Maduro crea una nueva hegemonía “confiscando” partidos, según analistas

La judicialización de los partidos es una práctica que acabó con las organizaciones opositoras más representativas en el Parlamento, ahora también afecta a partidos chavistas y revela el avance de una nueva hegemonía “madurista”, según analistas.

Deslindarse electoralmente del Psuv le costó la intervención de su dirección al Movimiento Tupamaro, el Partido Comunista de Venezuela denuncia intimidación y Patria Para Todos fue censurado.

Para el sociólogo Trino Márquez, Maduro aplica una fórmula que consiste en “expropiar” o “confiscar” las tarjetas de los partidos para acabar con la disidencia.

“En las dictaduras tradicionales se ilegalizaba a los partidos y estos tenían que pasar a la clandestinidad o disolverse, pero la fórmula adoptada por Maduro es confiscarlos. No los ilegaliza sino que se los quita a un sector y se los da a otro”, explica.

Este sistema que busca ser “homogéneo” y “ser monolítico”, en palabras de Márquez, también se sustenta en la consolidación de una oposición “benevolente” y de partidos “domesticados” por lo que es necesaria la convocatoria de unas elecciones “de ficción” que les de representación a estos nuevos grupos de poder.

“Maduro está construyendo una nueva hegemonía porque necesita exhibir, frente al mundo y al país, una oposición porque no hay democracia sin oposición”, sostiene.

Las primeras intervenciones judiciales a partidos en la era Maduro ocurrieron en 2015, pero se han acelerado en el último año.

Reparto de poder

La doctora en Ciencias Políticas María Puerta Riera explica que en el “postchavismo” de Nicolás Maduro un aspecto fundamental es volver a la idea del partido único y avanzar hacia un proyecto de dominación.

“Maduro busca consolidar la hegemonía política. Lo que va a haber es un control absoluto del gobierno sobre el sistema político y electoral que no es una novedad, pero se sincera el modelo autoritario”, afirma.

La anulación de estos actores también obedece a un problema de reparto de poder y riqueza, en su opinión. “Maduro lo que está haciendo es simplificando su proceso interno de acuerdos, es mucho más fácil manejar a menos actores. Entonces aquellos que no sean tan significativos o representativos son los que van a desaparecer”, expone.

Radicalización y costos

La radicalización de Maduro responde a la certeza que tiene de que el estamento militar garantizará su permanencia en el poder, en opinión del politólogo Daniel Varnagy.

“Este no es un sistema civil, este es un sistema cada vez más militar y la atomización de la dirigencia opositora o de la cara civil de la revolución no afecta la permanencia de Maduro en el poder, obviamente lo desestabiliza, pero esa desestabilización lo que hace es hacer que el sistema sea más autoritario”, explica

El profesor universitario considera que las decisiones políticas del régimen madurista son propias de los sistemas autoritarios en los cuales “el concepto de negociar y pactar entre similares o diferentes carece de sentido”.

La atomización de la oposición que reside en la sociedad civil y de los liderazgos políticos, así como la pandemia de COVID-19 que es una nueva variable en la ecuación, bajan los costos que pueda tener Maduro por radicalizarse, señala Varnagy.

“El tipo de estrategia que pudiera llevar a cabo la sociedad civil, como la presión de calle, en este momento pareciera muy difícil de implementar por el control social que hay en medio de la pandemia”, responde.

El sociólogo Trino Márquez también cree que el costo será muy bajo porque la oposición política y la oposición social están muy debilitadas. “Aquí han desaparecido los grandes sindicatos, los grandes gremios, las organizaciones civiles organizadas están muy debilitadas, entonces no hay manera de cobrarle el costo al gobierno”, asevera.

No obstante, considera que ante la comunidad internacional este accionar sí perjudicará a Maduro porque significa una nueva escala hacia la conformación de un régimen cerrado y más represivo.

El avance del autoritarismo está relacionado a tres factores que identifica la politóloga María Puerta Riera. El primero de ellos es el desmantelamiento de las instituciones democráticas, un mecanismo de viaja data que ha sido efectivo porque aseguró el dominio del chavismo en los Poderes del Estado.

El segundo factor es la colaboración de actores económicos y políticos que pueden facilitar la transición, pero que no lo hacen porque la oposición no presenta una alternativa confiable. “No ven garantías para ellos y no les interesa sacrificar lo que tienen por la incertidumbre, la retaliación o el vacío de poder que es lo que se les ofrece”, señala.

El sectarismo en la oposición es la tercera razón. “El primer proceso de negociación que tiene que darse es dentro de la oposición para establecer una estrategia”, expresa.

¿Que puede hacer la oposición?

Riera sostiene que la oposición tiene que definir propósitos claros que la cohesionen y tácticas que la acerquen a sus objetivos. “El cese de la ocupación chavista del poder no es una agenda política, eso es una aspiración, una agenda política es definir objetivos claros y lineamientos que respondan hacia dónde quieres ir”, señala.

El profesor universitario Trino Márquez enumera las tareas que a su juicio son más urgentes:

1️⃣ Reagruparse. Recomienda a la oposición unirse entorno de las corrientes ideológicas más importantes que hay en el mundo como la social demócrata, la social cristiana, la liberal y el socialismo moderado o democrático. Pero va más allá, el sociólogo propone que concentren las fuerzas en máximo cuatro partidos para que las acciones no se diluyan.

2️⃣ Definir un programa mínimo. Para esto es necesario que los políticos se reconecten con las demandas sociales. “Tienen que reconectarse con los grandes problemas que tiene los venezolanos y que están vinculados con la necesidad de sobrevivir, la gente está en condiciones muy deterioradas, no tiene agua, transporte, servicio eléctrico ni gas para cocinar”.

3️⃣ Mantener la coordinación con la comunidad internacional pues a su juicio es uno de las ventajas comparativas que aún le queda a la oposición.

Foto: @Pr1meroJusticia

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