el precio de la libertad? ¿Puede haber más terror que el que se deriva del hecho de entrar en tu propia casa y eliminarte?
En la realidad venezolana hay un punto en el que confluyen el terror, control, eliminación y sometimiento que se deriva del poder malandro y de la coacción “política”. Esta confluencia nos lleva a ubicar la naturaleza del estado como Criminal Totalitario.
El terror paraliza, ellos lo saben, ¿podemos ir contracorriente?
***
Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.
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Esta práctica nos vino al encuentro. El chavismo y sus agentes nos sorprendieron, nos atraparon, han hecho de nosotros sus reos. La mentalidad totalitaria, no solo opera en sus agentes, sino que va actuando en la sociedad hasta lograr su dominio. Produce obediencia y ésta tiene distintas maneras de manifestarse.
Cuando hay obediencia, la política, arte de la diferencia y la pluralidad, no tiene lugar; en la esfera del dominio y el control nos encontramos con aparatos que someten. La coexistencia sólo funciona cuando el régimen totalitario marca la pauta. ¿Se puede coexistir? Sólo hasta que la existencia del otro no amenace la solidez y estabilidad de quienes someten.
En este camino tan duro, en el que vamos viendo como desaparecemos como interlocutores, como actores y sujetos, es imperativo que nos demos cuenta, como sociedad civil y política, que frente a un régimen totalitario no hay manera de sobrevivir siendo libres y distintos.
¿Por qué digo esto tan duro? Porque todavía veo gente de buena voluntad pensando que estos tipos que tienen el poder y el control son capaces de escuchar, que tienen la posibilidad de dialogar. Ante esto, es imperativo entender la naturaleza del mal que constituye a este sistema por dentro. No estamos frente a una dictadura clásica, estamos frente a una tiranía totalitaria, no se trata de diferencias semánticas ni políticas, se trata de eliminación humana. La diferencia se mide con terror, muertes, desplazamientos forzados, hambre, control, exterminio, etc.
El régimen dice: “bienvenido Luis Parra, en el momento que él considere, no estamos apurados… nosotros desde la Asamblea Nacional Constituyente hemos sido flexibles, Juan Guaidó cada vez que iba a sesionar era autorizado por nosotros y le prestábamos la seguridad sin problemas.”
Esta es la mentalidad, lógica y “razón” que condujo la existencia de los campos de concentración nazis. La fuente de la permisividad está en quien tiene el dominio, en quien tiene el poder: “La única victoria es el poder y el poder lo tiene el presidente Nicolás Maduro,” repiten constantemente.
¿Qué dice la voz del régimen? Sólo se puede existir del modo como el poder lo determine. Se coexiste en el sentido y forma que marca el sistema totalitario. No hay otra manera, es así de radical. Les voy a poner como ejemplo un pueblo del Estado Zulia, hoy zona de paz. Territorio tomado por el hampa que es uno de los modos de control humano-territorial favorecido por este sistema.
La extorsión, el sicariato, la trata, el hambre, la droga son actividades que han penetrado la cotidianidad del zuliano, ¿casualidad? No. Son acciones de un sistema que ha eliminado el estado de derecho. Veámoslo en una práctica que registro en mi diario de campo.
Domingo 12 de enero, 9 de la mañana, hombre emprendedor de 38 años, está en su casa con sus hijos, riega las matas mientras habla con su familia entra un sujeto, saca un arma y lo acribilla, sale de la casa y se va, nadie lo persigue, no hay detenidos. El mismo día y a la misma hora, ocurre algo similar en la casa del fondo, en la otra cuadra. Dos hombres jóvenes muertos por la extorsión porque se atrevieron a progresar, a tener negocios autónomos con una cierta rentabilidad y optaron por decir que no pagarían la extorsión.
Los dos jóvenes optaron por la libertad, por decir no a la extorsión, por decir no al sometimiento y al control. Optaron por la no co-existencia. ¿Cuál es el precio de la libertad? ¿Puede haber más terror que el que se deriva del hecho de entrar en tu propia casa y eliminarte?
En la realidad venezolana hay un punto en el que confluyen el terror, control, eliminación y sometimiento que se deriva del poder malandro y de la coacción “política”. Esta confluencia nos lleva a ubicar la naturaleza del estado como Criminal Totalitario.
El terror paraliza, ellos lo saben, ¿podemos ir contracorriente?
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Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.