Al menos 13 niños con deficiencias renales que recibían tratamiento en el hospital José Manuel de los Ríos, principal centro pediátrico del país, han muerto desde que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Cidh) otorgara medidas cautelares a los pacientes del servicio de Nefrología.
Las medidas de protección emitidas por el órgano perteneciente a la Organización de Estados Americanos (OEA), el 21 de febrero de 2018, buscaban que el Estado venezolano tomara las acciones necesarias para garantizar la vida, la integridad personal y la salud de los niños, niñas y adolescentes. Pero solo ese año murieron dos adolescentes y tres niñas, de acuerdo con el registro de Efecto Cocuyo.
Carina Vergara, de 16 años, había sobrevivido al brote infeccioso que afectó al servicio en 2017. Un año después, el 14 de mayo de 2018, falleció por un derrame pleural y una endocarditis tras 20 días de hospitalización en el área de cuidados intermedios por falta de cupos en la terapia intensiva.
Casi un mes después murió Karla Romero, de 6 años. Tenía Síndrome de Fanconi y se trataba en la unidad de diálisis. Su informe indicaba que tenía anemia y, según su madre, también se había contaminado con una bacteria. En octubre partió Laura Araujo, de 1 año, la paciente más pequeña del servicio. Una infección urinaria complicó su condición renal.
En un mismo día, el 21 de noviembre, murieron una adolescente y una niña. Frannlys Herrera, de 16 años, murió en la mañana. En la tarde falleció Wilmely Mendoza, de 9 años. Había sobrevivido al brote de 2017. Aunque ambas tenían una infección bacteriana, murieron por complicaciones propias de la enfermedad, de acuerdo con la jefa del servicio del Nefrología.
A los nombres de Carina, Karla, Laura, Frannlys y Wilmelys se unieron los de Mariángel, Nohemí, Frandynson, Harold, Víctor, Dainer, Eliander y Andrés entre el primero de enero y el 19 de agosto de 2019.
2019: ocho niños hasta agosto
Mariángel Romero tenía insuficiencia renal. Provenía del estado Sucre. A sus 15 años murió la tarde del 2 de enero de un shock hipovolémico. Estaba hospitalizada desde octubre de 2018 por la bacteria Escherichia coli. Su catéter se contaminó, pero a finales de noviembre había sido sustituido por uno nuevo.
Seis días después partió Frandynson Torrealba. Padecía enfermedad renal crónica, cono medular anclado y vejiga neurogénica. Su familia había solicitado antibióticos por redes sociales debido a la ausencia del tratamiento en el hospital.
El 25 de enero, Harold Alcalá, de 11 años, sufrió un paro mientras recibía su tratamiento en la unidad de diálisis del J.M. Madres del servicio indicaron que su catéter estaba contaminado con una bacteria.
Conectado a su máquina de diálisis, Víctor Pacheco, de 13 años, murió el 18 de febrero. Había sobrevivido al brote infeccioso en el servicio de Nefrología en 2017.
El 7 de marzo falleció Nohemí Oliveros, de 15 años. Tenía síndrome nefrótico y sumaba 37 días hospitalizada. Según su acta de defunción, ingresó con una neumonía y luego se complicó por una bacteria intrahospitalaria. Finalmente murió producto de un shock séptico.
Dainer Magdaleno, de 3 años, también tenía síndrome nefrótico. Un cuadro de diarrea y vómitos, sumado a su enfermedad renal, lo complicó. Murió el primero de mayo. En varias ocasiones habían solicitado medicamentos para él porque no había en el hospital.
El 11 de julio falleció Eliander Bandres, de 10 años. Padecía enfermedad renal crónica. Murió debido a un shock séptico, producido por un germen agresivo, con inicio en la punta de su catéter de hemodiálisis.
El 19 de agosto partió Andrés Fernández, de 16 años, uno de los pacientes más emblemáticos del servicio. Acudía al J.M. de los Ríos desde pequeño. Durante su atención en el hospital, Andrés padeció intermitencias en el suministro de agua, fallas en la planta de ósmosis, apagones, desbordamiento de aguas residuales y contaminación de la unidad de diálisis.
Protección a 13 servicios
Dos días después de la muerte de Andrés, exactamente a 18 meses de las medidas que amparan a los niños de Nefrología, la Cidh extendió las medidas cautelares a 13 servicios del centro pediátrico. Uno de ellos es el servicio de Hematología, en el cual han muerto, entre enero y agosto de 2019, seis niños y un adolescente.
El área de Hematología, según la resolución 43/2019 de la Cidh, tiene problemas de infraestructura y filtraciones. La falta de medicamentos, los límites en la realización de las pruebas diagnósticas e irregularidades con la campana de flujo laminar han afectado su funcionamiento. Cuenta en promedio con solo ocho cupos de hospitalización, cinco médicos hematólogos y dos residentes de posgrado para la atención de aproximadamente 500 niños cada mes.
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