En 2015, el demócrata y para entonces presidente de Estados Unidos Barack Obama firmó una orden ejecutiva en la que declara a Venezuela como «amenaza inusual y extraordinaria» para la seguridad nacional de dicho país. También estableció sanciones contra siete funcionarios del gobierno de Nicolás Maduro por violaciones de derechos humanos y corrupción.
Internacionalistas invitan a tomar este antecedente y el hecho de que Joe Biden fue el vicepresidente durante la gestión de Obama, a la hora de confiar o asegurarse que la política exterior hacia Venezuela, sufrirá cambios drásticos de llegar el candidato demócrata a la Casa Blanca.
Sin expresarlo abiertamente, el gobierno de Nicolás Maduro apuesta a una derrota de Donald Trump, con la esperanza de que se suavicen o levanten las sanciones internacionales; mientras que la oposición liderada por Juan Guaidó ha encontrado en la gestión del actual mandatario estadounidense a uno de sus más firmes aliados internacionales. Los analistas advierten que no es tan sencillo como lo plantea el chavismo o quienes tildan a Biden de simpatizar con el socialismo.
«La idea de lo que pasa en Venezuela está clara entre demócratas y republicanos. El hecho de que Maduro no dé señales de querer que la situación del país cambie y que, por el contrario, aumenta el nivel de conflictividad con una alianza peligrosa para el hemisferio como es la establecida con Irán, especialmente en materia militar, que no cumple con la normativa internacional. Esto pone a Venezuela como un país conflictivo al margen de la región y que ambos partidos en EEUU lo vean así», expresa a Efecto Cocuyo el presidente del Colegio de Internacionalistas de Venezuela, Juan Francisco Contreras, .
El internacionalista Eduardo Díaz, por su parte, coincide en que la postura con relación al conflicto político y la crisis social en Venezuela, es compartida por el bipartidismo estadounidense, por lo que no estima que experimente grandes variaciones en un eventual gobierno de Biden.
«Trump continuó lo que empezó Obama, y Biden pudiera revisar ciertas políticas con respecto a América Latina; pero creo que hay que irse olvidando de que levantará sanciones. Hay que recordar además que el Departamento de Justicia tomó algunas decisiones que Biden no podrá cambiar de llegar a la Casa Blanca y que él mismo calificó a Maduro como un dictador brutal; además el Congreso de EE. UU. es el que aprueba las sanciones», subraya.
En marzo de este año, el Departamento de Justicia de Estados Unidos acusó a 15 funcionarios del chavismo, entre ellos Maduro, por supuestas actividades de narcotráfico y ofreció recompensas de millones de dólares a quienes puedan aportar información para facilitar su captura.
Mientras que el pasado 6 de octubre Biden expresó con relación al gobernante venezolano: “Es un dictador, simple y llanamente. Está causando un increíble sufrimiento al pueblo venezolano”. También consideró que los venezolanos necesitan el apoyo de EEUU “para recuperar la democracia y reconstruir el país”.
«Cuidado y Biden no termina siendo más radical en ese sentido que Trump, pero aún es temprano para saberlo», apunta Díaz. Contreras añade por su parte que la vicepresidenta de Biden, Kamala Harris no está de acuerdo con las sanciones, por lo que se debe esperar cuál será la actitud que tanto Biden como ella asumirán de llegar al gobierno.
En lo que sí pudiera variar Biden con respecto a la gestión de Trump, señala Contreras, es en mostrarse menos frontal para insistir en algún mecanismo de diálogo que permita llegar a una salida negociada y pacífica a la crisis venezolana, con el gobierno chavista. Algo a lo que estima, Maduro se negará.
Ambos analistas coinciden igualmente en que el desconocimiento a las parlamentarias del 6 de diciembre en Venezuela por no reunir garantías democráticas se mantendrá, así como el reconocimiento al Gobierno interino de Juan Guaidó y la actual Asamblea Nacional hasta que no haya comicios democráticos, independientemente de quien resulte el presidente número 46 de EEUU.
En este punto, también mencionan como un antecedente importante la asistencia de Guaidó al Congreso norteamericano en febrero de este año y la ovación recibida de parte de republicanos y demócratas por igual en la Cámara de Representantes. Esto, luego de que Trump le rindiera un homenaje en el pleno de congresistas y senadores y prometerle ayuda «para aplastar a la tiranía chavista».
«Republicanos y demócratas no están interesados en que Maduro continúe y la crisis venezolana se profundice aún más, ambas partes están interesadas en buscar soluciones. Lo básico no es que se reconozca a Guaidó sino buscar una salida», añade Contreras.
