Octubre se convirtió en el segundo mes consecutivo con una inflación menor a 25%, de acuerdo con la estimación publicada por la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional. En concreto, el índice de los precios cerró con 20,7% en octubre y con un 23,5% en septiembre pasado. Esto no significa que la hiperinflación haya desaparecido en Venezuela, pero sí que su ritmo de aceleración comienza a pisar el pedal del freno.
Percibir una mayor lentitud en el avance de los precios es complicado después de dos años de hiperinflación. Sin embargo, la visita semanal de Efecto Cocuyo al Mercado Guaicaipuro da testimonio que, por ejemplo, el pollo, la carne, los huevos, el jamón de espalda y la mortadela fueron algunos de los alimentos cuyos precios retrocedieron durante dos semanas de octubre, aunque haya sido en unos pocos bolívares y de forma momentánea.
Otra de las expresiones de esta hiperinflación más lenta está en las ofertas de los bodegones, cuando llevaron algunos de sus productos a un precio reducido entre uno y cuatro dólares.
“Desde comienzos de año, hemos visto un mejor abastecimiento y eso obliga a que haya una mayor competencia. Hubo una estabilización de la inflación y cierta estabilización de la moneda. Estos signos son consecuencia de que pasamos de una economía regulada en todos los niveles a una flexibilización del control de cambio”, argumentó Tomás Socías López, director del Grupo Estrategias y fundador de Cavidea, en entrevista para Efecto Cocuyo.
Cuando el Ejecutivo llevó la tasa de cambio del dólar a un nivel muy similar del mercado paralelo en enero comenzó una ola de tácticas para tratar de amarrar tanto al tipo de cambio como a la inflación. Estas maniobras incluyen desde un estricto encaje bancario para eliminar el crédito comercial, hasta la inyección reciente de un millón de euros en efectivo a la banca, para tratar de satisfacer parte de la demanda del mercado cambiario cada semana como lo publicó la agencia Reuters.
Un dólar estacionado alrededor de los 20.000 bolívares durante buena parte de octubre fue la explicación que brindó el diputado Ángel Alvarado desde la Comisión de Finanzas para entender el índice de precios tanto de septiembre como de octubre. Aunque el parlamentario advirtió que en noviembre se espera un repunte de la inflación, ahora cuando ya el dólar se montó en un piso de 30.000 bolívares.
Para el economista Efraín Velásquez el punto clave es que la incertidumbre general sobre las variables macroeconómicas se mantiene. “Hemos tenido algunas semanas de estabilidad y con esta nueva dinámica del mercado cambiario, se eliminó la diferencia entre el oficial y el paralelo. La expectativa es cuándo será el siguiente brinco” apuntó Velázquez en entrevista con Efecto Cocuyo.
Al panorama hay que sumarle también otros factores como la caída del consumo y la pérdida del poder adquisitivo del venezolano. La ecuación de una hiperinflación más lenta es sencilla de entender si se recuerda que cuando hay pocos compradores para un producto con un precio tan alto, entonces los comerciantes se ven obligados a tratar de estabilizar los precios para asegurarse de venderlos.
El elemento común en las cifras de la Asamblea Nacional, las publicadas por el Banco Central de Venezuela (BCV) y otras estimaciones hechas por firmas como Ecoanalítica o Agpv Asesores Económicos es que la hiperinflación anda desacelerando su ritmo. Pero todavía se trata de una velocidad que llevó a los precios a subir 4.035,2% en lo que va de año, si se sigue el acumulado anual de la Comisión de Finanzas.
Solo cuando se llegue a un año ininterrumpido con inflaciones mensuales por debajo de 50%, se podrá hablar que Venezuela salió de la hiperinflación. Aunque para muchos economistas prefieren insistir en que hasta que no se levante la producción nacional, no habrá salidas ni a la hiperinflación ni a la recesión que sumará seis años consecutivos cuando se escuche el cañonazo del venidero 31 de diciembre.
