«Ya no tenemos elecciones de aquí al 2025, más o menos. ¿2026? La próxima elección. ¿2025, 26? No sé que dirá la ley electoral. Por lo menos en 2022 y 2023 no hay elecciones. Después veremos cuándo se hacen, a menos que las convoque el bobolongo (Juan Guaidó) con su poder supremo», expresó Nicolás Maduro el 4 de febrero, durante la celebración por los 30 años del intento de golpe de Estado liderado por Hugo Chávez.
En otra alocución del pasado miércoles 9 de febrero, el gobernante volvió a insinuar que las elecciones presidenciales que estarían previstas para el año 2024, podrían posponerse.
El politólogo Jesús Castellanos Vásquez y el director del Centro de Estudios Políticos de la Universidad Católica Andrés Bello (CEPyG-UCAB), Benigno Alarcón, recordaron que no es la primera vez que el poder político en Miraflores «juega a conveniencia» con la fecha de elecciones en el país, burlando la Constitución y la normativa electoral.
Entre las motivaciones que tendría Maduro para aludir de esa forma a los comicios presidenciales, los analistas citan «muestra de poder» y una forma de ejercer presión contra Estados Unidos y la Unión Europea (UE) para que eliminen las sanciones internacionales.
«El Gobierno le mete presión a Estados Unidos y la UE para que le quiten las sanciones, bajo la excusa de que en otros países sancionados no se hubieran podido hacer elecciones como las pasadas regionales. El Gobierno se siente fuerte, no siente mayor amenaza en estos momentos y juega con eso, presiona para que la negociación se ajuste a lo que le interesa que son las sanciones», sostiene Alarcón.
Descarta que Miraflores acepte adelantar elecciones presidenciales antes de 2024 o que vaya a conceder mayores condiciones electorales que las otorgadas hasta ahora, a cambio del levantamiento de las medidas restrictivas, puesto que entre las sanciones y perder poder, afirma, la administración de Maduro prefiere quedarse con el poder.
Guaidó sigue apostando a un adelanto de presidenciales con condiciones a través de las negociaciones iniciadas en México el año pasado y que aún se mantienen suspendidas por decisión del madurismo.
Juan Guaidó ya piensa en las elecciones presidenciales en Venezuela
«(La declaración de Maduro) Logra posicionar el tema en la agenda pública, desvía la atención de otros temas sensibles o de impacto en la opinión nacional sobre economía, gobernabilidad, migración, genera mayor frustración y desesperanza en la figura del voto en Venezuela y además marca posición contra aquellos sectores dentro del Psuv que parecieran estar promoviendo la generación de condiciones para 2024, los llamados sectores progresista», señala Castellanos Vásquez.
El experto electoral alerta que las palabras de Maduro buscan alimentar el discurso del sector más radical de la oposición que está negado a la vía electoral y una desmovilización de los sectores que sí promueven esta vía.
«En este momento varias importantes organizaciones y movimientos de la sociedad civil venezolana, en su ruta de la promoción de la reconstrucción del voto en Venezuela, están afinando motores para una siguiente cruzada: mejorar las condiciones electorales con miras a 2024 y 2025», afirma.
En el seno de la plataforma unitaria de organizaciones políticas que acompañan a Guaidó también se trabaja en un reglamento general de primarias para elegir en principio al candidato presidencial de la oposición y que pudieran fijarse para 2023, casi descartando igualmente un adelanto de comicios.
En más de dos décadas del chavismo al frente del Ejecutivo Nacional, con la anuencia de los Poderes Electoral, Legislativo y Asamblea Nacional Constituyente (ANC) de 2017, se ha movido a conveniencia varias veces la fecha de comicios, bien sea presidenciales, parlamentarias, regionales y municipales.
En 2012, el CNE convocó para el 7 de octubre, las elecciones presidenciales inicialmente previstas para la primera semana de diciembre. Para entonces el Poder Electoral negó que el motivo haya sido la enfermedad (cáncer) que padecía el presidente de la República y candidato a la reelección, Hugo Chávez.
Se alegaron «razones técnicas» ante la supuesta imposibilidad de celebrar al mismo tiempo comicios presidenciales, regionales y municipales en un mismo día o mes. Así, las elecciones de gobernadores y alcaldes con sus respectivas cámaras legislativas fueron fijadas para el primer trimestre de 2013.
