La crisis del diésel terminó por encarecer los alimentos producidos en Venezuela. Las fallas en la distribución de este combustible obligaron a los agroproductores a comprarlo en el mercado negro para continuar con las operaciones de siembra, recolección y traslado de los alimentos. El resultado se ve ahora en un diferencial de precio amplio entre los productos nacionales y los importados que llegan desde Colombia.
Un estudio de seguimiento de los precios en los anaqueles hecho por la organización no gubernamental Ciudadanía en Acción encontró que las hortalizas como las zanahorias y las cebollas fueron de los sectores más afectados frente a los productos que llegan a los estados fronterizos como Táchira o Zulia desde el país vecino.
Esta crisis del diésel afectó también a los precios de otros rubros como las papas y las cosechas de frutas en los estados andinos venezolanos.

“En Colombia, un litro de diésel se vende por 0,55 dólares, mientras que los productores venezolanos llegaron a pagar hasta 1,54 dólares por cada litro” apuntó Edison Arciniega, director de Ciudadanía en Acción, en medio del foro “Situación del sector agrícola y pecuario en Venezuela” celebrado esta semana.
El diferencial de precios de los alimentos nacionales es tan amplio con Colombia, que ahora las cosechas vecinas no solo se venden en las ciudades venezolanas fronterizas sino que llegan hasta los mercados populares en Barquisimeto, que están ubicados en el centro del país.
Los otros factores en la sombra
Desde que empezó la crisis del diésel en enero de este año, los agroproductores insistieron en la petición de que les dejaran importar el combustible necesario de forma directa. Esto permitiría que el precio del diésel se mantenga entre 0,50 y 0,60 dólares por litro y supone un ahorro frente al mercado negro.
En la primera etapa de la escasez, cada litro de diésel se vendió por 0,20 dólares. Luego se elevó el precio a medida que era más difícil encontrar el combustible en las gasolineras oficiales y el litro de diésel llegó a cotizarse entre 1,50 y 2 dólares.
La Sociedad de Ingenieros Agrónomos y Afines de Venezuela (Sviaa) reportó que los grandes productores agrícolas se vieron obligados a comprar cada litro de diésel en 0,80 dólares para asegurar la cosecha de invierno que está en curso. Sin embargo, el combustible no es el único factor que eleva el precio de los alimentos nacionales.
“La matraca tiene un impacto de la cuarta parte de la estructura del costo total para el producto agrícola nacional. Cuando hablamos de los fertilizantes los pagamos más caros y tenemos menos insumos y de menos calidad” explicó Arciniega.
Estas extorsiones que sufren los agroproductores ocurren por parte de los grupos armados que operan cerca de las tierras agrícolas, pero también incluye las entregas forzadas de productos que hacen en cada una de las alcabalas que pasan en el camino entre Mérida, Táchira y Trujillo hasta llegar a los mercados en Caracas.
Los contrastes con los productores colombianos incluyen, además, la falta de financiamiento, las viejas maquinarias, la inversión extra en seguridad y unos insumos agrícolas más costosos.
Más crédito bancario
A lo largo del evento, el resto de las voces relacionadas con el mundo de la agricultura y la ganadería repitieron que un factor central es que se abran, de nuevo, las compuertas del crédito bancario para estos dos sectores económicos.
“La recuperación de la ganadería debe provenir de fuentes externas e internas y hay que entender que es fundamental el trabajo armónico entre los sectores público y privado. Si no existe confianza no hay posibilidad alguna de que se produzca el despegue de la economía nacional” aseguró Luis Prado, quien es ingeniero agrónomo y vicepresidente de la Federación Nacional de Ganaderos de Venezuela (Fedenaga) durante el foro.
Entre sus propuestas para apoyar a los productores nacionales estuvo de primera: una reducción del encaje legal bancario. Esta medida en manos de la administración de Nicolás Maduro pudiera permitir que la banca vuelva a prestarles a los productores a lapsos que van más allá de los 60 o 90 días y con montos más amplios que permitan cambiar los tractores y las cosechadoras. Este simple cambio ayudaría a los productores venezolanos a apuntar a una mayor rentabilidad y bajar los precios de sus productos finales con lo que también se beneficiaría a la ciudadanía en general.
Foto principal: Instituto Nacional de Desarrollo Rural