¿El desempleo ha bajado hasta 6% como dijo El Aissami?

COCUYO CHEQUEA · 24 ABRIL, 2018 11:10

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Shari Avendaño | @shariavendano


¿Cómo valoras esta información?

QUÉ CHÉVERE
QUÉ INDIGNANTE
QUÉ CHIMBO

Cada día aumenta la cantidad de personas que abandonan sus empleos por la caída del poder adquisitivo del bolívar. Hay puestos de trabajo, sólo que muchas veces los sueldos que ofrecen no superan los obstáculos que plantea la inflación en Venezuela. En consecuencia, algunos deciden emigrar. Quienes se quedan, tienden a emprender por cuenta propia o se dedican al comercio informal.

Pese a este panorama, parece que todo ha mejorado “en revolución”. O al menos eso fue lo que dijo el vicepresidente de la República, Tareck El Aissami, durante presentación de la memoria y cuenta del Ejecutivo Nacional, el pasado 22 de marzo ante la Asamblea Nacional Constituyente (ANC).

Luego de ordenar la captura de la fiscal general destituida por la ANC Luisa Ortega Díaz, además de comentar los logros de las misiones sociales y exaltar los periódicos aumentos de sueldos en el año anterior, mencionó que la tasa de desocupación ha mantenido los valores más bajos de los últimos años, con un promedio de 6 puntos, cuando en 1999 los valores se ubicaron en 11 puntos (minuto 31:45).

Lo declarado por el Vicepresidente fue muy ambiguo. En ningún momento durante la presentación de la Memoria y Cuenta se especificó a qué periodo corresponde el cálculo de un promedio entre años, ni ofreció detalles sobre en qué tipo, condiciones y sectores trabajan los venezolanos.

Por otro lado, durante la Memoria y Cuenta del año 2016, presentada del 3 de marzo del 2017, el Vicepresidente afirmó ante el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) que la tasa de desempleo se había ubicado en 7,5%, un incremento con respecto al segundo semestre del 2015 -cuando se ubicó en –6,7%– mostrando una tendencia alcista.

Viejo truco de Maduro

En la sección Fuerza de Trabajo del Instituto Nacional de Estadística (INE), se constató que la tasa anunciada de 11% para 1999 no aparece en ninguno de los tres períodos en los que se presentan los resultados: mensual, trimestral y semestral.

En aquellos doce meses, los primeros de la llamada revolución bolivariana, la tasa de desocupación más alta se registró en enero, cuando alcanzó 16,6%, equivalente a 1 millón 731 mil 182 personas, lo que es usual en ese mes, dada la pérdida de los empleos estacionales de Navidad.

La más baja -y a su vez la más cercana a lo dicho por El Aissami- fue de 12% para noviembre, lo que equivalía a 1 millón 206 mil 372, cuando suele suceder lo contrario: baja el desempleo por los puestos de trabajo que se crean en esa temporada.

Por eso el estándar internacional al hablar de desocupación es por semestre, para minimizar el impacto de lo estacional. Bajo esta óptica, en el primer semestre de 1999 la desocupación o desempleo llegó a 15,3% y bajó a 14,5% para la segunda mitad del año.

Sin embargo, no es el punto más alto durante los años del gobierno chavista. El techo lo alcanzaron al tocar el 19,2%, en el primer semestre de 2003, después de un año de altísima conflictividad política, social e institucional.

Por otro lado, las cifras más bajas nunca descendieron hasta el 6% que mencionó el actual Vicepresidente Ejecutivo: en el segundo semestre de 2008 alcanzó 6,9%, mientras que en el mismo período de los años 2014 y 2015, bajó a 6,7%.

La selección decembrina de El Aissami es conveniente: el 11% aparece en diciembre de 2003, al igual que los 6% en el mismo mes pero de 2015. Algo similar a lo que le dijo el presidente Nicolás Maduro a la periodista Christiane Amanpour de CNN en 2014: “el año pasado bajamos de 6.4 por ciento en 2012 a 5.6 por ciento el desempleo”.

