El propósito del concierto es mostrar otra cara de Petare

Por Oscar Doval

Ayer fue Día de Reyes, para mí pasó sin pena ni gloria, un poco porque no es una fiesta muy celebrada en Venezuela (a diferencia de Halloween y Thanksgiving, que ya se han vuelto celebraciones patrias); otro poco, por el cansancio de las Navidades y también por el ratón emocional de tener que madrugar, e inexorablemente incorporarse a la rutina diaria.

Quizás, además, por la mala nota del COVID-19, que no solamente radicalizó la cuarentena esta semana, sino que además amputó bastante los encuentros navideños (en mi caso particular, no los pude disfrutar con mi viejo que ya llega a los 94 años).

Aunque sea semana de cuarentena, nuestra empresa no cierra porque presta servicios financieros. Suelo llegar temprano a la oficina, mala costumbre de quien es pobre de origen y de quien es viejo, dice un amigo mío, y yo cumplo con los dos criterios. Muchas veces coincido con Eloísa, quien ya está trabajando al entrar en mi oficina.

Cuando me ve, después de saludarme, con una sonrisa inmensa, dejando entrever una blancura radiante, que contrasta con el negro atezado de su piel, y su pelito corto, afro, estiradito y ladeado; pasa a apurarse, y a un ritmo precipitado y hasta frenético, quiere con su trapito y coleto, ultimar en pocos segundos, lo que le falta por limpiar.

Siempre le regreso una sonrisa, pelando todo diente que tengo y no tengo, y le digo lo mismo: “Hola, Eloísa, tranquila, tómese su tiempo”. Mientras tanto, acomodo la silla, abro la laptop, acomodo el cablerío, etc. Ella permanece en silencio, sigue presurosa, hasta que ultima su labor y sale, discretamente, sin hacer ruido alguno, como si de puntillas caminara, y un apenas audible: “Que tenga buen día, doctor”, musita antes cerrar la puerta.

Hoy vi a Eloísa. No sé por qué carajo se me ocurrió preguntarle una cantidad de cosas que flotan en mi mente estos días. Incluso, se trata de cosas que me atribulan. ¿Por qué a Eloísa? Bueno, la verdad no sé. Quizás porque para mí representa algo puro y elemental. Quizás porque me da confianza la constancia demostrada en su trabajo diario. Quizás porque representa a la mayoría de la población de mi patria. Quizás por su sonrisa. Quizás, simplemente, porque estaba ahí:

—Eloísa, ¿puede sentarse un minuto? —Y entonces puso una cara de asustada, pensaría que la iba a botar, o qué sé yo. Continué. —Eloísa, ¿quién considera usted que es el presidente de Venezuela?

Maduro, pues, ¿quién va  a ser? —dijo con una seguridad absoluta.

—Eloísa, ¿y entonces Guaidó?

Bueno, él cree que es el presidente también, porque la oposición lo puso ahí, pero Maduro es el que manda.

—¿Y a usted le gusta Maduro?

Ay, doctor, a mí me gustaba Chávez; él sí nos entendía e hizo mucho por nosotros, la gente pobre. Maduro me gusta menos, pero es el que manda ahora. La verdad es que al principio fue muy mal presidente, pero ahora las cosas están mejor. Hace como 2 o 3 años, en el 2017 y 2018, yo estaba trabajando para una de esas compañías de limpieza, y no tenía nada que llevar para la casa. Menos mal que los muchachos estaban todos grandes. Estábamos muy apretados, ¿sabe? Comíamos una vez al día y olvídese de carne, pollo y esas cosas. Pura arepa, pasta, a veces con mayonesa, a veces con queso rallado. Bueno, pues, lo que había.

—¿Y ahora están mejor?

Sí, doctor, mucho mejor. Bueno, ya desde el año 2019 y, el año pasado, con todo y la pandemia, estamos mucho mejor. Hay más dinero en la calle, hay dólares. Bueno, fíjese, ustedes me pagan en dólares. A mi marido y a mis hijos también les pagan en dólares. Además uno se puede rebuscar. Por ejemplo, yo cuando salgo de aquí, de la oficina, hago tortas en mi casa y las vendo en el barrio. Me las compran para merendar. Y también hago tortas de cumpleaños, y con eso me gano mis dolaritos. Rubén, mi esposo, también hace su dinero arreglando carros y motos allá mismo en el barrio. Él es latonero y trabaja por su cuenta. Cobra más barato que los talleres, y la gente se gasta sus dólares para que los carros y las motos se les vean finas. Y eso es en San Blas, doctor. Usted sí sabe dónde queda, ¿verdad?

—Sí, en Petare. ¿Y las CLAP le llegan?

Sí, doctor, a veces mejores, a veces más flaquitas, pero sí nos llegan. Y eso ayuda, ¿sabe? También ahora en Navidades nos llegaron perniles, bien buenos. A nosotros nos llegaron dos, uno por mi carnet de la patria y otro por mi esposo.