Foto principal Mairet Chourio
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Octubre se convirtió en el segundo mes consecutivo con una inflación menor a 25%, de acuerdo con la estimación publicada por la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional. En concreto, el índice de los precios cerró con 20,7% en octubre y con un 23,5% en septiembre pasado. Esto no significa que la hiperinflación haya desaparecido en Venezuela, pero sí que su ritmo de aceleración comienza a pisar el pedal del freno.
Percibir una mayor lentitud en el avance de los precios es complicado después de dos años de hiperinflación. Sin embargo, la visita semanal de Efecto Cocuyo al Mercado Guaicaipuro da testimonio que, por ejemplo, el pollo, la carne, los huevos, el jamón de espalda y la mortadela fueron algunos de los alimentos cuyos precios retrocedieron durante dos semanas de octubre, aunque haya sido en unos pocos bolívares y de forma momentánea.
Otra de las expresiones de esta hiperinflación más lenta está en las ofertas de los bodegones, cuando llevaron algunos de sus productos a un precio reducido entre uno y cuatro dólares.
“Desde comienzos de año, hemos visto un mejor abastecimiento y eso obliga a que haya una mayor competencia. Hubo una estabilización de la inflación y cierta estabilización de la moneda. Estos signos son consecuencia de que pasamos de una economía regulada en todos los niveles a una flexibilización del control de cambio”, argumentó Tomás Socías López, director del Grupo Estrategias y fundador de Cavidea, en entrevista para Efecto Cocuyo.
Cuando el Ejecutivo llevó la tasa de cambio del dólar a un nivel muy similar del mercado paralelo en enero comenzó una ola de tácticas para tratar de amarrar tanto al tipo de cambio como a la inflación. Estas maniobras incluyen desde un estricto encaje bancario para eliminar el crédito comercial, hasta la inyección reciente de un millón de euros en efectivo a la banca, para tratar de satisfacer parte de la demanda del mercado cambiario cada semana como lo publicó la agencia Reuters.
Un dólar estacionado alrededor de los 20.000 bolívares durante buena parte de octubre fue la explicación que brindó el diputado Ángel Alvarado desde la Comisión de Finanzas para entender el índice de precios tanto de septiembre como de octubre. Aunque el parlamentario advirtió que en noviembre se espera un repunte de la inflación, ahora cuando ya el dólar se montó en un piso de 30.000 bolívares.
Para el economista Efraín Velásquez el punto clave es que la incertidumbre general sobre las variables macroeconómicas se mantiene. “Hemos tenido algunas semanas de estabilidad y con esta nueva dinámica del mercado cambiario, se eliminó la diferencia entre el oficial y el paralelo. La expectativa es cuándo será el siguiente brinco” apuntó Velázquez en entrevista con Efecto Cocuyo.
Al panorama hay que sumarle también otros factores como la caída del consumo y la pérdida del poder adquisitivo del venezolano. La ecuación de una hiperinflación más lenta es sencilla de entender si se recuerda que cuando hay pocos compradores para un producto con un precio tan alto, entonces los comerciantes se ven obligados a tratar de estabilizar los precios para asegurarse de venderlos.
El elemento común en las cifras de la Asamblea Nacional, las publicadas por el Banco Central de Venezuela (BCV) y otras estimaciones hechas por firmas como Ecoanalítica o Agpv Asesores Económicos es que la hiperinflación anda desacelerando su ritmo. Pero todavía se trata de una velocidad que llevó a los precios a subir 4.035,2% en lo que va de año, si se sigue el acumulado anual de la Comisión de Finanzas.
Solo cuando se llegue a un año ininterrumpido con inflaciones mensuales por debajo de 50%, se podrá hablar que Venezuela salió de la hiperinflación. Aunque para muchos economistas prefieren insistir en que hasta que no se levante la producción nacional, no habrá salidas ni a la hiperinflación ni a la recesión que sumará seis años consecutivos cuando se escuche el cañonazo del venidero 31 de diciembre.
Foto principal Mairet Chourio