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Hace tres años la situación no era muy diferente; según datos de la Red Defendamos la Epidemiología Nacional, la Sociedad Venezolana de Salud Pública y la Alianza Venezolana para la Salud (AVS), en Venezuela funcionaban cuatro unidades de radioterapia y de 85 equipos, 54 estaban inoperativos, 12 presentaban fallas y solo 16 operaban correctamente.

A la fecha, no hay una unidad de radioterapia que no tenga alguna máquina dañada, situación que pone en peligro a los pacientes. Este tratamiento se utiliza para tratar 31 tipos de cáncer, entre ellos los de mayor incidencia como el de mama y de cuello uterino.

Según datos proporcionados por trabajadores de centros de salud públicos a Efecto Cocuyo, el Hospital Oncológico Padre Machado trabaja con una tecnología ya obsoleta en Latinoamérica, la cobaltoterapia (que sirve para tratamientos con rayos gamma) y cuenta con un acelerador lineal (un equipo para suministrar rayos X).

Oncológico Luis Razetti permanece sin radioterapias y con fallas de agua

Otro centro de salud con cobaltoterapia es el Hospital Oncológico Luis Razetti, pero tienen su simulador dañado (fundamental para planificar el tratamiento antes de colocar al paciente en la máquina). A pesar de que cuentan con equipos viejos, la demanda de pacientes que solicitan el servicio es comparable con el que llega a un centro de salud tipo IV, como el Hospital Dr. Domingo Luciani.

La espera

En el Luciani están los equipos más nuevos con los que cuenta la red pública: un acelerador lineal que puede generar imágenes 2D y 3D. Sin embargo, la máquina solo saca imágenes 2D por la gran cantidad de pacientes que maneja cada día. Este centro de salud tiene dañado su tomógrafo simulador.

No se ofrece braquiterapia en el sistema público desde, aproximadamente, el año 2015. Los profesionales de la salud consultados detallaron que no se tiene permiso del Ministerio de Salud para traer desde el exterior el material radiactivo necesario para los tratamientos. A escala nacional, el único centro de salud público que tiene todo lo necesario para hacer braquiterapia es el Hospital Militar Dr. Carlos Arvelo.

La unidades de radioterapia se han ido desactivando, en parte, por el incumplimiento de los compromisos de pago del Ministerio de Salud con la empresa encargada del mantenimiento de las máquinas. Según datos de Poderopedia, Meditrón C. A, es la compañía que tuvo a cargo el cuidado técnico de los equipos de 17 hospitales. Desde agosto de 2016, la empresa no ha podido realizar sus labores por la deuda de 15 millones de dólares que mantenía el Ministerio.

Con las Unidades de Radioterapia centralizadas en la región capital, las listas de espera para recibir tratamiento son infinitas para pacientes que no pueden esperar. Hasta  diciembre de 2020, entre 600 y 700 personas formaban parte del listado del Domingo Luciani, cantidad no muy lejana a la lista del Oncológico Padre Machado.

En el Luis Razetti no se trabaja con listas de espera, solo abren historias si cuentan con el equipo para tratar al paciente. Aún con la unidad de radioterapia a media máquina, se atienden alrededor de 30 personas en la mañana y otras 20 personas en la tarde.

Esfuerzo entre muchos

Si a las unidades de radioterapia no está llegando el personal y la tecnología que se requiere para reparar y hacer mantenimiento a las máquinas, menos va a llegar lo más básico en el contexto de una pandemia: material de bioseguridad. “Tenemos que estar bregando por un tapaboca, botas quirúrgicas, por alcohol, cloro, cosas tan sencillas, nuestros centros están en una desidia”, mencionó un trabajador del Oncológico Luis Razetti a Efecto Cocuyo.

Los profesionales de salud, personal administrativo, vigilantes y otros trabajadores de los centros deben costear su propio material de bioseguridad.

La emergencia sanitaria por la presencia del COVID-19 en Venezuela ha hecho que parte importante de los recursos para salud se desvíen para cubrir la contención de la pandemia. El presidente de la Sociedad Anticancerosa de Venezuela (SAV), el doctor Cono Gumina, en entrevista para Efecto Cocuyo, comentó que se debe buscar la manera de promover campañas de detección precoz de cáncer que incluya a los actores gubernamentales, instituciones privadas y organizaciones médico-científicas.

En Venezuela la mortalidad por cáncer ha crecido 20%, cifra contraria la tendencia que presentan otros países. En las clínicas de prevención de la SAV se busca concientizar para que las personas se hagan sus estudios de diagnóstico precoz. No obstante, Gumina recalcó que el esfuerzo para mejorar el panorama de la atención del cáncer en el sistema público “n o puede ser de un solo lado”.

“Tenemos que tratar de ver cómo promovemos campañas de detección precoz para intervenir en el momento adecuado. Pero si eso no está en un proyecto del sistema nacional de salud, es imposible por los costos. Tiene que ser un programa mixto”, concluyó.

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