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La muerte de Carlos Luis Revete, alias “El Koki”, quien tuvo nueve años de carrera delictiva y fue uno de los cabecillas de unas de las principales megabandas de Caracas, deja una pregunta importante en la sociedad: ¿se mantendrán las operaciones de este grupo criminal?

Garbis Ochoa Ruiz, alias Garbis; Carlos Alfredo Calderón Martínez, alias Vampi y Carlos Luis Revete, alias El Koki, mantenían el control de la Cota 905, una zona popular ubicada en el oeste de Caracas. Revete murió tras presuntamente enfrentarse a fuerzas mixtas de seguridad del Estado, este 8 de febrero, en Las Tejerías, una población del estado Aragua, ubicada a casi 74 kilómetros de su base de operaciones en la capital venezolana.

Revete estaba solicitado desde 2015 por la Fiscalía 124 del Área Metropolitana de Caracas (AMC) por el delito de homicidio calificado con alevosía, en ejecución de un robo agravado. El Koki también había sido solicitado por el juzgado 48 de Control de Caracas, por el delito de homicidio calificado con alevosía y asociación para delinquir, emanada de la Fiscalía 65 del Ministerio Público (MP) y tenía al menos otras dos órdenes de aprehensión, según información policial.

Desde la operación policial denominada Gran Cacique Indio Guaicaipuro I, realizada en julio de 2021, Revete había huido junto a  otros cabecillas de la Cota 905; el lugar fue tomado por las autoridades que se instalaron en la zona para “desarticular” a la megabanda más temida de Caracas.

Deben seguir en la Cota 905

A pesar de la toma del sector por las autoridades, especialistas en al área criminal creen que si las instituciones encargadas de la seguridad abandonan la Cota 905, la megabanda podría volver a formarse.

Así lo asegura Luis Izquiel, criminólogo y profesor universitario, quien señala que si en la Cota 905 se mantiene la presencia policial va a ser difícil que los integrantes de la megabanda de El Koki se reorganicen y se establezcan nuevamente en ese territorio.

“Si por el contrario los cuerpos policiales abandonan ese territorio y dejan a la gente a merced de lo que pueda ocurrir en materia delictiva, entonces allí si existiría la probabilidad que los dos lugarteniente de El Koki como El Garbis y El Vampi puedan reorganizar la banda y puedan volver a la Cota 905”, explica el especialista.

Izquiel señala que la megabanda la conformaban por entre 150 y 200 hombres altamente armados y aunque algunos murieron a manos de las autoridades el grueso de ellos está huyendo.

El criminólogo indica que estos delincuentes pueden tomar varios caminos. Uno de ellos es que se reagrupen en la misma banda bajo otro liderazgo y la otra opción que tienen sumarse a otras organizaciones delictivas del país como por ejemplo la de alias El Conejo en el estado Aragua.

Megabandas se mantendrán

Werther Blanco, especialista en materia de investigación penal y criminalística, explica que las bandas delictivas no se acabarán porque los rubros criminales generados por actividades delictivas siguen existiendo.

El especialista explica que es lo mismo que ocurre con cárteles de droga mexicanos, donde las autoridades atrapan al líder del grupo criminal pero que la actividad delincuencial de estos grupos se mantiene.

“Las bandas van a seguir existiendo, quizás no existe la megabanda en la Cota 905, pero al ser un sector tan popular y marginado evidentemente va a tener sus núcleos de actividades ilícitas como puede ocurrir en otro sector de bajos recursos donde la presencia de los servicios y la autoridad a veces es escaza”, indica.

Una fotografía

Tras la muerte de El Koki, las redes sociales se llenaron de dudas, porque no se filtraron imágenes del operativo policial, como otras veces donde se publicaron imágenes de José Antonio Tovar Colina, alias “El Picure” o recientemente las fotos del cadáver de Gilberto Malony Hernández, alias El Malony.

Para Blanco el gobierno no genera ninguna expectativa al decidir no publicar alguna foto, ya que el especialista asegura que el propio ministro de Interior, Justicia y Paz, Remigio Ceballos fue quien informó sobre la operación y el fallecimiento de Revete.

