Mientras Nicolás Maduro insiste en que la oposición y Estados Unidos le dieron «una puñalada en la espalda» a las negociaciones en México con la detención del empresario colombiano, Alex Saab, voceros de la oposición como Gerardo Blyde (jefe de la delegación opositora que fue al país azteca) y Freddy Guevara (integrante del grupo) aseguran que dicho proceso aún no se da por terminado.
Las conversaciones que cuentan con la mediación de Noruega están paralizadas desde el 16 de octubre de 2021, cuando la delegación de Miraflores, encabezada por Jorge Rodríguez, se levantó de la mesa, tras la extradición de Saab de Cabo Verde para ser sometido a la justicia estadounidense.
Analistas políticos consultados por Efecto Cocuyo tampoco dan por concluidos los intentos de negociación, al considerar que existen todavía algunos incentivos, tanto para el gobierno de Maduro como para quienes lo adversan, por volver a la mesa. Esto, pese a que actualmente Miraflores no muestre mayor interés en reanudar las conversaciones.
«Los incentivos están dados por el tema de las sanciones internacionales, tanto individuales como económicas, principalmente petroleras. La oposición con Juan Guaidó y el G4 dan muestras de querer volver a sentarse, mucho más que el gobierno, que mantiene la excusa de Álex Saab, a sabiendas de que no depende de la oposición sino de la justicia de Estados Unidos», señala la consultora política Carmen Beatriz Fernández.
Otro indicativo de que el proceso no ha llegado a su fin, a juicio de Fernández, es que Rusia, uno de los principales países aliados del gobierno de Maduro, a través de su Cancillería, ha expresado que las negociaciones en México son ineludibles y que una salida a la crisis venezolana debería salir de allí.
Precaución
El pasado 29 de enero, la agencia Bloomberg reveló que un sector de la oposición, encabezada por Guaidó, habría propuesto a EE. UU. flexibilizar las sanciones contra el gobierno de Maduro, a cambio de que acepte regresar a México.
Para Fernández, dicha estrategia podría tener un efecto contrario: si se alivian las sanciones, Miraflores no tendrá razones para sentarse. Indica que dicho frente, además de establecer una defensa ante el proceso en la Corte Penal Internacional (CPI) por crímenes de lesa humanidad, dominará el interés del gobierno venezolano para este 2022.
«Se pensó que el esfuerzo por independizar el Poder Judicial y el fortalecimiento de la administración de justicia en Venezuela saldría de México, pero vino la suspensión. Ahora, el oficialismo avanza en la línea del establecimiento del Comité de Postulaciones Judiciales y si esto resulta bien visto por la CPI, el gobierno no necesitaría volver a México, pero si no es un proceso limpio puede querer volver», apunta.
Durante una entrevista con el medio Analítica, este 3 de febrero, Blyde pidió a Maduro frenar la designación de un nuevo TSJ por el camino que va, con un Comité de Postulaciones Judiciales con mayoría del chavismo. Instó al gobernante a reflexionar y volver a México. Admitió e ese espacio que del lado opositor se trabaja por la reanudación de las conversaciones, incluso con la incorporación de un « grupo de amigo » del proceso, conformado por diez países bajo la coordinación del Vaticano y Naciones Unidas.
«Maduro piensa que si puede haber un TSJ negociado con ciertos actores locales puede montar una impostura que sea potable a los ojos de la CPI, y no necesita para nada a México. Blyde se anticipa y llama la atención internacional ante lo que luce como una impostura », acota Fernández.
De concretarse el regreso, la analista dijo que Maduro intentará alcanzar acuerdos de índole económico, social, pero con una cesión mínima de su poder, lo cual implica que no aceptará presidenciales adelantadas. Sostiene que no es lo ideal puesto que las soluciones a la crisis pasan por un cambio político cuanto antes.
«Es el país el que está urgido de volver a México, que el gobierno no lo vea es otra cosa. El conflicto venezolano que produce una inestabilidad creciente en todo el continente no se puede resolver de manera unilateral, requiere de acuerdos sustantivos en distintos órdenes: económico, político, que incluye garantías electorales, institucionales para el restablecimiento de la República liberal, no solo de la democracia», advierte.
Necesidad de reconocimiento
De acuerdo con Bloomberg, un funcionario del Departamento de Estado de EE. UU. manifestó que su gobierno no tiene prevista ninguna acción en específico en cuanto a las sanciones.
«EE. UU., junto con nuestros socios y aliados, busca utilizar la presión multilateral para llevar a Venezuela hacia una solución democrática», dijo la fuente a la agencia.
El doctor en Ciencias Políticas, Daniel Varnagy, coincide en que hay intereses internacionales en torno a las negociaciones en México, pero apunta especialmente a los aliados del gobierno de Maduro.
Esto, señala, porque existe preocupación por la aprobación de ciertas leyes en la Asamblea Nacional con mayoría del chavismo, entre ellas la del Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras, que buscan desestimular el pago en divisas y podrían afectar las importaciones desde Miraflores y las inversiones.
El profesor titular de la Universidad Simón Bolívar agrega otro incentivo que aplica a cada bando político: la necesidad de reconocimiento.
«Maduro tiene el poder en el territorio, apoyado por los militares, pero no el reconocimiento internacional. Mientras que Guaidó no tiene poder que negociar, pero necesita recuperar protagonismo y relevancia en la agenda nacional e internacional porque la creencia de que podría lograr un cambio ya no existe», asevera.
De reanudarse las negociaciones en México, más allá de los objetivos de cada lado, Varnagy no espera que el país resulte beneficiado con acuerdos reales y tangibles, traducidos en soluciones concretas para los problemas que aquejan a los venezolanos en los distintos ámbitos. Añade que en la mesa no está una delegación de la sociedad civil que no se siente representada ni por Maduro ni por Guaidó, pero quiere que se alcancen acuerdos.