Morir con dolor se volvió la norma en Venezuela. Pacientes con distintas afecciones, entre ellos algunos con condiciones no letales, no solo deben enfrentarse a la escasez de tratamiento, sino también a un sistema de cuidados paliativos debilitado.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define los cuidados paliativos como “una práctica médica que busca mejorar la calidad de vida de los pacientes que afrontan dolores o problemas inherentes a una enfermedad potencialmente mortal”. Alivian el dolor y el sufrimiento de la persona y le permite llevar una vida normal pese a su estado de salud.

Sin embargo, en Venezuela los opioides como la morfina y la oxicodona, utilizados para el alivio del dolor, han escaseado tanto como los antibióticos en los últimos dos años.

En mayo de 2017 la Sociedad Venezolana de Medicina Paliativa (Svmp) publicó un comunicado en el que alerta que la situación del país atentaba directamente contra la salud pública y ocasionaba una falta de analgésicos en general, “especialmente analgésicos opioides, los cuales son utilizados para dolor agudo y crónico, entre ellos dolor producido por cáncer”.

En la misiva también alertaba sobre la agudización del desabastecimiento y los llamados de atención hechos al Ministerio de Salud, las autoridades sanitarias y las sociedades científicas hechos desde octubre de 2016.

A principios de octubre de 2018 se conoció sobre la llegada de un lote de opioides traídos a Venezuela a través del fondo rotatorio de la OPS/OMS. No obstante, el problema de la medicina paliativa en Venezuela está lejos de resolverse con una dotación de un mes.

De acuerdo con las cifras suministradas por la Svmp, Venezuela es uno de los países con menor uso de analgésicos opioides en la región, con un consumo de apenas 1,9 mg per cápita.

La proporción ubica al país entre las naciones de la región con menor consumo de este tipo de drogas equiparable al consumo en Guatemala y Ecuador, ambos con 1,5 mg per cápita, y solo por delante de países como Honduras (0,8) y Paraguay (0,5).

Esto significa que en Venezuela las personas no solo están muriendo sin tratamiento, sino que mueren con dolor. Tal es el caso de los pacientes oncológicos.

A mediados de este año, la Sociedad Anticancerosa Venezolana (SAV) reportó que los decesos por esta enfermedad habían aumentado en 15% desde 2013 y que el cáncer se ocupa el segundo lugar entre las principales causas de muerte en un país en el que el acceso a quimioterapias, radioterapias o cirugía se vuelve cada día más difícil.

La directora del Programa Nacional de Oncología del Ministerio de Salud, Claudia Morón, indicó a Efecto Cocuyo que desde finales de 2017 y hasta principios de 2018 los medicamentos paliativos “tuvieron un retraso en su llegada al país y la crisis más fuerte se tuvo durante el primer semestre de este año.

También confirmó la llegada de morfina de acción rápida y prolongada, oxicodona, tramadol y neuromoduladores, como el fenobarbital, al país.

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Pero la falta de analgésicos opioides no es el único obstáculo que enfrenta Venezuela en la consolidación de un sistema de cuidados paliativos. La Svmp estima que solo 10% de los pacientes que requieren este tipo de medicina, efectivamente la recibe.

La opiofobia (rechazo a los opioides), la ausencia de médicos especialistas, la fuga de galenos y la carencia de un marco legal que englobe la medicina paliativa, se suman a la lista de dificultades.

Morón, quien también es médico paliativista y ha formado parte de la promoción de este tipo de cuidados en el país desde el año 2000, detalló que desde hace cinco años se impulsa una ley sobre los cuidados paliativos en Venezuela, que aborda los aspectos regulatorios y prescriptivos, aún a la espera de aprobarse.

Reconoció la falta de médicos especialistas en la materia y dijo que incluso los médicos integrales comunitarios podrían especializarse para compensar ese déficit con una formación complementaria.

Sin embargo, detalló que uno de los obstáculos más importantes es el estigma que hay hacia este tipo de medicina. “Hay muchas reservas con los opioides y hay médicos que piensan que solo deben usarse cuando el paciente va a morir. Nos ha costado cambiar los marcos jurídicos y concientizar a los profesionales de la salud y a los pacientes”, aseguró.

Foco en la medicina paliativa

La región le puso el foco a la medicina paliativa en el encuentro de alto nivel Cuidados Paliativos: Fortaleciendo el Sistema Sociosanitario (CP-Fess), celebrado en la ciudad de Lima (Perú) a principios de octubre. La iniciativa contó con la participación de la Asociación Latinoamericana de Cuidados Paliativos (Alcp) y ministros y autoridades sanitarias de todo el continente.

En el encuentro se subrayó la necesidad de incluir los cuidados paliativos en el tratamiento integral de las personas a lo largo de su vida; especialmente de cara al cumplimiento de las Metas del Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas para 2030, cuyo tercer objetivo que acordaron los Estados miembros es salud y bienestar para la población.

Pese a que en 2014 se acordó incluir los cuidados paliativos en el sistema de salud integral, el alivio del dolor en los países de América Latina sigue lejos de convertirse en una realidad. Según la Alcp, 3.5 millones de personas requieren este tipo de cuidados en la región, pero apenas 1% los recibe.

Adicionalmente, cada año unas dos millones de personas mueren con dolor a pesar de que puede evitarse.

Estamos condenando a sufrir a los pacientes innecesariamente. Podemos morir con un sufrimiento mínimo y controlado”, afirmó Nicolás Dawidowicz, coordinador del Programa Nacional de Cuidados Paliativos de Argentina.

La especialista en cuidados paliativos y directora del Instituto de Estudios Avanzados de las Américas, Felicia Knaul, recordó que 50% de la población mundial recibe menos del 1% de la morfina en el mundo y urgió a los países a cerrar la brecha en el acceso a esta droga. 

Knaul lamentó que el consumo de analgésicos opioides en Venezuela sea tan bajo y dijo que el débil sistema de cuidados paliativos en el país es el resultado “de un mal manejo que está estrangulando el sistema social y sanitario”.

También destacó que ha habido un aumento en la necesidad de los cuidados paliativos en Venezuela debido a la ausencia de tratamiento.

La respuesta a la crisis venezolana no es aumentar este tipo de cuidados. Vamos a tener una bomba de cuidados paliativos en Venezuela si el sistema de salud no mejora. Todos vamos a morir pero, sin medicina paliativa, lo haremos de manera prematura”, advirtió Knaul.

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