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Dos  policías más en la capital del país fueron muertos por delincuentes. En menos de 12 horas seis niños se convirtieron en huérfanos pro culpa del hampa. Ahora son 131 funcionarios de seguridad de la Gran Caracas los que han sido asesinados en lo que va de año.

A las 6:00 pm de ayer, aproximadamente, un punto de control de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) ubicado en la avenida El Carmen entre la calle Zaleya y Los Samanes de El Cementerio, fue atacado a tiros.

La versión policial indica que al sitio se acercó una camioneta Pick Up ZNA 4×4 color plata, la cual los funcionarios intentaron detener para proceder a la verificación de rigor.

Los tripulantes hicieron caso omiso a las órdenes de los uniformados y desde el vehículo lanzaron la ráfaga de fuego que alcanzó a la oficial agregado de la PNB,  Kendy Urrea Montero  (24) . Ella murió minutos después al ingresar a la Clínica Atias, trasladada por uno de sus compañeros.

Una comisión de la PNB se desplegó por el sector y logró localizar el vehículo sospechoso en el sector Bogotá del barrio Los Sin Techos en El Cementerio. La camioneta estaba solicitada por robo desde el 25 de noviembre de este año.

Se conoció que horas más tarde, en Las Mercedes, se realizó un procedimiento que presuntamente buscaba dar con el paradero de dos carros involucrados en la muerte de la oficial agregada de la PNB en El Cementerio. Los delincuentes se trasladaban en un Mazda 3 gris, placa AE462ZV y una Cherokee negra, placa AA6OO0W.

Kendy Urrea Montero es la tercera funcionaria asesinada en 2015. Pertenecía a la primera promoción de la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad, egresada en 2011. Era madre de una niña menor de edad.

Diez horas después le tocaría el turno a Rosmel Alexis Scott Linares (33), oficial jefede la Policía de Miranda, a cinco kilómetros de distancia del sitio en el que hirieron a la PNB.

Información extraoficial reveló que el hombre se encontraba en el sector Mamera I de Antímano cuando se produjo un tiroteo en la reunión. En ese primera balacera, el oficial jefe resultó ileso, pero minutos después los delincuentes detectaron que era funcionario policial, le dispararon y le dejaron el carnet de Polimiranda en la espalda.

Funcionarios de la PNB iniciaron un operativo por el sector para dar con los culpables, el cual no había arrojado ninguna captura hasta la mañana del sábado.

El comisario y director de Polimiranda, Elisio Guzmán, indicó que la muerte de Scott Linares es la número siete que se contabiliza entre las filas de la institución. «El oficial jefe tenía 15 años de servicio. Gozaba de respeto y cariño entre sus compañeros, quienes hoy nuevamente se enlutan por la muerte violenta de un amigo que ha dejado a cinco niños en orfandad«, dijo.