El gobierno de Nicolás Maduro celebra el regreso del antiguo gran aliado de Hugo Chávez, Luiz Inácio «Lula» da Silva, a la presidencia de Brasil tras las elecciones de este domingo 30 de octubre, pero analistas advierten que Miraflores no recibirá el mismo cheque en blanco del pasado: los tiempos cambiaron.
Más allá de que la administración de Maduro gane a otro aliado importante en la región, que se suma a países como Colombia y México, analistas políticos, como Piero Trepiccione, apuestan a que Lula, quien ejercerá por tercera vez la presidencia del Brasil a partir de enero de 2023, se convierta junto a Gustavo Petro y Andrés Manuel López Obrador en un «puente» que facilite el diálogo con miras a buscar una solución a la crisis política de Venezuela.
«Lula ganó pero su victoria no es holgada como en el pasado, fue una victoria cerrada con un sistema institucional, parlamentario y 27 de gobernaciones con una correlación de fuerzas que lo colocan en minoría. Para llegar a la presidencia se alió con exadversarios políticos y así deberá moverse, entre posiciones de izquierda moderada, centro izquierda, siempre fue un gran negociador y ahora tendrá que serlo más», expresó Trepiccione.
Ello implica, señaló en declaraciones a Efecto Cocuyo, que cuando sea necesario mantendrá posiciones divergentes en torno a Maduro, hará críticas y recomendaciones, aunque sin llegar a conflictos diplomáticos de envergadura. Sostuvo que por el «respeto» que le tiene el gobernante venezolano a Lula será más tolerante a ciertos señalamientos e incluso podrían llevar a aceptarlo como un mediador en el conflicto político venezolano.
Lula derrotó al actual presidente brasileño, Jair Bolsonaro con 50,9% de los votos frente a 49,1% con 100% de los sufragios escrutados, según el Tribunal Superior Electoral.
«Ese eje Boric, Petro y Lula pueden ayudar a que todos los caminos apunten a 2024. Lula y Petro van a tratar de llevar a Maduro a una elección respetable en 2024, en condiciones democráticas para que sea reconocida», sostuvo Trepiccione.
Indicó que si bien el presidente de Chile, Gabriel Boric, quien ha expresado críticas hacia el gobierno venezolano, especialmente por el tema de la migración, no es tan cercano a Maduro, mantiene buenas relaciones con Petro y con Lula, por lo que apuesta a una influencia indirecta a favor de que se reanuden las negociaciones de México.
«Por la confianza que Maduro le tiene a Petro y a Lula quedaría sin argumentos de sesgo ideológico, le sería difícil retroceder en materia de garantías electorales para 2024. Por la forma de ganar de Lula, una elección distinta en la región (no democráticas) sería muy difícil de defender», añadió.
Con relación a Venezuela, Lula expresó el pasado mes de agosto que de ganar mantendría relaciones de respeto con Maduro, aunque también dijo creer en la alternancia en el poder: «No hay presidente insustituible», remachó.
Con relación al líder opositor Juan Guaidó, el nuevo mandatario brasileño dejó claro desde el principio que no reconoce al Gobierno interino porque nadie se puede «autoproclamar presidente». Recientemente subrayó que el presidente encargado reconocido por países como EEUU «ya no es nada en Venezuela».
El politólogo descartó que las relaciones Venezuela-Brasil vuelvan a los tiempos de Chávez-Lula, puesto que si bien el nuevo presidente del gigante del sur hará concesiones con Maduro no le extenderá un cheque en blanco. Para Lula, resaltó, la prioridad es la economía de su país y su protagonismo en América Latina y el continente.
«Las diferencias los pueden llevar a una tirantez en determinados casos pero esperemos que se resuelvan por los canales democráticos, a favor de la integridad regional pero también a favor de la solución a la crisis política y a la reinstitucionalización del país», acotó.
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El gobierno de Nicolás Maduro celebra el regreso del antiguo gran aliado de Hugo Chávez, Luiz Inácio «Lula» da Silva, a la presidencia de Brasil tras las elecciones de este domingo 30 de octubre, pero analistas advierten que Miraflores no recibirá el mismo cheque en blanco del pasado: los tiempos cambiaron.
Más allá de que la administración de Maduro gane a otro aliado importante en la región, que se suma a países como Colombia y México, analistas políticos, como Piero Trepiccione, apuestan a que Lula, quien ejercerá por tercera vez la presidencia del Brasil a partir de enero de 2023, se convierta junto a Gustavo Petro y Andrés Manuel López Obrador en un «puente» que facilite el diálogo con miras a buscar una solución a la crisis política de Venezuela.
«Lula ganó pero su victoria no es holgada como en el pasado, fue una victoria cerrada con un sistema institucional, parlamentario y 27 de gobernaciones con una correlación de fuerzas que lo colocan en minoría. Para llegar a la presidencia se alió con exadversarios políticos y así deberá moverse, entre posiciones de izquierda moderada, centro izquierda, siempre fue un gran negociador y ahora tendrá que serlo más», expresó Trepiccione.
Ello implica, señaló en declaraciones a Efecto Cocuyo, que cuando sea necesario mantendrá posiciones divergentes en torno a Maduro, hará críticas y recomendaciones, aunque sin llegar a conflictos diplomáticos de envergadura. Sostuvo que por el «respeto» que le tiene el gobernante venezolano a Lula será más tolerante a ciertos señalamientos e incluso podrían llevar a aceptarlo como un mediador en el conflicto político venezolano.
Lula derrotó al actual presidente brasileño, Jair Bolsonaro con 50,9% de los votos frente a 49,1% con 100% de los sufragios escrutados, según el Tribunal Superior Electoral.
«Ese eje Boric, Petro y Lula pueden ayudar a que todos los caminos apunten a 2024. Lula y Petro van a tratar de llevar a Maduro a una elección respetable en 2024, en condiciones democráticas para que sea reconocida», sostuvo Trepiccione.
Indicó que si bien el presidente de Chile, Gabriel Boric, quien ha expresado críticas hacia el gobierno venezolano, especialmente por el tema de la migración, no es tan cercano a Maduro, mantiene buenas relaciones con Petro y con Lula, por lo que apuesta a una influencia indirecta a favor de que se reanuden las negociaciones de México.
«Por la confianza que Maduro le tiene a Petro y a Lula quedaría sin argumentos de sesgo ideológico, le sería difícil retroceder en materia de garantías electorales para 2024. Por la forma de ganar de Lula, una elección distinta en la región (no democráticas) sería muy difícil de defender», añadió.
Con relación a Venezuela, Lula expresó el pasado mes de agosto que de ganar mantendría relaciones de respeto con Maduro, aunque también dijo creer en la alternancia en el poder: «No hay presidente insustituible», remachó.
Con relación al líder opositor Juan Guaidó, el nuevo mandatario brasileño dejó claro desde el principio que no reconoce al Gobierno interino porque nadie se puede «autoproclamar presidente». Recientemente subrayó que el presidente encargado reconocido por países como EEUU «ya no es nada en Venezuela».
El politólogo descartó que las relaciones Venezuela-Brasil vuelvan a los tiempos de Chávez-Lula, puesto que si bien el nuevo presidente del gigante del sur hará concesiones con Maduro no le extenderá un cheque en blanco. Para Lula, resaltó, la prioridad es la economía de su país y su protagonismo en América Latina y el continente.
«Las diferencias los pueden llevar a una tirantez en determinados casos pero esperemos que se resuelvan por los canales democráticos, a favor de la integridad regional pero también a favor de la solución a la crisis política y a la reinstitucionalización del país», acotó.