El partido Voluntad Popular (VP) empezó 2019 montando en la cresta de la ola al convertirse en el partido del gobierno interino con la juramentación de uno de sus diputados y titular del Parlamento Juan Guaidó como presidente encargado, pero culmina el año en medio de turbulencias.
No se logró el cese de la usurpación como primer paso del mantra enunciado por Guaidó en enero de este año y adicionalmente la organización naranja se vio salpicada por denuncias de corrupción que involucran a varios de sus miembros.
“Voluntad Popular ha hecho un gran esfuerzo este año no solo para ser visto como el partido del presidente encargado Juan Guaidó, sino para consolidarse como un partido organizado con estructura en todos los estados, municipios, pueblos y ciudades”, subrayó el coordinador nacional político de VP, Emilio Graterón.
El dirigente destacó que para tales fines la tolda fundada por Leopoldo López hace casi 10 años (los cumple el 5 de enero) publicó un manifiesto programático en julio de 2018 y renovó su normativa interna como guía de la acción política. Además de hacer énfasis en el contacto permanente con sus activistas y militantes en todas las regiones. De esta forma enarbola como logro la unidad de los liderazgos regionales y la incorporación de chavistas descontentos a sus filas y al trabajo político.
“Tenemos 398 mil activistas en todo el país que reportan actividades, 16.936 redes populares, 38.415 líderes de estructuras y activistas internacionales en 42 países”, enfatizó el exalcalde de Chacao.

La directora de la Cátedra Libre Democracia y Elecciones y del Proyecto Entendimiento Nacional de la Universidad Central de Venezuela, Eglée González-Lobato indicó que si bien VP no cierra 2019 con saldo satisfactorio se le debe reconocer que es la organización que más ha confrontado con el régimen de Nicolás Maduro.
La organización contabiliza en una década más de 100 presos políticos. Su líder fundador permaneció 5 años privado de libertad entre Ramo Verde y su residencia. Luego del levantamiento armado frustrado que Guaidó y él encabezaron el 30 de abril sin resultados, estuvo en la Embajada de Chile y actualmente en la de España. Aunado a ello tiene a una cantidad de legisladores en el exilio producto de la persecución política, entre ellos Gaby Arellano, Juan Andrés Mejía y Rosmit Mantilla.
Casa limpia
El 1 de diciembre VP apartó de la Comisión de Contraloría de la Asamblea Nacional a los diputados Richard Arteaga y Guillermo Luces y los suspendió de sus cargos partidistas hasta que culmine la investigación (que abarca a parlamentarios de Primero Justicia y un Nuevo Tiempo) de su presunta responsabilidad en el envío de cartas a la Fiscalía colombiana, exonerando de culpa a empresarios acusados de corrupción con los Clap.
También se ratificó la separación del diputado Freddy Superlano de la presidencia de la instancia parlamentaria mientras es investigado por manejos irregulares de recursos en Cúcuta relacionados con la ayuda humanitaria.
El 18 de diciembre la organización expulsó de sus filas al diputado principal por el estado Sucre José Gregorio Noriega. El motivo: ese día acudió junto a los legisladores Jesús Peña y Leandro Domínguez al Tribunal Supremo de Justicia para solicitar la nulidad de la reforma parcial del Reglamento Interior y de Debate de la AN sancionada el 17 de diciembre en sesión extraordinaria.

Tales bajas no son vistas por Graterón como una “depuración” sino como la “sinceración” del compromiso de algunos dirigentes con los principios del partido y como una oportunidad para que la tolda actúe con firmeza. En el caso de Arteaga y Luces se aguardará por los resultados de las averiguaciones que realiza la comisión especial, pero en el de Noriega el exalcalde admitió que lo “veían venir”, pues en una oportunidad ya había abandonado VP y luego solicitó reingreso.
“No terminó de volver en realidad, el señor Noriega tenía tiempo sin tener interacción con el partido y no participó en las dinámicas de crecimiento interno”.
Pero Graterón dijo que con el caso del diputado oriental dan por atendidos los procesos disciplinarios pendientes dentro de la tolda. Si surgen otros casos, apuntó, el tiempo lo dirá porque “cuando la casa está limpia las cucarachas se van solas”.
“Estamos preparados para que cuando cese la usurpación, Voluntad Popular sea un partido que aporte a las políticas públicas y contribuya con la reconstrucción del país”, recalcó.
De los diputados de VP solo Luis Stefanelli admitió públicamente, antes de que le allanaran la inmunidad parlamentaria (16 de diciembre) que le ofrecieron un millón de dólares a cambio de no respaldar a Guaidó el 5 de enero.
Pero González-Lobato cree que ni la AN ni VP han actuado con la oportunidad y celeridad debida y advirtió que tales hechos no deben ser usados como excusa para “enlodar” a todo el Parlamento.
“Las investigaciones deben llegar hasta sus últimas consecuencias, es inaceptable que en la lucha democrática haya parlamentarios inmersos en este tipo de fechorías, deben ser ejemplo de transparencia ante el país”, agregó.