Un tempestuoso día de marzo de 1827, a los 56 años, falleció el compositor alemán Ludwig van Beethoven. Estaba en cama desde diciembre, fue atacado por ictericia, sus miembros y abdomen se hincharon, cada respiración era una lucha. Luego de fallecer, sus amigos se dedicaron a la tarea de clasificar las pertenencias personales, descubriendo un documento en un compartimiento oculto en el escritorio, que Beethoven había escrito años antes, un testamento en el que pedía a sus hermanos que hicieran públicos los detalles de su precaria salud.
Es bien sabido que uno de los mejores compositores que el mundo haya conocido era sordo, esta era una trágica ironía que Beethoven deseaba dar a conocer al mundo, desde una perspectiva médica. Cerca de dos siglos después de la muerte de Beethoven, un equipo multidisciplinario de investigadores se dispuso a cumplir con su testamento, de una manera que nunca lo habría soñado, analizando el ADN en muestras de su cabello. Los autores indicaron que su objetivo fue «arrojar luz sobre los problemas de salud que padeció Beethoven».
En 1994, miembros de la Sociedad Estadounidense Beethoven compraron un mechón de cabello del compositor en la casa de subasta de Sotheby’s. El cabello, llamado mechón Hiller, en honor al compositor Ferdinand Hiller, quien supuestamente lo cortó el día del funeral de Beethoven, se exhibió en la Universidad Estatal de California. Algunos científicos propusieron hacer una prueba de ADN. Para ello, se enviaron algunas hebras para realizar el análisis, pero la tecnología de la época no era lo suficientemente avanzada como para brindar respuestas satisfactorias. En 2014, se propuso revivir el proyecto del ADN probando el mechón de Hiller y otros mechones de cabello de Beethoven, incluido el que usaron los autores del artículo recientemente publicado para secuenciar su genoma.
A la fecha, nunca se ha conocido la causa principal de la pérdida auditiva, ni siquiera su médico personal, el Dr. Johann Adam Schmidt identificó la causa. Lo que comenzó como tinnitus a los 20 años dio paso lentamente a una tolerancia reducida a los ruidos fuertes y, finalmente, a una pérdida de la audición en los tonos más altos, lo que puso fin a su carrera como artista. Para un músico, nada podría ser más agraviante. En una carta dirigida a sus hermanos, Beethoven admitió que estaba «desesperadamente afligido», hasta el punto de contemplar el suicidio.
El compositor no solo tuvo que lidiar con la pérdida de audición en su vida adulta. Se dice que, al menos desde los 22 años, sufrió fuertes dolores abdominales y episodios crónicos de diarrea. Seis años antes de su muerte aparecieron los primeros indicios de una enfermedad hepática, de la que se cree fue la responsable de su muerte.
Las pruebas de ADN combinadas con registros detallados de cómo y cuándo se obtuvieron los mechones, llevaron al grupo de biólogos, genealogistas e inmunólogos, a concluir que cinco de ellos eran auténticos. Los otros tres carecían de suficiente ADN para realizar la prueba apropiadamente o arrojaron resultados de ADN que llevaron a los investigadores a concluir que no eran de Beethoven. Sorpresivamente, determinaron que el mechón de Hiller, el más famoso del grupo, era el cabello de una mujer desconocida, informaron los científicos.
Los investigadores del grupo también tomaron muestras de saliva para hacer pruebas genéticas de cinco parientes masculinos de Van Beethoven, oriundos de Bélgica. Tenían registros genealógicos que demostraban un ancestro común con el compositor, Aert Van Beethoven, nacido en 1535. Compararon el cromosoma Y del genoma de Beethoven con el de los cinco hombres vivos de la línea Van Beethoven. Esto lo hicieron porque el cromosoma Y de un hombre sigue siendo casi idéntico al de su padre y se transmite de generación en generación.
Los científicos demostraron que su muerte fue probablemente el resultado de una infección de hepatitis B, exacerbada por su consumo de alcohol y numerosos factores de riesgo de enfermedad hepática. ¿Qué información obtuvieron sobre sus otros padecimientos? «No se pudo encontrar una causa para la sordera o los problemas gastrointestinales de Beethoven» escribieron los autores del reciente artículo. De alguna manera, nos quedan más preguntas sobre la vida y la muerte del famoso compositor clásico. ¿Dónde contrajo la hepatitis? ¿Qué había detrás de sus dolores de estómago y pérdida de audición? Dado que el equipo se inspiró en el deseo de Beethoven de que el mundo entendiera su pérdida auditiva, es un resultado desafortunado.
Otro hallazgo que arrojó la investigación fue una falta de coincidencia genética con la línea paterna de Beethoven. Es decir, los cinco Van Beethoven vivos estaban relacionados entre sí, pero no con Ludwig van Beethoven. El hallazgo indica que Johann van Beethoven no era su padre biológico. Los académicos habían cuestionado desde hace años la paternidad del padre de Beethoven, cuyo registro de bautismo aun no ha sido encontrado.
