Como una «nueva amenaza» calificaron las autoridades de Venezuela la presencia de la variante delta en Miranda y Distrito Capital, en la región central del país, informada el pasado 25 de julio.
Se trató de dos casos de personas vacunadas que llegaron del exterior, un joven deportista y una doctora. Aunque no se ha detectado la circulación comunitaria en Venezuela, la fácil propagación de la variante —que se espera que se convierta en la de mayor prevalencia a nivel mundial— pone en alerta a Venezuela, que avanza a paso lento en su vacunación contra el COVID-19.
¿Qué se sabe hasta ahora sobre la variante delta en Venezuela? Estas son 10 claves:
La variante delta del SARS-CoV-2, identificada como B.1.617.2, se detectó por primera vez en la India. Sus primeras muestras datan de octubre de 2020, aunque su relevancia llegaría después.
Fue declarada variante de interés (VOI) por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 4 abril de 2021, y luego clasificada como variante de preocupación (VOC) el 11 de mayo.
Esta última denominación se utiliza cuando la variante presenta uno o más de los siguientes cambios: aumento de transmisibilidad o cambio perjudicial en la epidemiología de COVID-19, aumento de la virulencia o cambio en la presentación clínica de la enfermedad, disminución de la eficacia de las medidas sociales y de salud pública o de los medios de diagnóstico, vacunas y tratamientos disponibles.
Según la actualización epidemiológica semanal de la OMS del 20 de julio de 2021, basada en hallazgos de estudios preliminares, la variante delta es más transmisible y tiene una mayor tasa de ataque secundario, resultados que están cada vez más sustentados por evidencias.
De acuerdo con el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (Ecdc), la variante delta es hasta 60% más transmisible que la variante Alfa (B.1.1.7, detectada inicialmente en Reino Unido). El Ecdc calcula que para finales de agosto de 2021, delta constituya el 90% de los contagios en Europa.
Un estudio reciente realizado en China durante un brote de la variante delta, reseñado por la OMS en el documento del 20 de julio, arrojó que el tiempo transcurrido desde la exposición hasta el primer PCR positivo puede ser menor con la variante delta en comparación con otras variantes que no son de preocupación: cuatro días, frente a seis.
Igualmente, la carga viral de ese primer resultado positivo por la variante delta fue 1.200 veces más alta que las variantes que no son de preocupación, lo que sugiere que esta variante puede replicarse aún más rápido y puede ser más contagiosa durante las etapas tempranas de la infección.
«Hasta ahora hemos detectado dos muestras. ¿Qué hace que sea de preocupación? En el caso de la variante delta, es más contagiosa, circula con una más alta carga viral y eso quiere decir que su capacidad de transmisión es entre dos y tres veces mayor», dijo a Efecto Cocuyo la viróloga venezolana Flor Pujol, investigadora del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (Ivic). Además recordó que estas variantes tienen, generalmente, entre 10 y 20 mutaciones.
Según las investigaciones preliminares reseñadas por la OMS, se ha reportado que la variante delta incrementa el riesgo de hospitalización y reduce la capacidad de neutralización.
Otro estudio realizado en Canadá, una prepublicación aún no revisada por pares, analizó los datos de más 200.000 casos de COVID-19 y mostró un incremento en la virulencia de la variante delta en comparación con otras variantes que no son de preocupación. Frente a esas variantes, el riesgo de hospitalización aumentó 120%, la entrada a cuidados intensivos subió 287% y las muertes asociadas con esta variante incrementaron 137%.
Hallazgos preliminares de un estudio realizado en Reino Unido, que midió los anticuerpos en 112 personas con coronavirus mostraron títulos de neutralización reducidos en aquellos con la variante delta, beta o alfa en comparación con variantes que no son de preocupación.
Tiene mutaciones que le proporcionan al virus mayor ventaja para invadir el cuerpo y adherirse, reseña la BBC. Mientras más virus invadan las células, más virus se replicarán, lo que puede explicar el aumento en la carga viral.
Según la OMS, aún no hay evidencias suficientes que sustenten que hay cambios en las formas clínicas del COVID-19 debido a la variante delta.