¿Podría haber bajado a 6%?

Hasta abril de 2016, el INE reportó datos de Indicadores Básicos de Fuerza de Trabajo. En aquel mes, la tasa de desocupación fue de 7,3%, lo que representa 1 millón 35 mil 238 personas sin empleo, lo hayan tenido antes o buscándolo por primera vez.

En adelante, no existen datos oficiales para respaldar o contrastar el promedio al que se refiere el funcionario del Ejecutivo venezolano, porque las estimaciones de población no han tomado en cuenta -entre otros factores- la reducción de ocupados y desempleados por la diáspora.

Más allá de sacar números a conveniencia, existe la posibilidad de que durante 2017 se reportara un número cercano a 6% por los siguientes factores: el desempleo baja si aumenta la cantidad de ocupados o si disminuye la Población Económicamente Activa (PEA); es decir, las personas mayores de 15 años que trabajan o buscan trabajar.

Así lo ha explicado la socióloga Ganny Zuñiga, investigadora del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales, y una de las responsables de la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi), en su artículo “Baja el desempleo, ¿debemos alegrarnos?”.

La PEA se afecta tanto por el ingreso de quienes cumplen tres lustros de edad y buscan trabajo, como para quienes salen porque se jubilan, fallecen o simplemente dejan de buscar trabajo para dedicarse a labores del hogar, estudio de tiempo completo o se rinden, ingresando a la Población Económicamente Inactiva.

Entre abril de 2015 y abril de 2016, perdieron el trabajo 224.456 personas. Esto se obtiene de 225 mil que lo perdieron teniendo entre 15 y 24 años y 59,8 mil entre 45 y 64, mientras que entre los 22 y los 44 años ganaron 28,7 mil empleos y los mayores de 65 otros 32 mil. Los jóvenes pierden más, y los abuelos sacan la cara.

De estos despidos y retiros66 mil correspondieron al sector público y 158 mil al privado. Si consideramos el empleador, sólo 78 mil eran formales y 146 mil no lo eran, o eran empresas con menos de cinco empleados, según la clasificación de Menéndez ya explicada.

En ese mismo período se registraron 125 mil estudiantes más, 428 mil nuevas mujeres que solo cumplen roles como amas de casa y 173 mil personas incapacitadas para trabajar, con lo que la Población Económicamente Inactiva creció en más de 612 mil personas mientras que la Activa perdió 198 mil personas, que dejaron de buscar trabajo para pasar a estudiar, cuidar la casa o no hacer nada.

Además, se observa un sostenido crecimiento de las amas de casa, que según el INE se consideran económicamente inactivas, como los estudiantes, si trabajan menos de 15 horas al mes. La dedicación exclusiva a los quehaceres del hogar crece inversamente proporcional al empleo informal, es decir, que quienes se dedican al hogar suelen conseguir empleos temporales en empresas pequeñas o por cuenta propia.

Se fueron

Una forma de reducir el tamaño de la PEA es la diáspora. Entre 2015 y 2017 la migración global de venezolanos aumentó 132%, equivalente a 924.527 personas. En total, en los últimos 13 años, un millón 662 mil personas salieron del país. Según datos del informe de Encovi 2017, se reportaron 1,3 emigrantes por hogares, por lo que se estima que entre 2012 y 2017 han debido emigrar 815 mil personas. Es decir, personas que trabajaron o buscaron hacerlo en el país.

“Se habla de una emigración que asciende a tres o cuatro millones, cifra que representa diez a 12% de la población total”, explica el documento.

