La crisis venezolana castiga a toda la población, pero se ha ensañado particularmente en contra de nuestra población adulto mayor. Cualquier medición pública que usted elija encontrará que 8 de cada 10 personas de la tercera de edad vive en situación de pobreza.
A decir verdad, a los adultos mayores se les traicionó en aquella promesa que supuestamente iba a garantizarles protección, igualdad, bienestar y justicia social. Hoy en día, su pensión (126 bolívares) solo alcanzaría para sobrevivir con lo más básico por una semana (ciertas condiciones aplican). En palabras más crudas: actualmente las personas mayores tienen una pensión de muerte.
Por estas razones, recientemente hemos visto movilizaciones organizadas de los pensionados y jubilados, donde han sacado fuerzas impresionantes para manifestar su descontento y visibilizar la injusticia que sufren diariamente. Muchos rogamos para que esta protesta sea escuchada y atendida.
Recordemos que nuestros mayores no solo necesitan la alimentación básica, sino que también su vida depende de diferentes medicamentos para controlar su presión arterial, niveles de azúcar o colesterol, dolores, problemas gástricos, etc. Y esto —lógicamente— hace la vida más tormentosa.
Las personas de la tercera edad deberían estar pasando sus días haciendo las cosas que más le agradan, compartir con sus nietos, escribir sus memorias, reparar cosas de su hogar, reunirse con sus amistades o viajar con su pareja e hijos, pero lamentablemente esta fase de su vida no la están disfrutando de esta manera. Al contrario, están sufriendo un calvario después de haber entregado sus mejores años a la construcción de un país que hoy le da la espalda y seguramente desconocen.
Haciendo un ejercicio de memoria (y con ayuda del amigo YouTube) me encontré con aquel espectáculo que les daba esperanza a nuestros adultos mayores, puesto que se creaba la Gran Misión en Amor Mayor, la cual consistía en un programa «amoroso» que iba a entregar una pensión por vejez. Eso fue en diciembre del año 2011. Lectores, a la luz de los hechos, evalúen ustedes ese «amor mayor».
La vejez digna fue un compromiso cruelmente incumplido. Muchos de nuestros mayores están muriendo de hambre y por el desengaño. Ahí quedó la promesa del «amor mayor», con mucha pena y ninguna gloria.
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