«Si bien se ha demostrado que la variante delta tiene una capacidad de transmisión más alta que el virus original y en comparación con otras variantes de preocupación, no se ha demostrado una mayor agresividad en cambios en la forma clínica de la enfermedad o cambios en las vías de contagio», dijo el gerente de Incidente de COVID-19 de la OPS, Sylvain Aldighieri, el pasado 14 de julio durante una conferencia de prensa virtual de la organización.
Sin embargo, algunos estudios han hecho aproximaciones. Tim Spector, profesor de epidemiología genética de la universidad King’s College London (Reino Unido), dirige el «Estudio Zoe«, una investigación en la que miles de personas reportan sus síntomas a través de una aplicación.
Los tres primeros síntomas, notificados principalmente por personas jóvenes asociados a esta variante fueron dolor de cabeza, dolor de garganta y secreción nasal. También reportaron fiebre y tos, esta última «menos frecuente».
Spector destacó que de acuerdo con los hallazgos preliminares, los síntomas son más similares a los de un resfriado fuerte. Otro de sus hallazgos apunta a que la pérdida de olfato no está entre los síntomas más comunes. No obstante, los resultados aún no han sido publicados en una revista científica ni evaluados por pares. El investigador llama a personas con síntomas, por más leves que sean, a realizarse prueba diagnóstica para el COVID-19.
Jaime Torres, médico infectólogo y jefe de Infectología del Instituto de Medicina Tropical de la Universidad Central de Venezuela (IMT-UCV), advirtió que aún no hay certezas sobre los cambios en los síntomas y las formas clínicas del COVID-19 producido por la variante delta.
«La impresión que da para muchos clínicos en la región es que la gente se afecta más rápidamente, que se deteriora más rápidamente. Pero esto todavía no está claro. Además está afectando a gente más joven, con síntomas, pero aún no hay suficientes datos», respondió a Efecto Cocuyo.
Torres alerta que aún se deben hacer más estudios, pues existen otros factores pudieran entrar en juego: si las personas acuden tardíamente a los servicios de salud, si empiezan a administrarse kits de tratamientos no recomendados o si se automedican y se tratan por su cuenta.
El Ecdc igualmente estima que el riesgo general relacionado con la variante delta sea bajo para las poblaciones completamente vacunadas, y alto o muy alto para las personas parcialmente vacunadas o no vacunadas. También recomienda acelerar el despliegue de vacunas y alcanzar coberturas más altas de vacunación, lo que puede tener un impacto sustancial en reducir la incidencia, hospitalizaciones y muertes, particularmente en personas mayores.
Según las evidencias disponibles hasta la fecha, la Organización Panamericana de la Salud sostiene que las vacunas que han recibido autorización de uso de emergencia de la OMS siguen siendo efectivas contra todas las variantes, aunque las variantes sí tienen un impacto mínimo.
Jairo Méndez Rico, asesor de Enfermedades Virales Emergentes de OPS, recordó en la conferencia semanal de la organización del 21 de julio que las vacunas no son 100% efectivas, por lo cual algunas personas pueden infectarse pese a ya estar vacunadas. Sin embargo, destacó que la vacunación tiene un impacto notable en la disminución de la letalidad, los casos graves y las hospitalizaciones.
«Independientemente de las variantes que están circulando, las vacunas en conjunto con todas las medidas de salud pública que ya conocemos, incluyendo el uso de la mascarilla, el distanciamiento físico, el aislamiento de casos, la cuarentena de contactos, siguen siendo la forma más eficiente para detener la transmisión», dijo.
Jaime Torres, expresidente de la Sociedad Venezolana de Infectología, explicó que inicialmente se realizaron estudios experimentales en laboratorios para verificar si los títulos de anticuerpos en vacunados neutralizan al virus y sus variantes, y en algunos casos han encontrado que existe una diferencia en el nivel de anticuerpos. No obstante, alertó que es necesario investigar más.
Los estudios de laboratorio, que evaluaron qué tan bien los anticuerpos inducidos disminuyen los efectos del virus, mostraron una reducción en la neutralización, específicamente frente a las variantes beta, gamma y delta, indicó la OMS en su reporte epidemiológico semanal 50. Además advirtió que esa reducción en la neutralización no necesariamente está relacionada con la disminución de la efectividad de las vacunas.
