Comedor Hogar Bambi

Como una buena noticia y, al mismo tiempo, como una respuesta tardía. Así califica la nutricionista Yngrid Candela, docente e investigadora del Centro de Estudios del Desarrollo de la Universidad Central de Venezuela (Cendes-UCV), la llegada del Programa Mundial de Alimentos (PMA) al país para la atención de los niños y niñas más vulnerables. 

«Es una buena noticia, pero no sabemos exactamente cuál va a ser la dinámica de trabajo entre el gobierno y las instituciones públicas y el PMA, y cómo se va a articular con las agencias internacionales y las nacionales, que son las que en este momento están participando en el Plan de Respuesta Humanitaria», dijo a Efecto Cocuyo

Según la especialista, el PMA, respaldado por otras agencias de Naciones Unidas, había solicitado su ingreso al país desde 2019. Para la doctora en Nutrición, aunque finalmente se logró la aprobación, puede considerarse una «respuesta muy tardía» a la situación, que se había denunciado en los últimos años y que ya había comenzado a atenderse por algunas organizaciones pero sin la cobertura necesaria.

Candela, quien también es asesora del Grupo Social Cesap, socio de los clústeres de Nutrición y Seguridad Alimentaria del Plan de Respuesta Humanitaria coordinado por Naciones Unidas, el principal objetivo de las operaciones del PMA en el país está orientado a paliar el hambre en los niños: disminuir las situaciones de hambre a través de la asistencia humanitaria.  

«Lo primero que resuelve la atención a las emergencias es una situación de hambre, pero resolver una situación de hambre representa para cualquier agencia al menos cubrir un 60% de las necesidades calóricas diarias, de hecho ese es nuestro enfoque cuando implementamos proyectos de asistencia a una emergencia», indicó. 

El plan buscará proporcionar comidas nutritivas a niños y niñas, particularmente en las escuelas de educación preescolar y especial, con la meta de 185.000 niños y niñas en 2021, hasta llegar a 1,5 millones a finales del año escolar 2022-2023. 

La experta en políticas públicas en alimentación y nutrición destaca que el segundo objetivo es lograr que los niños no caigan en cuadros de desnutrición. 

«Lo segundo es prevenir la desnutrición aguda, que es el bajo peso para la talla en niños. El tercero es tratar de cubrir las necesidades de micronutrientes: hierro, vitamina A, calcio, Zinc, que son esenciales, críticos en estos casos, porque nos ayudan a prevenir infecciones, a promover el crecimiento», explicó. 

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Tres ejes 

De acuerdo con Candela, el Programa de Alimentación Escolar (PAE) que implementaba Venezuela se deterioró en los últimos años. Ahora, momento en el que el PMA anunció que también invertirá en la rehabilitación de los comedores escolares, se espera que otro de los beneficios sea la ejecución de ajustes para que los niños puedan recibir una alimentación adecuada a través de este programa.

Pero para la experta, la atención incluso debería ir más allá, extenderse hasta los estudiantes de 14 y 15 años que se pueden atender a través del PAE e incorporar a las familias y los maestros.

«Ojalá el programa contemple la asistencia a las familias, porque eso es lo positivo de las estrategias que se implementan focalizadas en el sistema educativo, que no solamente pasan a los niños sino que también alcanzan a los hogares en los que los niños se desenvuelven», añadió. 

Además de los niños y niñas y las familias, Candela destaca la importancia de brindar atención al docente, pues otro fenómeno que asoman las organizaciones que trabajan con colegios es que los maestros y maestras también están en situaciones de hambre por sus bajas remuneraciones, las cuales no alcanzan para cubrir gastos alimentarios. 

«Creo que la atención debería estar focalizada en estos tres ámbitos o grupos, tanto niños como el hogar y el docente», dijo. 

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A la espera de la estrategia

Yngrid Candela resalta que todavía desconocen cómo se ejecutarán las acciones del PMA para la atención de niños y niñas, si abarcarán también educación primaria y secundaria, o cuál será la vía de implementación,

«Todavía no conocemos cuál va a ser la estrategia que va a utilizar el PMA en este nivel ni el tipo de alianzas que va a tener. Obviamente primero es con el gobierno, pero no sabemos si va a articular con otras agencias internacionales que están trabajando en el plan de respuesta humanitaria, y tampoco sabemos cómo va a ser la alianza con las organizaciones locales, tanto ONG como organizaciones de la Sociedad Civil», afirmó.

La nutricionista explica que dos maneras de cubrir las necesidades son a través de comidas calientes servidas en comedores o mediante canastas alimentarias que las familias, previa formación y sensibilización, lleven a sus hogares. 

«Tampoco sabemos bajo qué modalidad se va a trabajar, si va a ser con una canasta o a través de plato caliente para llevar, porque sabemos que dentro de las instituciones o escuelas, por la emergencia del COVID-19, no pueden ofrecer comida caliente en el sitio, que es la modalidad bajo la cual se maneja el Programa de Alimentación Escolar», expresó. 

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El impacto de la operación

La asesora resalta que los proyectos que se ejecutan en situaciones de emergencia no inciden directamente en el crecimiento del niño, que es un proceso a largo plazo. Sin embargo, mientras el niño esté protegido y reciba una alimentación adecuada, su crecimiento puede verse favorecido. 

«El niño que hasta ahora tenemos en desnutrición crónica, que así lo llamamos, que es igual a hablar de retraso del crecimiento, es un niño que ya perdió esa talla. Lo que nos queda es permitirle a él que retome ese canal de crecimiento al menos para que se detenga ese proceso», destacó. 

En ese escenario, Candela espera que puedan incluirse suplementos alimentarios se puedan cubrir las necesidades de vitaminas y nutrientes: «Son vitales no solamente para recuperar al niño que está en desnutrición, que está en riesgo, sino para todos, para garantizar al menos que con estas reservas de nutrientes puedan canalizar su crecimiento y desarrollo». 

Más allá de la atención nutricional, la investigadora del Cendes-UCV destaca que las organizaciones están en busca de formas para trabajar el ámbito de medios de vida y así tener un impacto en el área de desarrollo, un proceso que según Candela requiere de mucha articulación y recursos.

«No es solamente proveer asistencia directa, sino fortalecer capacidades que les permitan a las personas tener sus propios ingresos, ser protagonistas de su desarrollo. Estamos trabajando en emergencia pero mirando el desarrollo no solamente de las personas sino también del país», aseguró. 

 

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