Engordando burocracia

También el empleo público, productivo o no, es una forma de reducir el desempleo aunque se reduzca el PIB, como ha sucedido consecutivamente desde 2014. “La caída del desempleo en medio de un periodo de recesión económica solo es posible si los individuos emprenden actividades informales que los alejan del desempleo sin reportar su actividad, o si abandonan la búsqueda de empleo ante la imposibilidad de conseguir trabajo” dice el estudio ¿Hacia dónde se mueven los desempleados? (junio de 2017, PDF) de los investigadores Giampaolo Orlandoni y Josefa Ramoni-Perazzi de la Universidad de Los Andes (ULA) para la Comisión Económica Para América Latina (Cepal).

Para el segundo semestre del 2015, un estimado (de acuerdo con el INE) de 2.689.559 personas estaban ocupadas en el sector público, lo que representa 20,9% de todos quienes trabajan, es decir, uno de cada cinco empleados del país.

Un cambio radical en comparación con 1998, cuando el Estado empleaba a 1.395.326 personas, un crecimiento del 92%. Durante el mismo tiempo los empleados privados variaron de 7.420.896 a 10.501.606 ocupados, es decir, sólo 41,5%.El sector estatal ha crecido al doble de la velocidad del privado.

A esto habría que sumarle que desde 2016 más ministerios e institutos públicos se han creado, como el Ministerio de Desarrollo Minero Ecológico, mientras se han expropiado y cerrado cientos de empresas. A finales del 2017, la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria) aseguró, durante la presentación de sus perspectivas para 2018. que al menos 1.000 empresas, 27% del sector industrial, no abrirían sus puertas.

Para los empresarios que agrupa la Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción de Venezuela (Fedecámaras) la situación es peor: el 90% de las industrias privadas estaban paralizadas para noviembre de 2017, según se señaló en un comunicado difundido a propósito de una reunión que sostuvieron con el presidente de la Asamblea Nacional para ese entonces, Julio Borges.

El coordinador de la Unión Nacional de Trabajadores (Únete), Servando Carbone, en entrevista con La Razón el 18 de septiembre de 2017, señaló que la administración pública cuenta con 3 millones 500 mil empleados. De ser así, el crecimiento desde 1998 sería entonces de 150%.

Así mismo, hay que considerar que la cantidad de muchachos que forman parte del Plan Chamba Juvenil, el programa del Estado venezolano para combatir el desempleo.

Para el miércoles 14 de marzo, según informó el portal web de la Vicepresidencia de la República, el presidente Nicolás Maduro señaló que 879 mil 841 jóvenes estaban inscritos. Un número dudoso si consideramos que oficialmente, para abril de 2016 se contabilizaban 322.397 desempleados entre 15 y 24 años. Resulta un número más grande que los posibles beneficiados, como CocuyoChequea encontró con las cifras de personas de la tercera edad con pensión o jubilación.

COCUYO CHEQUEA · 24 ABRIL, 2018

¿El desempleo ha bajado hasta 6% como dijo El Aissami?

Texto por Shari Avendaño | @shariavendano

Cada día aumenta la cantidad de personas que abandonan sus empleos por la caída del poder adquisitivo del bolívar. Hay puestos de trabajo, sólo que muchas veces los sueldos que ofrecen no superan los obstáculos que plantea la inflación en Venezuela. En consecuencia, algunos deciden emigrar. Quienes se quedan, tienden a emprender por cuenta propia o se dedican al comercio informal.

Pese a este panorama, parece que todo ha mejorado “en revolución”. O al menos eso fue lo que dijo el vicepresidente de la República, Tareck El Aissami, durante presentación de la memoria y cuenta del Ejecutivo Nacional, el pasado 22 de marzo ante la Asamblea Nacional Constituyente (ANC).

Luego de ordenar la captura de la fiscal general destituida por la ANC Luisa Ortega Díaz, además de comentar los logros de las misiones sociales y exaltar los periódicos aumentos de sueldos en el año anterior, mencionó que la tasa de desocupación ha mantenido los valores más bajos de los últimos años, con un promedio de 6 puntos, cuando en 1999 los valores se ubicaron en 11 puntos (minuto 31:45).