Según la OMS, los resultados de los estudios de la vacuna producida por AstraZeneca y por la vacuna desarrollada por Pfizer/BioNTech, mostraron que la eficacia tendía a ser menor contra enfermedad sintomática y contra infección para la variante delta, en comparación con alfa. Sin embargo, esa diferencia era muy reducida o casi no se observó en cuanto a enfermedad grave. Alertó que se requieren más estudios.
Pfizer ya estudia una tercera dosis para mejorar su respuesta ante la variante delta. La farmacéutica ha afirmado que los niveles de anticuerpos y neutralización pueden ser más altos con una tercera dosis.
Para detectar una variante es necesario hacer una secuenciación genómica: descifrar el código genético del coronavirus y verificar si están las mutaciones y el linaje correspondientes, explicó a Efecto Cocuyo la viróloga Flor Pujol, jefa del Laboratorio de Virología Molecular del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (Ivic).
En Venezuela, el Ivic participa en la vigilancia genómica junto al Instituto Nacional de Higiene Rafael Rangel (Inhrr), que es el laboratorio nacional que forma parte de la Red Regional de Vigilancia Genómica de COVID-19, coordinada por la OPS. Para realizar la vigilancia, en el Ivic utilizan un método más expedito: realizan primero una secuenciación parcial del genoma.
«Secuenciamos una porción, el 3% del genoma, que es hasta 100 veces menos del código original, pero nos enfocamos en una parte importante que contiene las mutaciones clave de las variantes. Cuando detectamos alguna muestra que tenga esas mutaciones clave, ahí pasamos al genoma completo. Así aprovechamos más los recursos y hacemos un uso más racional. Nuestras capacidades lo permiten», indicó Pujol.
Venezuela ya había identificado previamente la presencia de dos variantes de preocupación: alfa (detectada inicialmente en Reino Unido) y gamma (detectada inicialmente en Brasil). Esta última, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), es hasta la actualidad la de mayor circulación en el país.
Igualmente se había notificado la presencia de la variante de interés lambda (C.37), detectada por primera vez en Perú y conocida popularmente como variante andina. A pesar de los anuncios sobre la variante delta, hasta este 28 de julio, la OPS aún no había confirmado su circulación en el país.
Delta, de acuerdo con la OMS, está presente en 132 países y territorios, sin contar a Venezuela, que no apareció en la actualización epidemiológica del 27 de julio. En Suramérica también fue detectada en Argentina, Brasil, Chile, Ecuador y Perú. En el resto de la región de las Américas, se confirmó en México, Cuba, Canadá y Puerto Rico.
La variante delta en Estados Unidos fue detectada por primera vez en marzo de 2021, y ahora es la variante dominante en ese país. Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), causó más del 75% de los casos recientes de COVID-19 en los Estados Unidos.
De acuerdo con los CDC, delta constituye el 83% de las muestras secuenciadas en Estados Unidos para finales de julio, mientras que en mayo solo era el 3% de las muestras.
En Reino Unido la situación es similar: se convirtió en la variante de mayor circulación y ya representaba más del 90% de los casos reportados para mediados de junio.
Más de 220.000 secuencias del genoma del virus cargadas a la iniciativa global Gisaid, que provee acceso abierto a los datos genómicos del SARS-CoV-2, se confirmaron como la variante delta.
La OMS destaca que, basados en estimaciones por su capacidad de transmisión, se espera que supere rápidamente a las otras variantes y se convierta en la predominante a nivel mundial en los próximos meses.
Según la data de Gisaid, para el 20 de julio la prevalencia de delta entre las otras secuencias en las cuatro semanas previas excedió el 75% en muchos países, como Australia, China, India, Israel, Portugal, Rusia y Sudáfrica.
En el caso de las vacunas aprobadas en Venezuela, los creadores de la vacuna rusa Sputnik V han afirmado que es efectiva contra todas las variantes, incluso la variante delta.
“El estudio del Instituto Gamaleya publicado el 12 de julio en la revista internacional Vaccines y revisado por colegas demostró los títulos neutralizantes del virus protector de Sputnik V contra todas las mutaciones diferentes, incluidas las variantes sudafricanas y delta”, dijo el equipo ruso el 26 de julio, recogió la agencia EFE.
Sobre la vacuna BBIBP-CorV de Sinopharm (China), un estudio realizado en Sri Lanka, en la universidad Sri Jayawardenapura, y divulgado como prepublicación pasado 19 de julio, indicó que los vacunados tienen un nivel similar de protección contra las variantes delta y beta.