En 2018, por mandato de la ANC, también se adelantaron las presidenciales, primero para abril y luego para el 20 de mayo y se incluyó las elecciones de los Consejos Legislativos estadales y a concejales municipales, estos últimos comicios al final se aplazaron nuevamente.
En 2017, la ANC fijó elecciones de gobernadores y se realizaron el 15 de octubre pero sin la elección de los Consejos Legislativos. Las elecciones de alcaldes también se hicieron ese año pero el 10 de diciembre, mientras que la de los concejos municipales se movieron para el 9 de diciembre de 2018. De esta manera los concejales elegidos en 2013 vieron extendido su mandato de cuatro años, un año más.
En casi todo los casos, el CNE, único con la competencia para convocar comicios de acuerdo con la Carta Magna, lo único que hizo fue «acatar la orden».
«Además de la Constitución en cuanto al periodo de mandato de elección popular – en el caso del presidente de la República es de seis años-, se transgrede el marco constitucional en cuanto a la debida división de poderes, competencias del Poder Ejecutivo y Electoral, entre otros. Es una abierta injerencia en la competencia del CNE de convocar elecciones y también viola la Ley Orgánica del Poder Electoral», apunta Castellanos Vásquez.
Ruta hacia presidenciales de 2024 no debe partir de «frustración por el RR», advierten analistas
Para Alarcón, si la dinámica política sigue como va, sin que el gobierno de Maduro se sienta amenazado, que se pospongan las elecciones presidenciales no tendría mayores consecuencias, así como sucedió con «el golpe» a la reciente iniciativa de referendo revocatorio. Sin embargo, indica que si la oposición es capaz de presionar y movilizarse, al poder político se le hará más difícil jugar con la fecha.
En este sentido advierte que un levantamiento de sanciones a cambio de nada, tal como lo promueven ciertos sectores, le quita incentivos al Gobierno para volver a la mesa y negociar.
«Si hay una oposición fuerte el Gobierno seguramente inhabilitará candidatos y partidos y moverá la fecha de las presidenciales pero si la ve débil las llamará en el tiempo establecido. De todas formas no sabemos qué pueda pasar para 2024, hay que esperar», acota.
Castellanos Vásquez no cree que en estos momentos Miraflores tenga decidido postergar la elección presidencial, por lo que hasta ahora «solo parece una muestra de poder» por parte de Maduro.
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En otra alocución del pasado miércoles 9 de febrero, el gobernante volvió a insinuar que las elecciones presidenciales que estarían previstas para el año 2024, podrían posponerse.
El politólogo Jesús Castellanos Vásquez y el director del Centro de Estudios Políticos de la Universidad Católica Andrés Bello (CEPyG-UCAB), Benigno Alarcón, recordaron que no es la primera vez que el poder político en Miraflores «juega a conveniencia» con la fecha de elecciones en el país, burlando la Constitución y la normativa electoral.
Entre las motivaciones que tendría Maduro para aludir de esa forma a los comicios presidenciales, los analistas citan «muestra de poder» y una forma de ejercer presión contra Estados Unidos y la Unión Europea (UE) para que eliminen las sanciones internacionales.
«El Gobierno le mete presión a Estados Unidos y la UE para que le quiten las sanciones, bajo la excusa de que en otros países sancionados no se hubieran podido hacer elecciones como las pasadas regionales. El Gobierno se siente fuerte, no siente mayor amenaza en estos momentos y juega con eso, presiona para que la negociación se ajuste a lo que le interesa que son las sanciones», sostiene Alarcón.
Descarta que Miraflores acepte adelantar elecciones presidenciales antes de 2024 o que vaya a conceder mayores condiciones electorales que las otorgadas hasta ahora, a cambio del levantamiento de las medidas restrictivas, puesto que entre las sanciones y perder poder, afirma, la administración de Maduro prefiere quedarse con el poder.
Guaidó sigue apostando a un adelanto de presidenciales con condiciones a través de las negociaciones iniciadas en México el año pasado y que aún se mantienen suspendidas por decisión del madurismo.