Lo declarado por el Vicepresidente fue muy ambiguo. En ningún momento durante la presentación de la Memoria y Cuenta se especificó a qué periodo corresponde el cálculo de un promedio entre años, ni ofreció detalles sobre en qué tipo, condiciones y sectores trabajan los venezolanos.

Por otro lado, durante la Memoria y Cuenta del año 2016, presentada del 3 de marzo del 2017, el Vicepresidente afirmó ante el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) que la tasa de desempleo se había ubicado en 7,5%, un incremento con respecto al segundo semestre del 2015 -cuando se ubicó en –6,7%– mostrando una tendencia alcista.

Viejo truco de Maduro

En la sección Fuerza de Trabajo del Instituto Nacional de Estadística (INE), se constató que la tasa anunciada de 11% para 1999 no aparece en ninguno de los tres períodos en los que se presentan los resultados: mensual, trimestral y semestral.

En aquellos doce meses, los primeros de la llamada revolución bolivariana, la tasa de desocupación más alta se registró en enero, cuando alcanzó 16,6%, equivalente a 1 millón 731 mil 182 personas, lo que es usual en ese mes, dada la pérdida de los empleos estacionales de Navidad.

La más baja -y a su vez la más cercana a lo dicho por El Aissami- fue de 12% para noviembre, lo que equivalía a 1 millón 206 mil 372, cuando suele suceder lo contrario: baja el desempleo por los puestos de trabajo que se crean en esa temporada.

Por eso el estándar internacional al hablar de desocupación es por semestre, para minimizar el impacto de lo estacional. Bajo esta óptica, en el primer semestre de 1999 la desocupación o desempleo llegó a 15,3% y bajó a 14,5% para la segunda mitad del año.

Sin embargo, no es el punto más alto durante los años del gobierno chavista. El techo lo alcanzaron al tocar el 19,2%, en el primer semestre de 2003, después de un año de altísima conflictividad política, social e institucional.

Por otro lado, las cifras más bajas nunca descendieron hasta el 6% que mencionó el actual Vicepresidente Ejecutivo: en el segundo semestre de 2008 alcanzó 6,9%, mientras que en el mismo período de los años 2014 y 2015, bajó a 6,7%.

La selección decembrina de El Aissami es conveniente: el 11% aparece en diciembre de 2003, al igual que los 6% en el mismo mes pero de 2015. Algo similar a lo que le dijo el presidente Nicolás Maduro a la periodista Christiane Amanpour de CNN en 2014: “el año pasado bajamos de 6.4 por ciento en 2012 a 5.6 por ciento el desempleo”.

¿Podría haber bajado a 6%?

Hasta abril de 2016, el INE reportó datos de Indicadores Básicos de Fuerza de Trabajo. En aquel mes, la tasa de desocupación fue de 7,3%, lo que representa 1 millón 35 mil 238 personas sin empleo, lo hayan tenido antes o buscándolo por primera vez.

En adelante, no existen datos oficiales para respaldar o contrastar el promedio al que se refiere el funcionario del Ejecutivo venezolano, porque las estimaciones de población no han tomado en cuenta -entre otros factores- la reducción de ocupados y desempleados por la diáspora.

Más allá de sacar números a conveniencia, existe la posibilidad de que durante 2017 se reportara un número cercano a 6% por los siguientes factores: el desempleo baja si aumenta la cantidad de ocupados o si disminuye la Población Económicamente Activa (PEA); es decir, las personas mayores de 15 años que trabajan o buscan trabajar.

Así lo ha explicado la socióloga Ganny Zuñiga, investigadora del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales, y una de las responsables de la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi), en su artículo “Baja el desempleo, ¿debemos alegrarnos?”.