Expresó que la vacuna china logró una respuesta de anticuerpos del 95% contra la proteína S del coronavirus, resumió EFE. Solo encontraron una reducción de 1,38 veces en comparación con una versión anterior del coronavirus.
Por su parte, Jaime Torres destacó que en la práctica se ha visto que algunas personas vacunadas pueden contagiarse con variantes. Sin embargo, reiteró que en general, las personas que completaron sus esquemas de vacunación están más protegidas ante el riesgo de sufrir complicaciones graves y muertes por cualquier variante.
«Parte de la solución a nivel mundial es la vacunación, pero con las vacunas se deben mantener las medidas porque hasta que la pandemia no se controle a nivel internacional, aún las personas vacunadas tienen riesgo de infectarse», dijo el infectólogo.
«Hay que seguir con las medidas de protección como el distanciamiento, evitar exposiciones innecesarias e insistirle mucho a la gente joven, que piensa que no va a sufrir esas consecuencias tan serias, que debe protegerse. Hemos visto personas jóvenes que se complican», añadió.
La OMS ha advertido que delta es la variante más rápida: tiene más oportunidad de transmitirse con el aumento de la socialización, la movilización y si se relajan las medidas de bioseguridad mientras grandes poblaciones sigan sin vacunarse.
Según los CDC de Estados Unidos, las mejores maneras de protegerse son vacunarse completamente contra el COVID-19, usar una mascarilla que cubra bien nariz y boca, mantener una distancia de dos metros de las demás personas, evitar aglomeraciones y espacios cerrados mal ventilados, y lavar las manos frecuentemente con agua y jabón o usar antibacterial o alcohol si no hay disponible agua y jabón.
Recomiendan vacunar a todos los grupos con mayor riesgo de desarrollar COVID-19 lo más pronto posible para reducir el riesgo de hospitalizaciones y muertes. Uno de los retos para Venezuela es la falta de las segundas dosis de Sputnik V, lo que ha impedido en las últimas semanas que adultos mayores, los principales receptores de la vacuna, completen el esquema de inmunización.
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Como una «nueva amenaza» calificaron las autoridades de Venezuela la presencia de la variante delta en Miranda y Distrito Capital, en la región central del país, informada el pasado 25 de julio.
Se trató de dos casos de personas vacunadas que llegaron del exterior, un joven deportista y una doctora. Aunque no se ha detectado la circulación comunitaria en Venezuela, la fácil propagación de la variante —que se espera que se convierta en la de mayor prevalencia a nivel mundial— pone en alerta a Venezuela, que avanza a paso lento en su vacunación contra el COVID-19.
¿Qué se sabe hasta ahora sobre la variante delta en Venezuela? Estas son 10 claves:
La variante delta del SARS-CoV-2, identificada como B.1.617.2, se detectó por primera vez en la India. Sus primeras muestras datan de octubre de 2020, aunque su relevancia llegaría después.
Fue declarada variante de interés (VOI) por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 4 abril de 2021, y luego clasificada como variante de preocupación (VOC) el 11 de mayo.
Esta última denominación se utiliza cuando la variante presenta uno o más de los siguientes cambios: aumento de transmisibilidad o cambio perjudicial en la epidemiología de COVID-19, aumento de la virulencia o cambio en la presentación clínica de la enfermedad, disminución de la eficacia de las medidas sociales y de salud pública o de los medios de diagnóstico, vacunas y tratamientos disponibles.
Según la actualización epidemiológica semanal de la OMS del 20 de julio de 2021, basada en hallazgos de estudios preliminares, la variante delta es más transmisible y tiene una mayor tasa de ataque secundario, resultados que están cada vez más sustentados por evidencias.
De acuerdo con el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (Ecdc), la variante delta es hasta 60% más transmisible que la variante Alfa (B.1.1.7, detectada inicialmente en Reino Unido). El Ecdc calcula que para finales de agosto de 2021, delta constituya el 90% de los contagios en Europa.
Un estudio reciente realizado en China durante un brote de la variante delta, reseñado por la OMS en el documento del 20 de julio, arrojó que el tiempo transcurrido desde la exposición hasta el primer PCR positivo puede ser menor con la variante delta en comparación con otras variantes que no son de preocupación: cuatro días, frente a seis.