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En 2015, el demócrata y para entonces presidente de Estados Unidos Barack Obama firmó una orden ejecutiva en la que declara a Venezuela como «amenaza inusual y extraordinaria» para la seguridad nacional de dicho país. También estableció sanciones contra siete funcionarios del gobierno de Nicolás Maduro por violaciones de derechos humanos y corrupción.
Internacionalistas invitan a tomar este antecedente y el hecho de que Joe Biden fue el vicepresidente durante la gestión de Obama, a la hora de confiar o asegurarse que la política exterior hacia Venezuela, sufrirá cambios drásticos de llegar el candidato demócrata a la Casa Blanca.
Sin expresarlo abiertamente, el gobierno de Nicolás Maduro apuesta a una derrota de Donald Trump, con la esperanza de que se suavicen o levanten las sanciones internacionales; mientras que la oposición liderada por Juan Guaidó ha encontrado en la gestión del actual mandatario estadounidense a uno de sus más firmes aliados internacionales. Los analistas advierten que no es tan sencillo como lo plantea el chavismo o quienes tildan a Biden de simpatizar con el socialismo.
«La idea de lo que pasa en Venezuela está clara entre demócratas y republicanos. El hecho de que Maduro no dé señales de querer que la situación del país cambie y que, por el contrario, aumenta el nivel de conflictividad con una alianza peligrosa para el hemisferio como es la establecida con Irán, especialmente en materia militar, que no cumple con la normativa internacional. Esto pone a Venezuela como un país conflictivo al margen de la región y que ambos partidos en EEUU lo vean así», expresa a Efecto Cocuyo el presidente del Colegio de Internacionalistas de Venezuela, Juan Francisco Contreras, .
El internacionalista Eduardo Díaz, por su parte, coincide en que la postura con relación al conflicto político y la crisis social en Venezuela, es compartida por el bipartidismo estadounidense, por lo que no estima que experimente grandes variaciones en un eventual gobierno de Biden.
«Trump continuó lo que empezó Obama, y Biden pudiera revisar ciertas políticas con respecto a América Latina; pero creo que hay que irse olvidando de que levantará sanciones. Hay que recordar además que el Departamento de Justicia tomó algunas decisiones que Biden no podrá cambiar de llegar a la Casa Blanca y que él mismo calificó a Maduro como un dictador brutal; además el Congreso de EE. UU. es el que aprueba las sanciones», subraya.
En marzo de este año, el Departamento de Justicia de Estados Unidos acusó a 15 funcionarios del chavismo, entre ellos Maduro, por supuestas actividades de narcotráfico y ofreció recompensas de millones de dólares a quienes puedan aportar información para facilitar su captura.
Mientras que el pasado 6 de octubre Biden expresó con relación al gobernante venezolano: “Es un dictador, simple y llanamente. Está causando un increíble sufrimiento al pueblo venezolano”. También consideró que los venezolanos necesitan el apoyo de EEUU “para recuperar la democracia y reconstruir el país”.
«Cuidado y Biden no termina siendo más radical en ese sentido que Trump, pero aún es temprano para saberlo», apunta Díaz. Contreras añade por su parte que la vicepresidenta de Biden, Kamala Harris no está de acuerdo con las sanciones, por lo que se debe esperar cuál será la actitud que tanto Biden como ella asumirán de llegar al gobierno.
En lo que sí pudiera variar Biden con respecto a la gestión de Trump, señala Contreras, es en mostrarse menos frontal para insistir en algún mecanismo de diálogo que permita llegar a una salida negociada y pacífica a la crisis venezolana, con el gobierno chavista. Algo a lo que estima, Maduro se negará.
Ambos analistas coinciden igualmente en que el desconocimiento a las parlamentarias del 6 de diciembre en Venezuela por no reunir garantías democráticas se mantendrá, así como el reconocimiento al Gobierno interino de Juan Guaidó y la actual Asamblea Nacional hasta que no haya comicios democráticos, independientemente de quien resulte el presidente número 46 de EEUU.
En este punto, también mencionan como un antecedente importante la asistencia de Guaidó al Congreso norteamericano en febrero de este año y la ovación recibida de parte de republicanos y demócratas por igual en la Cámara de Representantes. Esto, luego de que Trump le rindiera un homenaje en el pleno de congresistas y senadores y prometerle ayuda «para aplastar a la tiranía chavista».
«Republicanos y demócratas no están interesados en que Maduro continúe y la crisis venezolana se profundice aún más, ambas partes están interesadas en buscar soluciones. Lo básico no es que se reconozca a Guaidó sino buscar una salida», añade Contreras.