Los resultados de la investigación pudieron haber sorprendido al mismo Beethoven. Nunca habría imaginado los secretos que se estaban preservando, cuando sus amigos le cortaron el cabello después de esa oscura y tempestuosa noche de 1827.
***
Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.
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Es bien sabido que uno de los mejores compositores que el mundo haya conocido era sordo, esta era una trágica ironía que Beethoven deseaba dar a conocer al mundo, desde una perspectiva médica. Cerca de dos siglos después de la muerte de Beethoven, un equipo multidisciplinario de investigadores se dispuso a cumplir con su testamento, de una manera que nunca lo habría soñado, analizando el ADN en muestras de su cabello. Los autores indicaron que su objetivo fue «arrojar luz sobre los problemas de salud que padeció Beethoven».
En 1994, miembros de la Sociedad Estadounidense Beethoven compraron un mechón de cabello del compositor en la casa de subasta de Sotheby’s. El cabello, llamado mechón Hiller, en honor al compositor Ferdinand Hiller, quien supuestamente lo cortó el día del funeral de Beethoven, se exhibió en la Universidad Estatal de California. Algunos científicos propusieron hacer una prueba de ADN. Para ello, se enviaron algunas hebras para realizar el análisis, pero la tecnología de la época no era lo suficientemente avanzada como para brindar respuestas satisfactorias. En 2014, se propuso revivir el proyecto del ADN probando el mechón de Hiller y otros mechones de cabello de Beethoven, incluido el que usaron los autores del artículo recientemente publicado para secuenciar su genoma.
A la fecha, nunca se ha conocido la causa principal de la pérdida auditiva, ni siquiera su médico personal, el Dr. Johann Adam Schmidt identificó la causa. Lo que comenzó como tinnitus a los 20 años dio paso lentamente a una tolerancia reducida a los ruidos fuertes y, finalmente, a una pérdida de la audición en los tonos más altos, lo que puso fin a su carrera como artista. Para un músico, nada podría ser más agraviante. En una carta dirigida a sus hermanos, Beethoven admitió que estaba «desesperadamente afligido», hasta el punto de contemplar el suicidio.
El compositor no solo tuvo que lidiar con la pérdida de audición en su vida adulta. Se dice que, al menos desde los 22 años, sufrió fuertes dolores abdominales y episodios crónicos de diarrea. Seis años antes de su muerte aparecieron los primeros indicios de una enfermedad hepática, de la que se cree fue la responsable de su muerte.
Las pruebas de ADN combinadas con registros detallados de cómo y cuándo se obtuvieron los mechones, llevaron al grupo de biólogos, genealogistas e inmunólogos, a concluir que cinco de ellos eran auténticos. Los otros tres carecían de suficiente ADN para realizar la prueba apropiadamente o arrojaron resultados de ADN que llevaron a los investigadores a concluir que no eran de Beethoven. Sorpresivamente, determinaron que el mechón de Hiller, el más famoso del grupo, era el cabello de una mujer desconocida, informaron los científicos.
Los investigadores del grupo también tomaron muestras de saliva para hacer pruebas genéticas de cinco parientes masculinos de Van Beethoven, oriundos de Bélgica. Tenían registros genealógicos que demostraban un ancestro común con el compositor, Aert Van Beethoven, nacido en 1535. Compararon el cromosoma Y del genoma de Beethoven con el de los cinco hombres vivos de la línea Van Beethoven. Esto lo hicieron porque el cromosoma Y de un hombre sigue siendo casi idéntico al de su padre y se transmite de generación en generación.
Los científicos demostraron que su muerte fue probablemente el resultado de una infección de hepatitis B, exacerbada por su consumo de alcohol y numerosos factores de riesgo de enfermedad hepática. ¿Qué información obtuvieron sobre sus otros padecimientos? «No se pudo encontrar una causa para la sordera o los problemas gastrointestinales de Beethoven» escribieron los autores del reciente artículo. De alguna manera, nos quedan más preguntas sobre la vida y la muerte del famoso compositor clásico. ¿Dónde contrajo la hepatitis? ¿Qué había detrás de sus dolores de estómago y pérdida de audición? Dado que el equipo se inspiró en el deseo de Beethoven de que el mundo entendiera su pérdida auditiva, es un resultado desafortunado.
Otro hallazgo que arrojó la investigación fue una falta de coincidencia genética con la línea paterna de Beethoven. Es decir, los cinco Van Beethoven vivos estaban relacionados entre sí, pero no con Ludwig van Beethoven. El hallazgo indica que Johann van Beethoven no era su padre biológico. Los académicos habían cuestionado desde hace años la paternidad del padre de Beethoven, cuyo registro de bautismo aun no ha sido encontrado.
Los resultados de la investigación pudieron haber sorprendido al mismo Beethoven. Nunca habría imaginado los secretos que se estaban preservando, cuando sus amigos le cortaron el cabello después de esa oscura y tempestuosa noche de 1827.
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Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.
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