Igualmente, la carga viral de ese primer resultado positivo por la variante delta fue 1.200 veces más alta que las variantes que no son de preocupación, lo que sugiere que esta variante puede replicarse aún más rápido y puede ser más contagiosa durante las etapas tempranas de la infección.
«Hasta ahora hemos detectado dos muestras. ¿Qué hace que sea de preocupación? En el caso de la variante delta, es más contagiosa, circula con una más alta carga viral y eso quiere decir que su capacidad de transmisión es entre dos y tres veces mayor», dijo a Efecto Cocuyo la viróloga venezolana Flor Pujol, investigadora del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (Ivic). Además recordó que estas variantes tienen, generalmente, entre 10 y 20 mutaciones.
Según las investigaciones preliminares reseñadas por la OMS, se ha reportado que la variante delta incrementa el riesgo de hospitalización y reduce la capacidad de neutralización.
Otro estudio realizado en Canadá, una prepublicación aún no revisada por pares, analizó los datos de más 200.000 casos de COVID-19 y mostró un incremento en la virulencia de la variante delta en comparación con otras variantes que no son de preocupación. Frente a esas variantes, el riesgo de hospitalización aumentó 120%, la entrada a cuidados intensivos subió 287% y las muertes asociadas con esta variante incrementaron 137%.
Hallazgos preliminares de un estudio realizado en Reino Unido, que midió los anticuerpos en 112 personas con coronavirus mostraron títulos de neutralización reducidos en aquellos con la variante delta, beta o alfa en comparación con variantes que no son de preocupación.
Tiene mutaciones que le proporcionan al virus mayor ventaja para invadir el cuerpo y adherirse, reseña la BBC. Mientras más virus invadan las células, más virus se replicarán, lo que puede explicar el aumento en la carga viral.
Según la OMS, aún no hay evidencias suficientes que sustenten que hay cambios en las formas clínicas del COVID-19 debido a la variante delta.
«Si bien se ha demostrado que la variante delta tiene una capacidad de transmisión más alta que el virus original y en comparación con otras variantes de preocupación, no se ha demostrado una mayor agresividad en cambios en la forma clínica de la enfermedad o cambios en las vías de contagio», dijo el gerente de Incidente de COVID-19 de la OPS, Sylvain Aldighieri, el pasado 14 de julio durante una conferencia de prensa virtual de la organización.
Sin embargo, algunos estudios han hecho aproximaciones. Tim Spector, profesor de epidemiología genética de la universidad King’s College London (Reino Unido), dirige el «Estudio Zoe«, una investigación en la que miles de personas reportan sus síntomas a través de una aplicación.
Los tres primeros síntomas, notificados principalmente por personas jóvenes asociados a esta variante fueron dolor de cabeza, dolor de garganta y secreción nasal. También reportaron fiebre y tos, esta última «menos frecuente».
Spector destacó que de acuerdo con los hallazgos preliminares, los síntomas son más similares a los de un resfriado fuerte. Otro de sus hallazgos apunta a que la pérdida de olfato no está entre los síntomas más comunes. No obstante, los resultados aún no han sido publicados en una revista científica ni evaluados por pares. El investigador llama a personas con síntomas, por más leves que sean, a realizarse prueba diagnóstica para el COVID-19.
Jaime Torres, médico infectólogo y jefe de Infectología del Instituto de Medicina Tropical de la Universidad Central de Venezuela (IMT-UCV), advirtió que aún no hay certezas sobre los cambios en los síntomas y las formas clínicas del COVID-19 producido por la variante delta.
«La impresión que da para muchos clínicos en la región es que la gente se afecta más rápidamente, que se deteriora más rápidamente. Pero esto todavía no está claro. Además está afectando a gente más joven, con síntomas, pero aún no hay suficientes datos», respondió a Efecto Cocuyo.
Torres alerta que aún se deben hacer más estudios, pues existen otros factores pudieran entrar en juego: si las personas acuden tardíamente a los servicios de salud, si empiezan a administrarse kits de tratamientos no recomendados o si se automedican y se tratan por su cuenta.
