El delivery llegó para quedarse en Venezuela. Durante el primer año de la pandemia del COVID-19, las carnicerías, los supermercados, los restaurantes, las franquicias de comidas y hasta tiendas de celulares y videojuegos entraron en la carrera de una rápida adaptación para hacer entregas a domicilio. Aunque el consumo del venezolano se concentró como nunca antes en lo más esencial: la cesta básica de alimentos y los productos de cuidado personal.
“La pandemia aceleró la curva del delivery. Fue el momento en que los negocios entendieron que el delivery tiene que jugar un rol en sus esquemas. Desde abril y mayo hasta septiembre del año pasado, se vio el incremento de la entrega a domicilio y eso hizo que mucha gente pensara que es una alternativa para sus negocios”, explicó Pedro Quintana, socio director de la firma Atenas Grupo Consultor, en entrevista para Efecto Cocuyo.
Las grandes cadenas de supermercados y farmacias tuvieron que reforzar la entrega de pedidos en casa, que durante varios años solo fue un pequeño experimento para las zonas más exclusivas en Caracas. Pero el cambio ocurrió, sobre todo, en los pequeños negocios que se vieron forzados a utilizar la entrega a domicilio como su línea principal de ventas, en especial hasta que llegaron las primeras semanas de flexibilización en junio de 2020 y pudieron abrir de nuevo los locales comerciales.
Un sondeo de Atenas Grupo Consultor brinda una fotografía de lo mucho que avanzó el delivery en el país apenas en un año. 84% de los encuestados manifestó que había comprado algo con entrega a domicilio, en una muestra nacional realizada en febrero 2021 y que incluyó a 2.120 hogares.
Aunque el dato más relevante es que 71% de estos compradores utilizó el delivery propio del negocio. En otras palabras, estas compras no se hicieron a través de las cadenas de PedidosYa, Yummy, Ubii Go o Tráetelo que son la cara visible del fenómeno en las calles venezolanas.
Ordenar los productos desde el celular y recibirlos en casa creció en importancia no solo por los riesgos de salud asociados al nuevo coronavirus, sino también por las complicaciones con el combustible en el país que tuvieron su punto más agudo en medio de la cuarentena radical de 2020.
Pagar por el servicio de entrega se volvió más rentable para el consumidor que salir a la calle. A pesar de que era una apuesta en cuanto a seguridad, la mayoría de las ventas se cerraron en conversaciones que involucraban dejar datos personales en conversiones de WhatsApp.
“El cambio fue muy abrupto para muchos negocios. Compras por Instagram y mandan a un mensajero que te hace el envío, pero corres el riesgo, porque no tienes cómo monitorearlo. La tecnología de las grandes cadenas de envío es lo que ayudó a que la gente tenga confianza y haga los pedidos”, apuntó Richard Ujueta, presidente de la Cámara Venezolana de Comercio Electrónico (Cavecom-E), en entrevista para Efecto Cocuyo.
Establecer la confianza también fue un movimiento que hizo falta con las franquicias de comida rápida, los restaurantes y el resto de las farmacias que sumaron sus catálogos de productos a las aplicaciones celulares de envío que también están en otros países latinoamericanos como PedidosYa.
“Enfocamos el negocio para cobrar una comisión de venta por pedido procesado. Si no vendes, no pagas nada. Algunos nos preguntaron por qué comisiones tan altas y eso es porque tenemos un negocio pensado a largo plazo y desde el día cero queremos que los comerciantes conozcan cuáles son los costos asociados”, explicó Daniel Pessolano, director ejecutivo de PedidosYa Venezuela, en entrevista telefónica.
Convencer a los restaurantes de entregar una comisión que puede moverse entre 15% y 20% por cada orden tampoco fue sencillo y se logró, sobre todo, con las cadenas de las franquicias. No en vano, hamburguesas, pizzas, sushi y pollo frito son los cuatro productos más vendidos por PedidosYa desde que entraron al mercado venezolano en octubre 2020.
