Nuncio en la beatificación: José Gregorio es capaz de unir a sus compatriotas a pesar de las diferencias

LA HUMANIDAD · 30 ABRIL, 2021 13:55

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Shari Avendaño | @shariavendano

Foto por @CEV_Medios

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Venezuela hermanada en torno a la fe. El nuncio apostólico en Venezuela Aldo Giordano dijo, durante la ceremonia de beatificación del doctor José Gregorio Hernández, que el “médico de los pobres” es capaz de unir a sus compatriotas a pesar de las diferencias sociales, políticas, económicas e ideológicas.

“Me atrevo a decir que no hay una figura más querida y aceptada por todos que el doctor. (…) Es sin duda uno de los mejores venezolanos de todos los tiempos porque él tenía un secreto, su secreto era su fe, su creencia en Dios, su búsqueda de hacer su voluntad, su vida de oración. Vivir el evangelio lo convirtió en el santo del pueblo, en el médico de los pobres”, dijo este viernes, 30 de abril, desde la iglesia del Colegio La Salle La Colina.

Los devotos del doctor José Gregorio Hernández han esperado casi 72 años por la ceremonia de beatificación, acto que representa el cierre de un proceso y el inicio del camino a la anhelada santidad. Esta figura querida por la iglesia católica venezolana ha destacado por su sensibilidad científica y bondad, así como sus milagros en la salud de los creyentes.

En nombre de la Santa Sede, el nuncio apostólico agradeció a las personas que contribuyeron a llevar la causa del santo del pueblo. Señaló que la alegría de la celebración de la beatificación no debe disminuir por la situación generada por el COVID-19 en el país.

“Parece providencial celebrar la beatificación de un médico en medio de la pandemia. En la figura del beato, la iglesia rinde hoy a los profesionales de la salud un homenaje de agradecimiento, y oración”, comentó el representante del papa Francisco.

Una ceremonia por la reconciliación

Durante la homilía en la misa, Giordano pidió al beato que conceda el milagro de la unidad nacional. Mencionó que los venezolanos han contado con la intersección segura de José Gregorio Hernández desde hace más de un siglo (en referencia al tiempo que ha durado la devoción) y que ahora ya puede ser venerado públicamente, al igual que las venezolanas que lo antecedieron: las beatas María Candelaria de San José, Carmen Rendiles y la madre María de San José.

Durante la celebración también se pidió por el “mundo universitario” del país, especialmente por la Universidad Central de Venezuela (casa de estudios del beato), y por la unión en torno a la vacunación masiva.

Representantes de las diócesis y arquidiócesis del país, sacerdotes y religiosas, las familias del beato y de la niña Yaxury Solórzano, beneficiada por el milagro que lo hizo merecedor de la beatificación al médico, unos pocos profesionales de la salud y representantes de la gestión de Nicolás Maduro presenciaron la ceremonia.

Devoción venezolana

La misa contó con la animación musical de la Schola Cantorum y parte de la Orquesta Gran Mariscal de Ayacucho, dirigida por las maestras María Guinand y Elisa Vegas, respectivamente. También se unieron representantes de orquestas del Área Metropolitana de Caracas y 15 artistas invitados, entre los que destacó Luis Fernando Borjas de Guaco y la cantautora Trina Medina. 

Al cierre de la ceremonia, el cardenal Baltazar Porras explicó que las reliquias del beato (que se entregaron a representantes de las diócesis y arquidiócesis del país) pueden ser honradas “evitando cualquier forma de superstición y comercialización”.

Instó a los venezolanos a comprometerse a recuperar el respeto mutuo, la estima, la colaboración entre las instituciones y “enterrar las enemistades que destruyen cualquier posibilidad de convivencia e igualdad”.

A pesar de que las condiciones sanitarias del país impiden reuniones multitudinarias, decenas de personas se acercaron a los alrededores de la iglesia Nuestra Señora de La Candelaria (municipio Libertador de Caracas) para agradecer la beatificación del doctor en tanto se desarrollaba la ceremonia en el Colegio La Salle La Colina. En la parroquia arquidiocesana descansan los restos del beato desde 1975. 

