Desde pequeña supe de Flor Isava. Una mujer distinguida, elegante, culta. Sonriente siempre. Deportista, columnista y notable gerente deportiva. Embajadora de nobles causas con triunfos palpables dentro y fuera del país. Ella se convirtió en una referencia fundamental cuando hablamos de deporte y mujer en Venezuela.

Por ello quiero resaltar hoy, con motivo de su muerte el pasado 25 de julio a los 99 años, todo lo que hizo por los derechos de las mujeres en el ámbito deportivo, haciendo mea culpa por no habérselo reconocido en vida, por no haber estado más atenta a lo que ella, al igual que tantas otras venezolanas en el pasado, han labrado para que las de hoy podamos cosechar libertades.

Quizás, si la hubiera entrevistado y preguntado si se consideraba feminista, me hubiese pelado los ojos y negado tal atrevimiento. Habiendo nacido de familia cumanesa conservadora, católica, bien acomodada y dedicada a la filantropía, seguramente, elucubro, me hubiera dicho que ella estaba lejos de las revoltosas esas.

Pero como no tuve chance de averiguarlo, me quedo con sus logros, que sí son feministas y que deben hacerse visibles para inspiración de todas las que estamos en este movimiento, en este país y afuera también.

Primera mujer en el Comité Olímpico Internacional (COI)

Flor fue la primera mujer en acceder a la Comisión Ejecutiva del COI, en la que permaneció entre 1990 y 1994. También fue la primera que optó a una vicepresidencia, en 1994, en este caso sin éxito. Al perder esa nominación dijo: “Falta aún mucho tiempo para que los señores del COI acepten a una mujer en ese puesto. Pero estoy satisfecha por haber cumplido el deber de abrir ese frente para las mujeres. Me quedo con las ganas de saber lo que pasó tras bastidores en esta contienda para que ella diera esta declaración o las razones que estos “señores” dieron para no considerarla, pero ya sabemos, sin sorpresa, que esta es la dinámica usual donde se dan luchas por espacios de poder.

Ella es una de las cuatro latinoamericanas que han integrado el COI en sus 126 años de historia, junto a la voleibolista cubana Yumilka Ruiz, la expresidenta costarricense Laura Chinchilla y la atleta cubana María Caridad Colón. Lean bien: 4 mujeres latinoamericanas en 126 años de historia. 

Como le dijo en una entrevista a Mayte Navarro, que recomiendo leer: “Mi orgullo es que gracias a ese nombramiento hoy en día es obligatorio que el Comité Olímpico cuente con la participación de las mujeres en todos sus ámbitos. Cuando veo el número de ellas me siento satisfecha”.

Una victoria lleva a la otra

One Win Leads to Another’. Así se llama la campaña que el Comité Olímpico y la ONU llevan adelante desde 2015, dedicada a promover la igualdad de género en el deporte a través de la formación para el liderazgo de adolescentes de entornos desfavorecidos.

En el año 2016, nombraron a Flor a sus 95 años, imagen de esta campaña en los Juegos Olímpicos de Río con el objetivo de “conseguir una reducción de los estereotipos de género, junto con los comportamientos que conllevan y reforzar el empoderamiento de las mujeres y niñas a través de un programa de deporte igualitario”.  

En esta campaña ella cuenta su historia como la primera mujer en ser electa a la Junta Directiva de la máxima instancia del mundo olímpico. Qué inspirador propósito y cuánto honor saber que una venezolana estuvo al frente de un proyecto que busca invertir en las habilidades y la capacitación de las niñas con el fin de promover una generación de mujeres más fuertes, seguras y empoderadas.

Leemos en ONU Mujeres que a la fecha este programa, desarrollado principalmente en Brasil, ha demostrado que mejora drásticamente la confianza de las niñas en sí mismas, como también sus conocimientos sobre salud sexual, derechos, finanzas y empoderamiento económico: el 89% de las niñas afirman que son líderes, en comparación con el 46% anterior al programa; el 68% de las niñas han aumentado su conocimiento y su comprensión de la violencia de género y el 93% sabe dónde denunciar la violencia. Casi el 80% de las niñas tiene una mejor comprensión de su salud y sus derechos sexuales y reproductivos y sabe cómo evitar los embarazos y las infecciones de transmisión sexual. Realmente transformador todo esto.

Vocación por el poder

Flor Isava demostró en múltiples oportunidades su interés y competencias técnicas aplicadas a la organización del deporte nacional paralelamente a su desempeño como deportista. En el año 1939 comenzó su carrera en tenis, equitación y natación. De 1940 a 1966 copa las páginas deportivas con innumerables triunfos. Pero además durante todo ese tiempo preside comisiones, redacta reglamentos, predica disciplina y orden en las actividades administrativas del ámbito deportivo.

En 1947 funda la Federación Venezolana de Deportes Ecuestres (FVDE), crea el Campeonato Confraternidad de Amazonas y el Suramericano de Salto, llevándolo a Colombia, Ecuador, Perú, Chile, Argentina, Uruguay y Brasil. 

En 1965 entra a formar parte del Comité Olímpico Venezolano (COV) consolidando así su vocación de organizadora y dirigente deportiva. En 1989 fue Comisionada Especial para el Deporte Nacional en el gobierno de Carlos Andrés Pérez y en 1972 fue exaltada al Salón de la Fama de Venezuela junto a Alfonso Carrasquel y Julio Bustamante. También fue presidenta de la Confederación Venezolana de Deportes y capitana de la selección nacional de natación.

En 1991 crea la Fundación Flor Isava, dedicada a fortalecer el deporte en los barrios de Caracas y del interior del país, destinando espacios en el barrio, para organizar actividades deportivas con los niños que allí vivían. Se instruía a los padres en formas para organizar competencias y se les dotaba de material deportivo. 

Promovió además uno de sus proyectos más queridos, los Clubes Deportivos en las Cárceles. En 1992 el COV crea la Biblioteca Flor Isava con ediciones donadas por ella misma. El mismo COV crea luego la Orden Flor Isava Fonseca, que se otorga anualmente a atletas, dirigentes, entrenadores o periodistas deportivos destacados. 

Toda esta labor la hizo merecedora de 37 condecoraciones como la Orden del Libertador, la Orden Andrés Bello, La Orden Diego de Losada, Caballero de la Legión de Honor de la República Francesa, Condecoración al Mérito Civil del Reino de España, la Orden Olímpica, la del Mérito del Trabajo, del Mérito al Deporte del Ejército, Orden de Honor del Ministerio de Educación de Taiwán, entre otras.

Gracias, Flor

Las deportistas del país y del mundo, y las mujeres feministas en general, debemos mucho a esta luchadora que supo emplear sus enormes privilegios de clase en favor de la educación, el deporte y el desarrollo social, desde espacios privados y públicos. Abrió un camino para que otras nos atrevamos a mirar más alto, a aspirar a más. 

Podría decir que fue una feminista de élite, pero allí está su legado. Por sus obras las conoceréis. Gracias por todo, Flor. Descansa en paz.

***

Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.

De la misma autora: Mujeres migrantes y empleabilidad en pandemia

</div>