Fuera de las aplicaciones celulares, el mundo del delivery venezolano se mueve a otro ritmo. Negocios como las carnicerías que armaron combos completos y aquellos vendedores de charcutería y vegetales con listas de compradores habituales son quienes acumulan los éxitos más estables. Esto gracias a que organizaron sus entregas en zonas delimitadas con sus propios mensajeros y aceptan dólares en efectivo.
“La mayor proporción de las aplicaciones de delivery solo acepta tarjetas internacionales. Ahora es que se abren a otras opciones como el Pago Móvil o las transferencias, pero creemos que esta forma delivery no ha tenido mayor penetración es por las comisiones altas. En Venezuela se trata de un porcentaje que se entrega de la ganancia y eso es complicado para muchos negocios”, argumentó Alexander Cabrera, socio director de Atenas Grupo Consultor.
Las aplicaciones como PedidosYa o Yummy le apuestan a los platos de comida preparada, que son el fuerte también en otras latitudes como Argentina o Colombia. Sin embargo, los venezolanos apenas destinan 4% de sus gastos a este rubro, de acuerdo con la muestra de Hogares de Atenas Grupo Consultor.
Un 80% del consumo del venezolano se concentra en la cesta básica de alimentos y algunos productos de cuidado personal y del mantenimiento del hogar como el cloro o el alcohol, que son los únicos productos que permiten una desinfección completa del nuevo coronavirus.
“Lo que estamos viendo es una concentración muy fuerte en cesta básica de alimentos, en los tamaños pequeños de los productos y que la gente le da mucha importancia a los precios. Algo que resulta en una pelea injusta, porque en las 20 categorías principales todos los productos nacionales son más costosos que los importados. Salvo en los refrescos”, detalló Cabrera.
La pandemia del COVID-19 jugó a favor de la adopción de los pedidos a domicilio, pero ese no fue el único cambio de hábito del consumidor venezolano. La compra de tamaños más pequeños, de menores cantidades de productos y de un protagonismo en los alimentos fue consecuencia de una ola que empezó más atrás con la hiperinflación en 2017.
Foto principal: PedidosYa
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El delivery llegó para quedarse en Venezuela. Durante el primer año de la pandemia del COVID-19, las carnicerías, los supermercados, los restaurantes, las franquicias de comidas y hasta tiendas de celulares y videojuegos entraron en la carrera de una rápida adaptación para hacer entregas a domicilio. Aunque el consumo del venezolano se concentró como nunca antes en lo más esencial: la cesta básica de alimentos y los productos de cuidado personal.
“La pandemia aceleró la curva del delivery. Fue el momento en que los negocios entendieron que el delivery tiene que jugar un rol en sus esquemas. Desde abril y mayo hasta septiembre del año pasado, se vio el incremento de la entrega a domicilio y eso hizo que mucha gente pensara que es una alternativa para sus negocios”, explicó Pedro Quintana, socio director de la firma Atenas Grupo Consultor, en entrevista para Efecto Cocuyo.
Las grandes cadenas de supermercados y farmacias tuvieron que reforzar la entrega de pedidos en casa, que durante varios años solo fue un pequeño experimento para las zonas más exclusivas en Caracas. Pero el cambio ocurrió, sobre todo, en los pequeños negocios que se vieron forzados a utilizar la entrega a domicilio como su línea principal de ventas, en especial hasta que llegaron las primeras semanas de flexibilización en junio de 2020 y pudieron abrir de nuevo los locales comerciales.
Un sondeo de Atenas Grupo Consultor brinda una fotografía de lo mucho que avanzó el delivery en el país apenas en un año. 84% de los encuestados manifestó que había comprado algo con entrega a domicilio, en una muestra nacional realizada en febrero 2021 y que incluyó a 2.120 hogares.
Aunque el dato más relevante es que 71% de estos compradores utilizó el delivery propio del negocio. En otras palabras, estas compras no se hicieron a través de las cadenas de PedidosYa, Yummy, Ubii Go o Tráetelo que son la cara visible del fenómeno en las calles venezolanas.
