Un Trump debilitado por las protestas aleja más su atención sobre Venezuela, explican analistas

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, es el principal aliado que tiene la oposición venezolana y la presidencia interina de Juan Guaidó. Pero su atención sobre Venezuela se aleja cada vez más por la crisis doméstica que enfrenta, opinan analistas consultados.

Los efectos de la pandemia de COVID-19 que ha dejado a su paso miles de muertos y provocado el peor colapso de la economía estadounidense desde la Gran Depresión de 1929; y ahora la ola de protestas antirracistas que se extienden en más de 70 ciudades ponen a Trump en un escenario delicado en un año electoral.

La politóloga, especialista en Estados Unidos, y doctora en ciencias sociales María Puerta Riera cree que incluso antes de enfrentar esta coyuntura, Trump ya había dado muestras de desinterés hacia Venezuela.

“Hace rato que Trump perdió el interés, incluso antes de la fallida incursión, porque inicialmente le habían hecho creer que esa situación se resolvía rápido y la realidad es más compleja”, expresa.

La investigadora se refiere a la incursión que intentó un grupo de militares y policías opositores a Nicolás Maduro en las costas de La Guaira y Aragua a inicios de mayo y que fue frustrada por agentes al servicio del chavismo.

“Si gana Trump, el escenario para la oposición no va a ser mejor porque tiene una agenda en donde Venezuela es una contradicción y creo que una vez pasadas las elecciones no habrá mayor interés”, agrega.

La “amenaza creíble” que representa Estados Unidos es clave para obligar al régimen de Nicolás Maduro a negociar. Sin ese respaldo activo, la oposición venezolana quedaría “pulverizada” han advertido analistas como Jesús Seguías, presidente de la encuestadora Datincorp.

Asuntos domésticos

El internacionalista Iván Rojas, miembro del Consejo Venezolano de Relaciones Internacionales, atribuye el desplazamiento del tema Venezuela a los problemas sociales, políticos y económicos que atraviesa el gobernante estadounidense.

“El mundo entero está concentrado en sus asuntos domésticos, Estados Unidos tiene una crisis económica y sanitaria que requiere mucha atención y recursos. Temas como el de Venezuela pasan a un segundo plano”, responde.

No obstante, destaca que la actuación no ha cesado del todo y menciona la recompensa de 5 millones de dólares que recientemente ofreció el Departamento de Estado por la captura del superintendente nacional de criptoactivos y actividades conexas (Sunacrip), Joselit Ramírez, funcionario de Nicolás Maduro.

El operativo antinarcóticos que desplegó el gobierno de Estados Unidos en el Caribe también se mantiene.

“Los elementos de presión más importantes sobre el régimen de Maduro se continúan, pero será mucho más difícil que se pongan nuevos elementos sobre la mesa. Es poco probable que Trump se sienta en la Casa Blanca a pensar en Venezuela en este momento”, expone.

 ¿Está en riesgo la reelección?

“Trump está bajo amenaza, pero su base de apoyo, que es 43% más o menos, en los estados claves le pueden dar la victoria aún perdiendo de nuevo el voto popular”, señala la politóloga María Puerta Riera.

Para entender por qué es posible ser Presidente sin el voto popular, es necesario recordar que en Estados Unidos no gana quien obtenga el mayor número de votos, sino el candidato que logre la victoria en la mayoría de los estados.

En el caso de Hillary Clinton, aunque consiguió 2,8 millones de votos más que Donald Trump, solo ganó en 20 estados y en Washington D.C, acumulando 227 sufragios correspondientes al Colegio Electoral.

Por su parte, Donald Trump triunfó en 30 estados y sumó 304 votos del Colegio Electoral: 34 más de los 270 requeridos para hacerse con la presidencia de Estados Unidos.

Riera admite que la tensión social preocupa a los republicanos por la incidencia que puede tener en los resultados electorales. No obstante, cree que la radicalización de Trump en el manejo del conflicto también puede cohesionar a su base.

Protestas vs. “Terrorismo”

El gobernante ha llamado “terroristas” a los manifestantes y amenazado con desplegar al Ejército en las calles para acabar con las protestas si los gobernadores no pacifican sus estados. En un mensaje escribió: “Cuando comienza el saqueo, comienzan los disparos”, una publicación que Twitter retiró por considerar que glorificaba la violencia.

“Trump está tratando de enmarcar estas protestas como un tema de ley y orden e intenta mostrar que puede controlar e imponerse. Los demócratas, por el contrario, ven que fue asesinada otra persona negra y que Trump no expresa liderazgo. De hecho, sus discursos han caído muy bajo en un momento de conmoción en el que se espera lo contrario”, explica Iván Rojas

Y añade: “Ya (Trump) ha sido criticado por varios miembros de alto mando militar, estén en condición de retiro o no, y lo que le puede traer esto como negativo es que se vea débil. Está tratando de verse fuerte y se está viendo débil. No da un mensaje de unificación ni se muestra compasivo con los manifestantes”.

El internacionalista subraya que las encuestas no son acumulativas en el tiempo y que, aunque Trump experimenta una pérdida de popularidad en este momento, esto no quiere decir que ocurra lo mismo en noviembre cuando corresponden las presidenciales.

“Lo importante es pensar en los sectores claves: uno que tradicionalmente era republicano y que se ha vuelto más demócrata en los últimos cinco años han sido las mujeres de los suburbios. Trump tiene la mayoría del apoyo de los hombres, pero mucho más apoyo de las mujeres. Los suburbios solían ser un bastión republicano y ahora no lo son. Si ese grupo y los independientes, que son los que no militan en ningún partido, se unen, pueden generar cambios”, argumenta.

El Pentágono se desmarca

El secretario de Defensa de EE.UU., Mark Esper, marcó distancias este miércoles con el presidente Donald Trump, al asegurar que no considera necesario el empleo de tropas en activo para contener la ola de protestas en el país desencadenadas por la muerte bajo custodia policial de George Floyd.

“El Secretario de Defensa expresa su opinión públicamente como una forma de presionar al Presidente y Trump entra en una disyuntiva porque, si lo despide, eso hablaría muy mal de él. Primero porque su ex secretario de defensa salió hace poco a criticarlo; y segundo, porque Esper tiene muy poco tiempo de haber sido confirmado en ese cargo”, sostiene Rojas.

Para el analista, invocar la Ley de Insurrección de 1807 para desplegar al Ejército, que propone Trump, sería “un uso excesivo de la fuerza”.

“Lo notable es que el Pentágono deba marcar distancia, pues la tradición es que el actor militar no se involucra en la política nacional, porque es (debe ser) un actor neutral. Los militares están perturbados por lo que pasó en la plaza y la ida a la iglesia con los dos altos rangos de defensa, algo nunca antes visto”, cuestiona María Puerta Riera.

Trump fue muy criticado por declararse aliado de los manifestantes y, minutos después, ordenar la represión de una protesta pacífica que se encontraba cerca de la plaza Lafayette, donde el mandatario quería pasar caminando hasta la iglesia St. John para posar con una biblia en la mano. El político pudo hacer la caminata para los medios de comunicación luego de barrer a las personas que se encontraban en el lugar, el pasado 1 de junio.

Foto: Eldiario.es

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