Deyna Castellanos, delantera en el Atlético de Madrid y jugadora internacional con la Selección de fútbol Venezuela, en las últimas horas se ha movido en las plataformas virtuales para emitir comentarios y reflexiones sobre la cultura manipuladora y abusadora hacia la mujer que hay en el medio deportivo.

En su cuenta de Twitter colgó un comunicado (el segundo en menos de 24 horas) en el que manifiesta que, luego de leer un artículo en The Athletic, recordó muchas cosas y entendió que los entrenadores “que utilizan su poder para manipularnos son más comunes de lo que muchas veces queremos admitir”.

“También me abrió los ojos y me hizo darme cuenta que somos nosotras las únicas que podemos parar estas injusticias. Crecí en el entorno de la Selección Nacional de Venezuela que estaba al mando de una persona en específico, y mucho de lo que leí en el artículo resonaba conmigo de una manera directa y profunda.

«Leer todas las líneas me hizo recordar muchas de las historias que me tocaron vivir y escuchar de compañeras que -por miedo a represalias- han callado durante mucho tiempo. Yo era una de esas jugadoras que decidió pretender que las experiencias vividas eran normales. Durante mucho tiempo asumí que este ambiente machista, manipulador y degradable para la mujer era el precio que tenía que pagar por querer ser jugadora de fútbol profesional”.

Pero, reconoció que en realidad lo vivido no era normal. «viviendo en Florida experimenté el nivel de profesionalidad y respeto que el cuerpo técnico de FSU demandaba para ellos mismos y para todos alrededor del vestidor».

“En ese momento comprendí que mi juventud y desarrollo como futbolista se había dado bajo una cultura manipuladora y abusadora hacia la mujer».

Reconocer el abuso

Por tanto, decidió escribir estas líneas «para que sirva de voz y plataforma para las miles de jugadoras de fútbol amateur y profesional que viven con el miedo de hablar y reportar lo que viven en sus entornos futbolísticos. Mi contexto social y mi ambiente futbolístico me hicieron normalizar muchos incidentes que hoy entiendo como abusos. Escribo la siguiente reflexión para que las nuevas generaciones sepan que hay cosas que no son normales y que no tienen que tolerar”.

Estas son:

  • Un entrenador que utiliza su poder para manipularlas a hacer cosas que ustedes no quieren no es un entrenador, es un abusador.
  • Un entrenador que utiliza métodos de soborno para conseguir ciertas acciones de su parte no lo hace por su bien, lo hace porque sabe que puede hacerlo sin que nadie lo reporte.
  • No es normal que un entrenador les pida entrar a su cuarto para darles un masaje en concentraciones y/o viajes.
  • Un entrenador no tiene el derecho de cuestionar tu preferencia sexual.
  • Ese sentimiento de cansancio y de perder las ganas de jugar fútbol no es consecuencia de tu debilidad mental, es abuso emocional.
  • Un entrenador que utiliza tu peso para hacerte sentir mal y degradarte no es un entrenador exigente, es un entrenador que recurre a métodos de manipulación para compensar su falta de capacidad.
  • Las personas que ven lo que está pasando y que pudieran hacer algo para cambiar la situación, pero optan por no hacerlo no son víctimas de la situación, son cómplices.
  • Excusas como “así es el fútbol en este país” o “las cosas siempre han sido así” no son razones que justifiquen los abusos, son señales de que la gente incorrecta está al mando.
  • El título de entrenador no significa poder absoluto sobre tu persona y tu cuerpo.
  • Tu convocatoria o minutos en cancha nunca deben de ser consecuencia de manipulaciones de tu entrenador.

En esta misiva, Castellanos (y de hecho por ahí comienza su narración) hace mención a Sinead Farrelly & Mana Shim. “Su valentía me ha hecho reflexionar de una manera profunda al punto que he pasado los últimos días pensando que decir en relación a lo que está ocurriendo en la NWSL. Las dificultades y las injusticias que están viviendo nuestras compañeras en EUA son al final del día un tema que nos debe de importar a todas las jugadoras profesionales independientemente de la liga en la que nos toque competir».

Expresó que tiene muchas amigas en la NWSL «y lo primero que se me viene a la mente es mi total admiración y solidaridad por lo que están viviendo. Como seleccionadas nacionales estamos acostumbradas a ver y reconocer lo avanzado que esta Estados Unidos en contextos de infraestructura, inversión y desarrollo del futbol femenino. Si este tipo de situaciones ocurren en Estados Unidos ¿Se pueden imaginar lo que pasa en otros países con menos inversión, estructura y cultura por el futbol femenino?.

La respuesta a esa pregunta, aseguró, fue el motivó que la empujó a redactar la carta.

“Nuevamente, gracias Sinead Farrelly & Mana Shim. Espero que su valentía se vea reflejada en cambios de raíz en la liga que debería de existir para protegerlas. Aunado al sistema de personas y círculos que han permitido estos acosamientos en la liga hay reglas sin sentido que promueven el control sobre las jugadoras y que no tienen lugar en ninguna liga de fútbol profesional”.

Expresó igualmente admiración y respeto hacia sus compañeras de la Selección Nacional de Venezuela por decidir alzar la voz, como equipo “para que ningún equipo de fútbol (amateur o profesional) tenga que vivir lo que nosotras vivimos. Me ha quedado claro que en un mundo donde constantemente intentan silenciarnos la única manera de exigir cambios es apoyándonos entre todas y exigiendo un trato digno en nuestra profesión”.

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