El Ecdc igualmente estima que el riesgo general relacionado con la variante delta sea bajo para las poblaciones completamente vacunadas, y alto o muy alto para las personas parcialmente vacunadas o no vacunadas. También recomienda acelerar el despliegue de vacunas y alcanzar coberturas más altas de vacunación, lo que puede tener un impacto sustancial en reducir la incidencia, hospitalizaciones y muertes, particularmente en personas mayores.
Según las evidencias disponibles hasta la fecha, la Organización Panamericana de la Salud sostiene que las vacunas que han recibido autorización de uso de emergencia de la OMS siguen siendo efectivas contra todas las variantes, aunque las variantes sí tienen un impacto mínimo.
Jairo Méndez Rico, asesor de Enfermedades Virales Emergentes de OPS, recordó en la conferencia semanal de la organización del 21 de julio que las vacunas no son 100% efectivas, por lo cual algunas personas pueden infectarse pese a ya estar vacunadas. Sin embargo, destacó que la vacunación tiene un impacto notable en la disminución de la letalidad, los casos graves y las hospitalizaciones.
«Independientemente de las variantes que están circulando, las vacunas en conjunto con todas las medidas de salud pública que ya conocemos, incluyendo el uso de la mascarilla, el distanciamiento físico, el aislamiento de casos, la cuarentena de contactos, siguen siendo la forma más eficiente para detener la transmisión», dijo.
Jaime Torres, expresidente de la Sociedad Venezolana de Infectología, explicó que inicialmente se realizaron estudios experimentales en laboratorios para verificar si los títulos de anticuerpos en vacunados neutralizan al virus y sus variantes, y en algunos casos han encontrado que existe una diferencia en el nivel de anticuerpos. No obstante, alertó que es necesario investigar más.
Los estudios de laboratorio, que evaluaron qué tan bien los anticuerpos inducidos disminuyen los efectos del virus, mostraron una reducción en la neutralización, específicamente frente a las variantes beta, gamma y delta, indicó la OMS en su reporte epidemiológico semanal 50. Además advirtió que esa reducción en la neutralización no necesariamente está relacionada con la disminución de la efectividad de las vacunas.
Según la OMS, los resultados de los estudios de la vacuna producida por AstraZeneca y por la vacuna desarrollada por Pfizer/BioNTech, mostraron que la eficacia tendía a ser menor contra enfermedad sintomática y contra infección para la variante delta, en comparación con alfa. Sin embargo, esa diferencia era muy reducida o casi no se observó en cuanto a enfermedad grave. Alertó que se requieren más estudios.
Pfizer ya estudia una tercera dosis para mejorar su respuesta ante la variante delta. La farmacéutica ha afirmado que los niveles de anticuerpos y neutralización pueden ser más altos con una tercera dosis.
Para detectar una variante es necesario hacer una secuenciación genómica: descifrar el código genético del coronavirus y verificar si están las mutaciones y el linaje correspondientes, explicó a Efecto Cocuyo la viróloga Flor Pujol, jefa del Laboratorio de Virología Molecular del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (Ivic).
En Venezuela, el Ivic participa en la vigilancia genómica junto al Instituto Nacional de Higiene Rafael Rangel (Inhrr), que es el laboratorio nacional que forma parte de la Red Regional de Vigilancia Genómica de COVID-19, coordinada por la OPS. Para realizar la vigilancia, en el Ivic utilizan un método más expedito: realizan primero una secuenciación parcial del genoma.
«Secuenciamos una porción, el 3% del genoma, que es hasta 100 veces menos del código original, pero nos enfocamos en una parte importante que contiene las mutaciones clave de las variantes. Cuando detectamos alguna muestra que tenga esas mutaciones clave, ahí pasamos al genoma completo. Así aprovechamos más los recursos y hacemos un uso más racional. Nuestras capacidades lo permiten», indicó Pujol.
Venezuela ya había identificado previamente la presencia de dos variantes de preocupación: alfa (detectada inicialmente en Reino Unido) y gamma (detectada inicialmente en Brasil). Esta última, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), es hasta la actualidad la de mayor circulación en el país.
Igualmente se había notificado la presencia de la variante de interés lambda (C.37), detectada por primera vez en Perú y conocida popularmente como variante andina. A pesar de los anuncios sobre la variante delta, hasta este 28 de julio, la OPS aún no había confirmado su circulación en el país.
