materno infantil de caricuao

Ingrid Guzmán gasta su salario en pasaje. Desde hace cuatro años trabaja como enfermera del área de atención ambulatoria del Hospital Materno Infantil de Caricuao, en Caracas, pero en los últimos meses, al igual que varios de sus compañeros, ha tenido que «rebuscarse» para poder mantener a su familia. 

«Vendo en la calle porque mi salario no alcanza para nada. He tenido que vender como buhonera. Vendo empanadas o lo que sea necesario para mantener a mi familia», cuenta. 

La mañana de este miércoles, 16 de octubre, trabajadores del hospital y representantes de los sindicatos del sector salud salieron a protestar en la entrada del centro, en exigencia de mejores sueldos y condiciones laborales.

«En este hospital una enfermera no pasa de 150 mil bolívares al mes, lo mismo pasa con un especialista», dice Tony Navas, representante del Sindicato Regional de Trabajadores de la Salud del Distrito Capital (Sirtrasalud). 

Esta misma semana, Ingrid recibió 40 mil bolívares de quincena. Mensualmente solo recibía el doble del salario mínimo que estuvo vigente hasta este lunes 14 de octubre. «Yo quisiera saber qué come una persona con eso, si todo se nos va en transporte», señala.

Igualmente, Navas asegura que el nuevo aumento salarial, que ubica en 150 mil bolívares el salario mínimo y el 150 mil el bono de alimentación, es insuficiente y no cumple con los requerimientos actuales de los trabajadores venezolanos.

«Después de la reconversión monetaria de 2018, las condiciones salariales y laborales de los trabajadores de salud quedaron hechas añicos. Nos igualaron hacia abajo», dice. 

El dirigente sindical asegura que el Hospital Materno Infantil de Caricuao cuenta con insumos porque fueron donados por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y no por el Ministerio de Salud. Agrega que el deterioro de las condiciones económicas y laborales en el centro han generado la renuncia de algunos trabajadores. 

«Esto se mantiene por la voluntad de los trabajadores que se quedan. La deserción de la gente se debe a las condiciones miserables de trabajo. Aquí ni siquiera los pacientes, ni los propios trabajadores, tienen la posibilidad de ir a un buen baño», expresa.

Sin baños y sin bombillos

Numerosos pasillos de las distintas áreas del Hospital Materno Infantil de Caricuao están sin bombillos. Uno de los tres pasillos del servicio de Obstetricia permanece completamente a oscuras. Otro camino lúgubre es el espacio entre una oficina de Obstetricia y un quirófano. 

«En parte del servicio de Obstetricia no hay luz. No tenemos ni bebederos para tomar agua», expresa una trabajadora del hospital. 

Además de la falta de iluminación, las fallas en los baños afectan a todo el centro de salud. Personal denuncia que los sanitarios están dañados en el área de atención ambulatoria. 

«En general, en todo el hospital están todos muy deteriorados. En Obstetricia hay un solo baño funcional, y a veces se tapa. Las madres tienen que ir adoloridas a otro servicio a buscar un baño que funcione», añade. 

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