El periodismo en Venezuela, como práctica profesional y también como modelo de negocios, está viviendo una profunda metamorfosis. Además, estamos en medio de una particular situación, en la que con frecuencia los medios y comunicadores son noticia: agresiones, casos de censura, periódicos que dejan de circular, programas de radio sacados del aire. Y el etcétera es largo.
Resulta indispensable investigar y documentar la situación del periodismo en Venezuela. Esta ha sido una de las tareas que se ha propuesto la Asociación Civil Medianálisis, con el Estudio de la Situación del Periodismo Venezolano. Esta investigación anual se viene realizando de manera ininterrumpida desde el año 2015 y ahora está en línea la edición de 2019.
El Estudio de la Situación del Periodismo en Venezuela, en sus ediciones anuales desde 2015 a 2019, tiene como base una investigación cuantitativa, no experimental, por medio de una encuesta “cara a cara”, aplicada en esta ocasión a 365 periodistas que laboran en 141 medios ubicados en los centros urbanos de mayor población en el país, a saber: Maracay (Estado Aragua); el área metropolitana de Barcelona-Lechería-Puerto La Cruz (Estado Anzoátegui); el área metropolitana de Ciudad Bolívar-Puerto Ordaz-San Félix (Estado Bolívar); Valencia (Estado Carabobo); Barquisimeto (Estado Lara); San Cristóbal, (Estado Táchira) y Maracaibo (Estado Zulia).
De acuerdo con la investigación, los periodistas venezolanos son en general jóvenes, la mayoría menores de 30 años de edad. Las diferencias de género se observan según el tipo de medio: hay más hombres trabajando en la radio, más mujeres en los medios digitales y proporciones similares en prensa y televisión.
También en cuanto al género, cuando se indagó la participación de hombres y mujeres en la toma de decisiones editoriales y en cargos de autoridad, se halló un elevado porcentaje (61%) de presencia masculina tanto en la toma de decisiones como en posiciones de supervisores inmediatos de los periodistas consultados.
Cuatro de cada diez periodistas consultados están ubicados en la Gran Caracas y, de ellos, casi 90% trabaja en medios digitales. Este dato refleja, en sí, lo que tal vez la gran transición. No obstante, la mayoría de los consultados en otras regiones del país labora en medios tradicionales, especialmente en radio y televisión, lo cual pudiera indicar que persiste un patrón de prácticas tradicionales en producción informativa.
Más de la mitad de los periodistas (61%) son graduados universitarios, pero casi una cuarta parte no ha iniciado o concluido la licenciatura, un aspecto que, junto con la necesaria actualización profesional, merece la atención de los gremios, las universidades y las propias empresas periodísticas.
El periodista ante condiciones adversas
Un aspecto particularmente digno de mención son las crecientemente precarias condiciones laborales de los profesionales de la información: uno de cada tres periodistas gana entre uno y dos salarios mínimos. Esto explicaría por qué dos de cada tres periodistas recurren a conseguir múltiples empleos, con el agravante de que algunas de estas ocupaciones no tienen nada que ver con su condición de comunicador social.
Junto con las condiciones laborales precarias, el periodismo venezolano enfrenta un desafío aun mayor, como es el cumplimiento de su responsabilidad de informar en un entorno de amenazas, intimidación e incluso agresiones personales.
Un porcentaje elevado de periodistas (63%) indica problemas asociados con la línea editorial del medio para el cual trabajan. Es igualmente elevada la proporción de respuestas que directa o indirectamente identifican factores gubernamentales como origen de tales agresiones.
La mayor parte de las agresiones son amenazas personales, a las que le siguen la incautación o el daño de equipos y materiales periodísticos, las detenciones ilegales y los ataques a su integridad física. Resulta igualmente significativo el hecho de que no se denuncien estas acciones, con el consiguiente aumento de la impunidad por parte de quienes las cometen, en su mayoría miembros de cuerpos de seguridad del Estado y civiles en grupos progubernamentales de choque.
Las consecuencias directas de este clima de agresiones y amenazas son la censura y la autocensura que reconocen los periodistas consultados. La censura interna, aplicada por los medios, afectó a uno de cada cinco periodistas. Asimismo, se presenta la autocensura: uno de cada diez periodistas admitió haber modificado u omitido por iniciativa propia información ya verificada.
El tema de la censura y autocensura no es un asunto a ser discutido sólo entre periodistas. La ciudadanía es la gran afectada cada vez que un tema se silencia, se saca de la pauta periodística o sencillamente se omite, aun teniendo carácter noticioso.
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