International Women's Day poster with silhouettes of multicultural women's faces in paper cut style and copy space. Sisterhood, female independence and equality in 3D illustration

Sí, las feministas somos incómodas, somos “intensas”, y tenemos que serlo para mostrar la situación de indefensión a escala global en la que nos encontramos las mujeres cuando de defender nuestros derechos se trata.

Insistiré en el mensaje de mi artículo anterior Un llamado a la rebelión porque solo esta semana ocurrieron unos cuantos eventos que para muchos están pasando por debajo de la mesa. Por si usted no lo leyó porque el algoritmo o mainstreaming o que sé yo, pone este tipo de noticias en segundo y tercer plano, aquí se las resumo.

Brasil. Un médico anestesista, Giovanni Quintella Bezerra, fue detenido en Río de Janeiro luego que se descubriera que violó a una mujer sedada cuando daba a luz por medio de una cesárea. El delito quedó al descubierto luego que enfermeras del lugar decidieran grabar a escondidas a Quintella Bezerra, tras empezar a sospechar de su comportamiento durante meses. Según detalla la Fiscalía, hay evidencia de que aquella no fue la primera vez que el profesional realizaba un delito como este. Está en prisión preventiva y perdió su licencia como médico.

Perú. Grupos campesinos de autodefensa del departamento peruano de La Libertad, al norte de Lima capturaron y torturaron a ocho mujeres acusadas de brujería y después de una semana liberaron, con la condición de que abandonaran su comunidad y que los familiares retiraran la denuncia de secuestro que habían hecho en su contra. En una nota de prensa, emitida el pasado 9 de julio, la Defensoría del Pueblo señala que las mujeres «habrían sufrido agresiones y actos de tortura y crueldad» por parte de los “ronderos” como se les conoce a estos grupos.

Egipto. Nayera Ashra fue asesinada por Mohamed Adel Mohamed Ismael después de que fuera amenazada de muerte si no aceptaba casarse con él. Al negarse, la acuchilló en el estómago y en el cuello. En ese país, solo en 2021 se registraron 813 casos de agresión, entre ellos 296 asesinatos según el Observatorio de Crímenes de Violencia contra las Mujeres en Egipto. Naciones Unidas ha constatado que el 99,3% de las mujeres en Egipto han sido acosadas o asaltadas sexualmente en algún momento de sus vidas.

España. En las fiestas de Pamplona se registraron16 denuncias por abusos sexuales y una por agresión sexual con penetración. Recordemos que San Fermín fue el escenario para que se perpetrara la violación en manada hace seis años. En este país, según el Ministerio del Interior se registran al año más de 10.000 mujeres víctimas de delitos sexuales.

Venezuela. Según la ONG Utopix se incrementan a 22 casos para un total de 75 femicidios ocurridos en el cuatrimestre de este año. En el mes de abril ocurrieron además 8 femicidios en grado de frustración y 10 femicidios de venezolanas en el exterior, específicamente en Colombia, Perú Estados Unidos, Ecuador y Chile. Esta semana salieron a la luz situaciones de acoso a mujeres con presunto uso de drogas en el Centro Comercial El Recreo y se pregunta uno, cuantos no ocurrirán día a día en nuestras ciudades que no se registran ni se denuncian.

No son casos aislados, son producto de un sistema estructurado para que se ejerza poder sobre las mujeres en toda situación y circunstancia, con impunidad y alevosía. Con mucha impotencia lo que nos queda a muchas es hacerlos visibles con absoluta intensidad, porque vivimos en medio de un escenario donde no se cuenta con el apoyo decidido y firme de los gobiernos para posicionar la agenda feminista en las políticas públicas, ni tenemos el soporte de muchos medios para que los abordajes de los temas de las mujeres se hagan con la prioridad que requieren.

Aunado a esto, descorazona leer por redes los comentarios de hombres y mujeres a algunos de los sucesos que relato acá, descalificando, minimizando, negando su importancia, y la mayoría de las veces, culpando a las víctimas por lo sucedido. El resto mira para otro lado.

Por más gente intensa

Una de las cosas más duras para las mujeres que queremos contribuir a producir cambios en el mundo desde la perspectiva feminista y que intentamos aprender del movimiento con sus avances y retrocesos hasta ahora, es descubrir nuestros propios esquemas machistas y patriarcales de comportamiento.

Somos machistas cuando nos hacemos eco de la idea de que la postergación de los temas que nos atañen es lógica y entendible y que otros temas siempre importan más. No sé si lo ven, pero la solución para erradicar esta vida de violencia contra las mujeres no puede esperar más.

Pido a las de mi tribu estar conscientes de esto a toda hora en todo lugar y no quedarnos calladas cuando alguien nos diga que este no es el momento o que nuestras tragedias no tienen peso y valor.

Vamos a sumarnos como voluntarias a las organizaciones que sí están trabajando activamente para que estas aberraciones no ocurran más, a buscarles apoyos y correr la voz, sin minimizar la gravedad de los hechos ni repetir consignas con sesgos machistas en contra de nuestra necesaria intensidad.

No pisemos el peine de la promesa de que algún día se ocuparán de nuestros asuntos. No ha pasado en los últimos 300 años, entre otras cosas, porque la estructura machista de poder se ejerce desde las más íntimas, menudas y aparentemente insignificantes posiciones y enfoques. Borrarnos es una de ellas. El momento es ahora y la decisión de actuar es básicamente nuestra.

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Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.

De la misma autora: Un llamado a la rebelión

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