—¿Por qué dice que Chávez era mejor que Maduro, si ahora usted dice que al menos económicamente, pueden?

Ah, bueno, doctor, con Chávez teníamos más que comida. ¡Con Chávez teníamos dignidad!

—¿Cómo es eso?

Las misiones, doctor, las misiones. Teníamos Mercal para la comida, Barrio Adentro y los CDI, con atención médica de primera. Hasta la operaban a una si hacía falta y le daban todas las medicinas gratis. Teníamos misiones educativas. Yo con la misión Robinson aprendí a leer, porque yo vengo de un pueblito pobre, pobre de verdad, que se llama Carmona, en Barranquilla y allí no teníamos escuela ni nada. Yo a los 7 años ya estaba trabajando cuidando niños, y después más grandecita me vine a Venezuela. Por cierto, Chávez también me hizo Venezolana, me nacionalizó. Además, mis tres muchachos todos son graduados de la universidad, ¿sabe? De la Universidad Bolivariana. Dos son abogados y una es administradora. Y todos están trabajando. ¿A usted no le parece que Chávez nos dio dignidad? Yo, de Carmona, analfabeta, y ahora sé leer y escribir y tengo tres hijos profesionales y dos son doctores, como usted. También apliqué a la Misión Vivienda, pero no nos dio tiempo de que nos dieran nuestra casita porque Chávez se murió, y bueno…

—Y Maduro, ¿por qué no ha seguido con todo eso de Chávez, pues?

Bueno, por dos cosas, porque hay demasiada corrupción en el gobierno, doctor. Y todo el dinero que hizo Chávez en su gobierno para los pobres, se lo robaron.

—¿Quién?

Bueno, la misma gente del gobierno, que dicen que son chavistas, pero no son chavistas nada. Si no, no hubiesen robado así. También los americanos con eso de las sanciones, lo que han hecho es perjudicarnos a todos. ¿Usted no ve, que el gobierno no puede sacar petróleo, no llega gasolina y el gobierno no tiene plata para ayudar a la gente como antes?

—¿Y por qué usted cree que pusieron esas sanciones?

Para sacar del gobierno a Maduro y todos los chavistas. Los americanos quieren quedarse con todas las riquezas de Venezuela: petróleo, oro, diamantes, todas esas cosas. Y Chávez y los chavistas, les echaron un parado. Por eso es que ponen todas esas sanciones, doctor, la guerra económica, pues. Por eso le digo, entre la corrupción y las sanciones, estamos peor que en la época de Chávez.

—¿Y usted qué piensa de las elecciones de la AN?

Bueno, yo sí fui a votar, a mí me parece que le están poniendo orden al gobierno. ¿Qué broma es esa de tener una Asamblea de Guaidó, otra del Gobierno y la Constituyente? No, señor, una sola Asamblea Nacional. Y, bueno, ya fue electa, y ganó el gobierno la mayoría de los puestos porque la oposición no quiso participar. Problema de ellos que no quieren ser demócratas.

—¿A usted Guaidó, Leopoldo López y el resto de la oposición no le parecen demócratas?

—No, esos dos menos que nadie. ¿No se acuerda que quisieron dar un golpe de Estado en el año 2019?, que lo que hicieron fue ridículo, porque estaban ahí solos, en la Carlota. Y Guaidó, doctor, se acaba de nombrar él mismo, solito, de nuevo, presidente de Venezuela ahora en diciembre, sin haberlo elegido el pueblo. ¿Eso es ser demócrata? Alguien que se nombra presidente a sí mismo es un dictador, ¿o no?

—¿Y qué le parece lo que pasó ayer con los gringos, vio que Trump,no quiere dejar el gobierno y cederle el poder al nuevo presidente electo, Biden, y que además asaltaron el Capitolio, el congreso de ellos?

—Bueno, ahí tiene otro ejemplo, de lo que es ser un dictador. Ese Trump a mí nunca me gustó. Por culpa de él es que le pusieron las sanciones a Venezuela.

—¿Podría decirse que usted es chavista?

No, doctor, yo no soy política ni me interesa la política,  yo respaldo a quien está con el pueblo, y Chávez sí estuvo con el pueblo. Los de la oposición quieren todo para ellos, y no les importan los pobres. Bueno, no sé si todos, pero casi todos. Usted sí tiene cara de ser de oposición, ¿verdad?

—No crea, no crea, Eloísa, considero que se me está curando ese mal. Tampoco me ponga como chavista, hay cosas que no me gustan de esa esquina. La verdad, ya no sé qué soy.

Gracias mi querida Eloísa por regalarme tu sabiduría y ayudarme a indefinirme políticamente. Al menos sabiendo lo que uno no es, lo que uno no quiere, puede comenzar un nuevo andar.

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Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.

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