Hospital Miguel Pérez Carreño, ubicado en La Yaguara. DV

Un infierno.  Samary Cardel acudió hace dos semanas al hospital Miguel Pérez Carreño de El Paraíso, en Caracas. Su hijo presentaba un cuadro febril, llevaba varios días con temperaturas altas y dificultad para respirar.

Cuando ingresaron al niño a la unidad pediátrica del centro asistencial, ubicado en Yaritagua, municipio Libertador, lo dejaron en compañía de una treintena de pequeños pacientes. El diagnóstico médico: Neumonía. Los médicos y las enfermeras le dieron la atención adecuada.

Esta enfermedad por lo general es infecciosa o se transmite por un virus y con antibióticos se cura en corto tiempo. Lo que no sabía Cardel era el infierno, como ella misma lo describe, que le esperaba en el Pérez Carreño.

La semana pasada estuvieron cinco días sin agua y la que corre desde el martes no llega el vital líquido a Pediatría, donde los niños se enfrentan no solo a las enfermedades por las que son recluidos y la falta de medicinas, sino también a la escasez de agua que padece Caracas desde hace más de tres meses.

El hijo de Cardel se curó técnicamente de la neumonía, podría estar de alta y recuperándose en su casa. Pero no, su infierno sigue porque  contrajo una infección bacteriana producto de la contaminación en el área ante la falta de agua y la insalubridad que las mismas madres combaten.

Son ellas quienes deben lidiar ya no solo con sus hijos enfermos, sino también con el aseo y la falta de materiales de limpieza en ese hospital. Como pueden y cuando pueden bajan a la emergencia, 11 pisos para ser exactos. Allí se abastecen de agua para tratar de mantener limpios los baños, pero la escasez les gana. Las moscas, los malos olores y las aguas acumuladas en los inodoros son el denominador común.

Las propias mamás se deben encargar de la limpieza en un hospital sin agua

El hijo de Cardel ahora presenta vómitos y diarrea. Señala a Hidrocapital como el causante de la escasez, pero a la directiva del hospital de “lavarse las manos” y no buscar alternativas para remediar el panorama. Dos semanas lleva lidiando con su infierno.

“Nos dirigimos a dirección. Su respuesta fue negativa, porque según no es su competencia. Nos dirigimos hacia una oficina que según trabajan directamente con la presidencia del Seguro Social, pero quedaron en subir y nos cansamos de esperarlos”.

Las madres también lidian con la ausencia de antibióticos. Peregrinar por farmacias para encontrar precios más accesibles y ajustados a sus bolsillos, es otra de las añadiduras al infierno de tener a un hijo en un hospital donde la falta de agua hace que contraigan nuevas enfermedades.

El viacrucis del Pérez Carreño

El hospital Pérez Carreño también vive su propio infierno. Sin médicos ni personal de enfermería, que se ha marchado por el éxodo masivo de venezolanos al exterior, está al borde de un cierre técnico, según advirtieron los propios galenos a principios del pasado mes de junio.

Los médicos enfrentan la inseguridad, la falta de insumos, de personal especializado y algunas veces de la hostilidad de los familiares de los pacientes por la misma situación que afronta el recinto médico.

Foto: El Universal

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