Delta, de acuerdo con la OMS, está presente en 132 países y territorios, sin contar a Venezuela, que no apareció en la actualización epidemiológica del 27 de julio. En Suramérica también fue detectada en Argentina, Brasil, Chile, Ecuador y Perú. En el resto de la región de las Américas, se confirmó en México, Cuba, Canadá y Puerto Rico.
La variante delta en Estados Unidos fue detectada por primera vez en marzo de 2021, y ahora es la variante dominante en ese país. Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), causó más del 75% de los casos recientes de COVID-19 en los Estados Unidos.
De acuerdo con los CDC, delta constituye el 83% de las muestras secuenciadas en Estados Unidos para finales de julio, mientras que en mayo solo era el 3% de las muestras.
En Reino Unido la situación es similar: se convirtió en la variante de mayor circulación y ya representaba más del 90% de los casos reportados para mediados de junio.
Más de 220.000 secuencias del genoma del virus cargadas a la iniciativa global Gisaid, que provee acceso abierto a los datos genómicos del SARS-CoV-2, se confirmaron como la variante delta.
La OMS destaca que, basados en estimaciones por su capacidad de transmisión, se espera que supere rápidamente a las otras variantes y se convierta en la predominante a nivel mundial en los próximos meses.
Según la data de Gisaid, para el 20 de julio la prevalencia de delta entre las otras secuencias en las cuatro semanas previas excedió el 75% en muchos países, como Australia, China, India, Israel, Portugal, Rusia y Sudáfrica.
En el caso de las vacunas aprobadas en Venezuela, los creadores de la vacuna rusa Sputnik V han afirmado que es efectiva contra todas las variantes, incluso la variante delta.
“El estudio del Instituto Gamaleya publicado el 12 de julio en la revista internacional Vaccines y revisado por colegas demostró los títulos neutralizantes del virus protector de Sputnik V contra todas las mutaciones diferentes, incluidas las variantes sudafricanas y delta”, dijo el equipo ruso el 26 de julio, recogió la agencia EFE.
Sobre la vacuna BBIBP-CorV de Sinopharm (China), un estudio realizado en Sri Lanka, en la universidad Sri Jayawardenapura, y divulgado como prepublicación pasado 19 de julio, indicó que los vacunados tienen un nivel similar de protección contra las variantes delta y beta.
Expresó que la vacuna china logró una respuesta de anticuerpos del 95% contra la proteína S del coronavirus, resumió EFE. Solo encontraron una reducción de 1,38 veces en comparación con una versión anterior del coronavirus.
Por su parte, Jaime Torres destacó que en la práctica se ha visto que algunas personas vacunadas pueden contagiarse con variantes. Sin embargo, reiteró que en general, las personas que completaron sus esquemas de vacunación están más protegidas ante el riesgo de sufrir complicaciones graves y muertes por cualquier variante.
«Parte de la solución a nivel mundial es la vacunación, pero con las vacunas se deben mantener las medidas porque hasta que la pandemia no se controle a nivel internacional, aún las personas vacunadas tienen riesgo de infectarse», dijo el infectólogo.
«Hay que seguir con las medidas de protección como el distanciamiento, evitar exposiciones innecesarias e insistirle mucho a la gente joven, que piensa que no va a sufrir esas consecuencias tan serias, que debe protegerse. Hemos visto personas jóvenes que se complican», añadió.
La OMS ha advertido que delta es la variante más rápida: tiene más oportunidad de transmitirse con el aumento de la socialización, la movilización y si se relajan las medidas de bioseguridad mientras grandes poblaciones sigan sin vacunarse.
Según los CDC de Estados Unidos, las mejores maneras de protegerse son vacunarse completamente contra el COVID-19, usar una mascarilla que cubra bien nariz y boca, mantener una distancia de dos metros de las demás personas, evitar aglomeraciones y espacios cerrados mal ventilados, y lavar las manos frecuentemente con agua y jabón o usar antibacterial o alcohol si no hay disponible agua y jabón.
Recomiendan vacunar a todos los grupos con mayor riesgo de desarrollar COVID-19 lo más pronto posible para reducir el riesgo de hospitalizaciones y muertes. Uno de los retos para Venezuela es la falta de las segundas dosis de Sputnik V, lo que ha impedido en las últimas semanas que adultos mayores, los principales receptores de la vacuna, completen el esquema de inmunización.