El Instituto de Oncología Dr. Luis Razetti (Iolr) ubicado en Cotiza, Caracas, acumula cuatro semanas sin aplicar radioterapias y aún durante la pandemia de coronavirus depende de cisternas para abastecerse de agua.
“El servicio de radioterapia, que es clave para el tratamiento del cáncer, estuvo funcionando hasta hace cuatro semanas cuando se dañó el simulador del equipo de radioterapia. El equipo debe disparar las radiaciones a un punto determinado. Previamente se hace un estudio para simular el blanco a donde va a disparar, pero al no tener blanco, no hay manera de poner el objetivo y no se puede dar radioterapia”, expresó un cirujano oncólogo del hospital.
Ahora no pueden recibir a los pacientes que requieren radioterapias y deben referirlos a otros centros asistenciales.
Durante la cuarentena para prevenir la propagación del coronavirus, el área de medicina interna oncológica se mantuvo abierta para la aplicación de quimioterapias. Aún se están aplicando, pero en el centro no cuentan con todos los equipos de protección individual, mucho más necesarios en entornos con pacientes inmunocomprometidos.
“Se está trabajando con los convencionales: doble tapabocas y lentes”, agregó el especialista.
El oncológico Luis Razetti no tiene agua corriente. Los trabajadores deben esperar que lleguen los camiones cisternas para reabastecer los tanques y poder tener agua, hecho que ya afectó al área de Pediatría en medio de la emergencia nacional. Personal afirma que no se realiza una limpieza periódica de las áreas comunes en salas de espera y alerta que la ausencia de agua puede incidir en la realización de las cirugías, que recién se reanudaron.
“Se empezó a operar el lunes de manera muy limitada. Es un comienzo muy frágil porque en cualquier momento que falte el agua, se viene abajo”, indicó el oncólogo.
Con la emergencia del coronavirus y las limitaciones de movilidad del personal, el oncológico también presenta déficit de personal de enfermería para las áreas de hospitalización. En lugar de tener cuatro enfermeras en una noche para cuidar 20 pacientes, solo tienen una o dos.
“Nuestras enfermeras y algunos médicos, bioanalistas, tienen que trabajar en dos y tres sitios en mañana, tarde y noche para poder subsistir. Hay enfermeras que trabajan una noche aquí y otra en otro hospital. Es una población flotante, que genera riesgo porque puede ir de un hospital a otro llevando la enfermedad, y con las fallas de transporte se agravan las posibilidades de desplazarse”, señaló
Ahora implementaron un sistema de trabajo por guardias para que el personal se divida entre cuatro o cinco equipos. Las consultas están restringidas: reciben nuevos pacientes a los que les puedan aplicar quimioterapias y que requieran cirugías. Los controles de pacientes curados siguen suspendidos y se mantiene la recepción de pacientes de emergencia.
Los laboratorios funcionan con una “batería de exámenes” muy limitada, al igual que Anatomía Patológica, mientras que el Banco de Sangre no puede hacer serología para analizar la sangre que se utilizará para las transfusiones.
A finales de 2019, la Sociedad Anticancerosa de Venezuela alertó sobre la inoperatividad “casi total” de los equipos de radioterapias en el sector público e instó a las autoridades a destinar recursos para prevenir y tratar el cáncer.
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