“Efectivamente hubo un enfrentamiento en el que falleció uno de estos personajes y mostró (el Ministro) ciertas zonas y ciertas armas involucradas (…) Pero nosotros aquí estamos cundidos de morbo porque nosotros queremos ver la foto del cadáver, queremos ver la sangre, queremos ver cómo quedó la casa”, explica el docente y especialista en criminalística.

Blanco pone como ejemplo cuando Barack Obama, expresidente de EEUU, dio información sobre la muerte del terrorista Osama Bin Laden. El especialista explica que durante ese anuncio no hubo petitorios de fotografías del cadáver del terrorista por parte de los ciudadanos de ese país.

“Políticamente y sociológicamente estamos muy enfermos porque todos le damos ese tinte, yo no veo a la gente en Colombia cuando matan a alguien de las Farc o el ELN pidiendo las fotos el video, no veo cuando mataron a Bin Laden, a los americanos pidiendo fotos y videos, Uno debe aprender que cuando las autoridades dicen algo debe tomarse como cierto, que aquí haya gente que desconfíe de las autoridades ya eso es otra cosa, pero eso ha pasado toda la vida”, indica Blanco.

Izquiel que señala que no tiene elementos para poner en dudas la operación Guaicapuro II, donde murió Revete y cinco personas más. Explica que la población siente alguna desconfianza tras no publicarse la fotografía o alguna prueba contundente que muestre al delincuente muerto.

“Mientras esa evidencia no sea suministrada a la población van a seguir sembradas las dudas de que realmente este individuo fue abatido; yo no tengo elementos para ponerlo en duda pero lo que quiero decir es que en las cabezas de mucha gente va a ver incredulidad si no se muestran evidencias fotográficas o de otro tipo que demuestren que esta persona murió”, asegura Izquiel.

Economías criminales

La banda de la Cota 905 tenía también el control de las economías criminales de zonas de El Cementerio y El Valle, aunque actualmente están desarticuladas Izquiel explica que estas economías pueden subsistir sin la presencia de los cabecillas de la megabanda.

Agrega que si están dadas las condiciones para el surgimiento de otras megabandas, y, aunque se pueda desarticular una que esté en funcionamiento, vendrán otros a ocupar esos vacíos mientras las circunstancias estructurales se mantengan.

Izquiel dice que estas condiciones estructurales son la infancia abandonada, la pobreza, el hambre, la deserción escolar o la no escolaridad de muchos adolescentes y niños en el país. También otros problemas sociales ligados a las drogas y el alcohol, los problemas de corrupción en la policía, la falta de operatividad, la impunidad en el sistema de justicia y las cárceles convertidas en escuelas de delincuentes.

“Mientras esos problemas existan allí, que hoy están plenamente vigentes, estará el caldo de cultivo del surgimiento de los Kokis, de los Picures, de los Malony, de los niños Guerrero y de todos los demás individuos que se hacen famosos por liderar megabandas en el país”, indica.

Problema social

Werther Blanco indica que en Venezuela hay una cierta propensión o simpatía con lo que viene siendo las actividades y el léxico delictivo.

“Aquí no hablamos de cuatro millones hablamos de cuatro palos, aquí nadie habla de arma de fuego, hablan de bicha, aquí nadie dice disparo, aquí dicen pepazo, aquí nadie tiene novia, tiene jeva”, dice el especialista sobre el argot delictivo normalizado en muchos sectores del país.

Blanco explica que una serie de estudios dan cuenta que esto ocurre desde hace mucho tiempo por los asentamientos, por el tema topográfico, la densidad de población, las actividades económicas y el poco acceso los servicios públicos.

“Lo que se está atacando es la forma, están desarticulando a la banda pero en el fondo sigue allí y no solamente en Venezuela, también pasa en otras partes del mundo, en México sigue habiendo narcotráfico, en Colombia, en Argentina está el delito creciendo como nunca, EEUU no suele ser un país tan seguro como lo era hace 20 años atrás.

Me dedico al periodismo con enfoque en derechos humanos. Hago cobertura sobre violencia en un país con pocas garantías