De acuerdo con el monitoreo del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), durante 2021 se registraron por lo menos 11.081 muertes violentas en todo el país, contabilizando 3.112 homicidios, 2.332 muertes por resistencia a la autoridad, 4.003 muertes violentas bajo averiguación para determinar su causa y 1.634 desapariciones. Estas cifras se traducen para Venezuela en una tasa de 40,9 muertes violentas por cada 100 mil habitantes.
“Esto significa que en el 2021 los delincuentes cometieron diariamente 8,5 homicidios, que los cuerpos policiales mataron a 6,3 personas diarias por resistirse a la autoridad. Que no hubo esclarecimiento de un promedio de 11 víctimas fatales al días, las cuales quedaron clasificadas como muertes en averiguación, y que cada día del año fueron denunciadas por sus familiares la desaparición de 4,4 personas”, reporta el informe anual del OVV, presentado este martes 28 de diciembre.
Aunque se registró una disminución de muertes violentas respecto al año pasado, se advierte que tal cambio no ha “sido el resultado del mejoramiento de las condiciones sociales ni de una mejoría en el sistema de seguridad y protección de las personas ni tampoco de una mayor vigencia del Estado de Derecho, sino al contrario.
“Paradójicamente, la reducción de la mortalidad violenta es el resultado del empeoramiento de la calidad de vida y de políticas públicas que destruyeron capacidades económicas, auparon la corrupción y el deterioro de los servicios básicos, y que generaron una parálisis del país, causando un empobrecimiento masivo, penuria y pérdida del poder adquisitivo, que en conjunto redujeron notablemente las oportunidades del crimen”, aseguran.
En cuanto a los homicidios, que también disminuyeron este año, el OVV manifiesta que este comportamiento puede estar relacionado a la migración de jóvenes, grupo etario en el que se ubican un número importante de víctimas y victimarios de la violencia, “reduciendo drásticamente la población en riesgo de sufrir o infligir la violencia”. El año pasado se registraron 4.153 casos homicidios.
El OVV también advierte que se pudo observar un notable crecimiento de las llamadas “desapariciones”. “Las desapariciones no tienen que significar forzosamente una muerte, sin embargo, la experiencia histórica de América Latina (desde México hasta Argentina) es que mayoritariamente sí lo son, y lo que expresan es una voluntad del crimen organizado de ocultar la violencia y no llamar la atención; o de la policía y los gobiernos de aplicar otra forma de censura”.
“Aunque las desapariciones pueden expresar otros fenómenos, incluso los vinculados a una emigración silenciosa, cuando observamos que las mayores tasas de desapariciones ocurren en municipios o parroquias muy violentas, como El Callao y Sifontes en el estado Bolívar, o las parroquias Coche o El Paraíso en Caracas, o el municipio Brión en Miranda, se encuentran indicios que estamos ante una muerte violenta que se quiere ocultar”, denuncian.
También se registró el incremento de las muertes que permanecen bajo “averiguación”, “un vacío de la información criminalística que deja en el limbo a un grupo importante de muertes, por ausencia de investigación calificada o por la intención de arrojar sombras en lugar de luces sobre las causas reales de las muertes”.
Igualmente, las muertes por resistencia a la autoridad se mantienen en unas cifras muy altas, y el año concluye con un promedio de 6,3 personas fallecidas cada día del año por la acción de los cuerpos que seguridad. Entre ellos, el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) o de las policías estadales o municipales, algunas de creación reciente y con nuevos nombres.
Los estados en donde se registraron más muertes violentas fueron Distrito Capital (77,9 muertes violentas por cada 100 mil habitantes), Miranda (64,1 muertes violentas por cada 100 habitantes), Bolívar (56,8 muertes violentas por cada 100 mil habitantes), Delta Amacuro (52,1 muertes violentas por casa 100 mil habitantes) y Aragua (50,8 muertes violentas por cada 100 mil habitantes).
Finalmente, se detalla que al finalizar el 2021, y con una tasa de 40,9 muertes violentas por cada cien mil habitantes, Venezuela se ubicará junto con Honduras (con una tasa de 40) como los países más violentos de América Latina, seguido de México con una tasa de 29, Brasil con 25 y Colombia con 24 fallecidos por cada cien mil habitantes.
“El Distrito Capital de Caracas, con una tasa de 77,9, duplicará la tasa de Cali, la ciudad más violenta de Colombia, y será siete veces más violenta que Bogotá y Medellín”, señalan.
Violencia de género y contra niños, niñas y adolescentes
El OVV denuncia que la violencia a lo interno de la familia también aumentó durante 2021. Las expresiones de este tipo de violencia “han sido muy variadas durante el año 2021 y todas son la manifestación del empobrecimiento al que han estado sometidas las familias por la carencia y competencia por los alimentos, el encierro provocado por la cuarentena y los efectos de una familias desmembradas por la creciente emigración de parte de sus miembros, los cuales, si bien muchas veces logran aportar recursos para la manutención de los hijos dejados en el país, no resuelve las necesidades más amplias de educación y atención que requieren los niños, niñas y adolescentes”, describen.
Por un lado, se registraron 284 homicidios de mujeres, de los cuales el mayor porcentaje califica como femicidio, entre los meses de enero a septiembre de 2021. Por otro, se registró la ocurrencia de 20 infanticidios (asesinatos de menores de un año), teniendo en su casi totalidad (90%) como victimarios a sus propios familiares.
Además, se señaló que la victimización se desplaza hacia los adolescentes de 12 a 17 años, con el 33%, y de los jóvenes entre 18 y 24 años, del 27% en 2021, mientras que en hasta 2019 se concentraba en el grupo menor de 11 años.
Violencia Autoinfligida
Las estimaciones del OVV indican que este año en el país podrían haber acontecido unas 1.164 muertes por suicidio, 14 casos más que los reflejados en la estimación del año pasado (1.150).
Aunque “esto arroja una tasa conservadora de 4,3 muertes por suicidio por cada cien mil habitantes”, se detectó que la violencia autoinfligida sigue mostrando signos de aumento.
En el año 2021 las cinco entidades con mayor tasa de suicidios fueron Mérida, Distrito Capital, Yaracuy, Cojedes y Táchira.
“Los hombres, tal como se aprecia a escala mundial, siguen siendo en el país las principales víctimas de violencia autoinfligida, sin embargo, se observa un aumento “lento” pero sostenido de casos de mujeres que se suicidan empleando métodos más letales; así como un incremento en niños, niñas y adolescentes que atentan contra sus vidas en las zonas urbanas y rurales, incluso en zonas novedosas, como ocurrió con el suicidio de 4 adolescentes de entre 12 y 15 años de los pueblos indígenas Yekuana, Jiwi y Baniva del estado Amazonas”, informa el Observatorio.