LA HUMANIDAD · 30 ABRIL, 2021

Nuncio en la beatificación: José Gregorio es capaz de unir a sus compatriotas a pesar de las diferencias

Texto por Shari Avendaño | @shariavendano
Foto por @CEV_Medios

Venezuela hermanada en torno a la fe. El nuncio apostólico en Venezuela Aldo Giordano dijo, durante la ceremonia de beatificación del doctor José Gregorio Hernández, que el “médico de los pobres” es capaz de unir a sus compatriotas a pesar de las diferencias sociales, políticas, económicas e ideológicas.

“Me atrevo a decir que no hay una figura más querida y aceptada por todos que el doctor. (…) Es sin duda uno de los mejores venezolanos de todos los tiempos porque él tenía un secreto, su secreto era su fe, su creencia en Dios, su búsqueda de hacer su voluntad, su vida de oración. Vivir el evangelio lo convirtió en el santo del pueblo, en el médico de los pobres”, dijo este viernes, 30 de abril, desde la iglesia del Colegio La Salle La Colina.

Los devotos del doctor José Gregorio Hernández han esperado casi 72 años por la ceremonia de beatificación, acto que representa el cierre de un proceso y el inicio del camino a la anhelada santidad. Esta figura querida por la iglesia católica venezolana ha destacado por su sensibilidad científica y bondad, así como sus milagros en la salud de los creyentes.

En nombre de la Santa Sede, el nuncio apostólico agradeció a las personas que contribuyeron a llevar la causa del santo del pueblo. Señaló que la alegría de la celebración de la beatificación no debe disminuir por la situación generada por el COVID-19 en el país.

“Parece providencial celebrar la beatificación de un médico en medio de la pandemia. En la figura del beato, la iglesia rinde hoy a los profesionales de la salud un homenaje de agradecimiento, y oración”, comentó el representante del papa Francisco.

Una ceremonia por la reconciliación

Durante la homilía en la misa, Giordano pidió al beato que conceda el milagro de la unidad nacional. Mencionó que los venezolanos han contado con la intersección segura de José Gregorio Hernández desde hace más de un siglo (en referencia al tiempo que ha durado la devoción) y que ahora ya puede ser venerado públicamente, al igual que las venezolanas que lo antecedieron: las beatas María Candelaria de San José, Carmen Rendiles y la madre María de San José.

Durante la celebración también se pidió por el “mundo universitario” del país, especialmente por la Universidad Central de Venezuela (casa de estudios del beato), y por la unión en torno a la vacunación masiva.

Representantes de las diócesis y arquidiócesis del país, sacerdotes y religiosas, las familias del beato y de la niña Yaxury Solórzano, beneficiada por el milagro que lo hizo merecedor de la beatificación al médico, unos pocos profesionales de la salud y representantes de la gestión de Nicolás Maduro presenciaron la ceremonia.

Devoción venezolana

La misa contó con la animación musical de la Schola Cantorum y parte de la Orquesta Gran Mariscal de Ayacucho, dirigida por las maestras María Guinand y Elisa Vegas, respectivamente. También se unieron representantes de orquestas del Área Metropolitana de Caracas y 15 artistas invitados, entre los que destacó Luis Fernando Borjas de Guaco y la cantautora Trina Medina. 

Al cierre de la ceremonia, el cardenal Baltazar Porras explicó que las reliquias del beato (que se entregaron a representantes de las diócesis y arquidiócesis del país) pueden ser honradas “evitando cualquier forma de superstición y comercialización”.

Instó a los venezolanos a comprometerse a recuperar el respeto mutuo, la estima, la colaboración entre las instituciones y “enterrar las enemistades que destruyen cualquier posibilidad de convivencia e igualdad”.

A pesar de que las condiciones sanitarias del país impiden reuniones multitudinarias, decenas de personas se acercaron a los alrededores de la iglesia Nuestra Señora de La Candelaria (municipio Libertador de Caracas) para agradecer la beatificación del doctor en tanto se desarrollaba la ceremonia en el Colegio La Salle La Colina. En la parroquia arquidiocesana descansan los restos del beato desde 1975. 

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