Juan Guaidó ya piensa en las elecciones presidenciales en Venezuela
«(La declaración de Maduro) Logra posicionar el tema en la agenda pública, desvía la atención de otros temas sensibles o de impacto en la opinión nacional sobre economía, gobernabilidad, migración, genera mayor frustración y desesperanza en la figura del voto en Venezuela y además marca posición contra aquellos sectores dentro del Psuv que parecieran estar promoviendo la generación de condiciones para 2024, los llamados sectores progresista», señala Castellanos Vásquez.
El experto electoral alerta que las palabras de Maduro buscan alimentar el discurso del sector más radical de la oposición que está negado a la vía electoral y una desmovilización de los sectores que sí promueven esta vía.
«En este momento varias importantes organizaciones y movimientos de la sociedad civil venezolana, en su ruta de la promoción de la reconstrucción del voto en Venezuela, están afinando motores para una siguiente cruzada: mejorar las condiciones electorales con miras a 2024 y 2025», afirma.
En el seno de la plataforma unitaria de organizaciones políticas que acompañan a Guaidó también se trabaja en un reglamento general de primarias para elegir en principio al candidato presidencial de la oposición y que pudieran fijarse para 2023, casi descartando igualmente un adelanto de comicios.
En más de dos décadas del chavismo al frente del Ejecutivo Nacional, con la anuencia de los Poderes Electoral, Legislativo y Asamblea Nacional Constituyente (ANC) de 2017, se ha movido a conveniencia varias veces la fecha de comicios, bien sea presidenciales, parlamentarias, regionales y municipales.
En 2012, el CNE convocó para el 7 de octubre, las elecciones presidenciales inicialmente previstas para la primera semana de diciembre. Para entonces el Poder Electoral negó que el motivo haya sido la enfermedad (cáncer) que padecía el presidente de la República y candidato a la reelección, Hugo Chávez.
Se alegaron «razones técnicas» ante la supuesta imposibilidad de celebrar al mismo tiempo comicios presidenciales, regionales y municipales en un mismo día o mes. Así, las elecciones de gobernadores y alcaldes con sus respectivas cámaras legislativas fueron fijadas para el primer trimestre de 2013.
En 2018, por mandato de la ANC, también se adelantaron las presidenciales, primero para abril y luego para el 20 de mayo y se incluyó las elecciones de los Consejos Legislativos estadales y a concejales municipales, estos últimos comicios al final se aplazaron nuevamente.
En 2017, la ANC fijó elecciones de gobernadores y se realizaron el 15 de octubre pero sin la elección de los Consejos Legislativos. Las elecciones de alcaldes también se hicieron ese año pero el 10 de diciembre, mientras que la de los concejos municipales se movieron para el 9 de diciembre de 2018. De esta manera los concejales elegidos en 2013 vieron extendido su mandato de cuatro años, un año más.
En casi todo los casos, el CNE, único con la competencia para convocar comicios de acuerdo con la Carta Magna, lo único que hizo fue «acatar la orden».
«Además de la Constitución en cuanto al periodo de mandato de elección popular – en el caso del presidente de la República es de seis años-, se transgrede el marco constitucional en cuanto a la debida división de poderes, competencias del Poder Ejecutivo y Electoral, entre otros. Es una abierta injerencia en la competencia del CNE de convocar elecciones y también viola la Ley Orgánica del Poder Electoral», apunta Castellanos Vásquez.
Ruta hacia presidenciales de 2024 no debe partir de «frustración por el RR», advierten analistas
Para Alarcón, si la dinámica política sigue como va, sin que el gobierno de Maduro se sienta amenazado, que se pospongan las elecciones presidenciales no tendría mayores consecuencias, así como sucedió con «el golpe» a la reciente iniciativa de referendo revocatorio. Sin embargo, indica que si la oposición es capaz de presionar y movilizarse, al poder político se le hará más difícil jugar con la fecha.
En este sentido advierte que un levantamiento de sanciones a cambio de nada, tal como lo promueven ciertos sectores, le quita incentivos al Gobierno para volver a la mesa y negociar.
«Si hay una oposición fuerte el Gobierno seguramente inhabilitará candidatos y partidos y moverá la fecha de las presidenciales pero si la ve débil las llamará en el tiempo establecido. De todas formas no sabemos qué pueda pasar para 2024, hay que esperar», acota.
Castellanos Vásquez no cree que en estos momentos Miraflores tenga decidido postergar la elección presidencial, por lo que hasta ahora «solo parece una muestra de poder» por parte de Maduro.