Ordenar los productos desde el celular y recibirlos en casa creció en importancia no solo por los riesgos de salud asociados al nuevo coronavirus, sino también por las complicaciones con el combustible en el país que tuvieron su punto más agudo en medio de la cuarentena radical de 2020.
Pagar por el servicio de entrega se volvió más rentable para el consumidor que salir a la calle. A pesar de que era una apuesta en cuanto a seguridad, la mayoría de las ventas se cerraron en conversaciones que involucraban dejar datos personales en conversiones de WhatsApp.
“El cambio fue muy abrupto para muchos negocios. Compras por Instagram y mandan a un mensajero que te hace el envío, pero corres el riesgo, porque no tienes cómo monitorearlo. La tecnología de las grandes cadenas de envío es lo que ayudó a que la gente tenga confianza y haga los pedidos”, apuntó Richard Ujueta, presidente de la Cámara Venezolana de Comercio Electrónico (Cavecom-E), en entrevista para Efecto Cocuyo.
Establecer la confianza también fue un movimiento que hizo falta con las franquicias de comida rápida, los restaurantes y el resto de las farmacias que sumaron sus catálogos de productos a las aplicaciones celulares de envío que también están en otros países latinoamericanos como PedidosYa.
“Enfocamos el negocio para cobrar una comisión de venta por pedido procesado. Si no vendes, no pagas nada. Algunos nos preguntaron por qué comisiones tan altas y eso es porque tenemos un negocio pensado a largo plazo y desde el día cero queremos que los comerciantes conozcan cuáles son los costos asociados”, explicó Daniel Pessolano, director ejecutivo de PedidosYa Venezuela, en entrevista telefónica.
Convencer a los restaurantes de entregar una comisión que puede moverse entre 15% y 20% por cada orden tampoco fue sencillo y se logró, sobre todo, con las cadenas de las franquicias. No en vano, hamburguesas, pizzas, sushi y pollo frito son los cuatro productos más vendidos por PedidosYa desde que entraron al mercado venezolano en octubre 2020.
Fuera de las aplicaciones celulares, el mundo del delivery venezolano se mueve a otro ritmo. Negocios como las carnicerías que armaron combos completos y aquellos vendedores de charcutería y vegetales con listas de compradores habituales son quienes acumulan los éxitos más estables. Esto gracias a que organizaron sus entregas en zonas delimitadas con sus propios mensajeros y aceptan dólares en efectivo.
“La mayor proporción de las aplicaciones de delivery solo acepta tarjetas internacionales. Ahora es que se abren a otras opciones como el Pago Móvil o las transferencias, pero creemos que esta forma delivery no ha tenido mayor penetración es por las comisiones altas. En Venezuela se trata de un porcentaje que se entrega de la ganancia y eso es complicado para muchos negocios”, argumentó Alexander Cabrera, socio director de Atenas Grupo Consultor.
Las aplicaciones como PedidosYa o Yummy le apuestan a los platos de comida preparada, que son el fuerte también en otras latitudes como Argentina o Colombia. Sin embargo, los venezolanos apenas destinan 4% de sus gastos a este rubro, de acuerdo con la muestra de Hogares de Atenas Grupo Consultor.
Un 80% del consumo del venezolano se concentra en la cesta básica de alimentos y algunos productos de cuidado personal y del mantenimiento del hogar como el cloro o el alcohol, que son los únicos productos que permiten una desinfección completa del nuevo coronavirus.
“Lo que estamos viendo es una concentración muy fuerte en cesta básica de alimentos, en los tamaños pequeños de los productos y que la gente le da mucha importancia a los precios. Algo que resulta en una pelea injusta, porque en las 20 categorías principales todos los productos nacionales son más costosos que los importados. Salvo en los refrescos”, detalló Cabrera.
La pandemia del COVID-19 jugó a favor de la adopción de los pedidos a domicilio, pero ese no fue el único cambio de hábito del consumidor venezolano. La compra de tamaños más pequeños, de menores cantidades de productos y de un protagonismo en los alimentos fue consecuencia de una ola que empezó más atrás con la hiperinflación en 2017.
Foto principal: PedidosYa