La PEA se afecta tanto por el ingreso de quienes cumplen tres lustros de edad y buscan trabajo, como para quienes salen porque se jubilan, fallecen o simplemente dejan de buscar trabajo para dedicarse a labores del hogar, estudio de tiempo completo o se rinden, ingresando a la Población Económicamente Inactiva.

Entre abril de 2015 y abril de 2016, perdieron el trabajo 224.456 personas. Esto se obtiene de 225 mil que lo perdieron teniendo entre 15 y 24 años y 59,8 mil entre 45 y 64, mientras que entre los 22 y los 44 años ganaron 28,7 mil empleos y los mayores de 65 otros 32 mil. Los jóvenes pierden más, y los abuelos sacan la cara.

De estos despidos y retiros66 mil correspondieron al sector público y 158 mil al privado. Si consideramos el empleador, sólo 78 mil eran formales y 146 mil no lo eran, o eran empresas con menos de cinco empleados, según la clasificación de Menéndez ya explicada.

En ese mismo período se registraron 125 mil estudiantes más, 428 mil nuevas mujeres que solo cumplen roles como amas de casa y 173 mil personas incapacitadas para trabajar, con lo que la Población Económicamente Inactiva creció en más de 612 mil personas mientras que la Activa perdió 198 mil personas, que dejaron de buscar trabajo para pasar a estudiar, cuidar la casa o no hacer nada.

Además, se observa un sostenido crecimiento de las amas de casa, que según el INE se consideran económicamente inactivas, como los estudiantes, si trabajan menos de 15 horas al mes. La dedicación exclusiva a los quehaceres del hogar crece inversamente proporcional al empleo informal, es decir, que quienes se dedican al hogar suelen conseguir empleos temporales en empresas pequeñas o por cuenta propia.

Se fueron

Una forma de reducir el tamaño de la PEA es la diáspora. Entre 2015 y 2017 la migración global de venezolanos aumentó 132%, equivalente a 924.527 personas. En total, en los últimos 13 años, un millón 662 mil personas salieron del país. Según datos del informe de Encovi 2017, se reportaron 1,3 emigrantes por hogares, por lo que se estima que entre 2012 y 2017 han debido emigrar 815 mil personas. Es decir, personas que trabajaron o buscaron hacerlo en el país.

“Se habla de una emigración que asciende a tres o cuatro millones, cifra que representa diez a 12% de la población total”, explica el documento.

Engordando burocracia

También el empleo público, productivo o no, es una forma de reducir el desempleo aunque se reduzca el PIB, como ha sucedido consecutivamente desde 2014. “La caída del desempleo en medio de un periodo de recesión económica solo es posible si los individuos emprenden actividades informales que los alejan del desempleo sin reportar su actividad, o si abandonan la búsqueda de empleo ante la imposibilidad de conseguir trabajo” dice el estudio ¿Hacia dónde se mueven los desempleados? (junio de 2017, PDF) de los investigadores Giampaolo Orlandoni y Josefa Ramoni-Perazzi de la Universidad de Los Andes (ULA) para la Comisión Económica Para América Latina (Cepal).

Para el segundo semestre del 2015, un estimado (de acuerdo con el INE) de 2.689.559 personas estaban ocupadas en el sector público, lo que representa 20,9% de todos quienes trabajan, es decir, uno de cada cinco empleados del país.

Un cambio radical en comparación con 1998, cuando el Estado empleaba a 1.395.326 personas, un crecimiento del 92%. Durante el mismo tiempo los empleados privados variaron de 7.420.896 a 10.501.606 ocupados, es decir, sólo 41,5%.El sector estatal ha crecido al doble de la velocidad del privado.

A esto habría que sumarle que desde 2016 más ministerios e institutos públicos se han creado, como el Ministerio de Desarrollo Minero Ecológico, mientras se han expropiado y cerrado cientos de empresas. A finales del 2017, la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria) aseguró, durante la presentación de sus perspectivas para 2018. que al menos 1.000 empresas, 27% del sector industrial, no abrirían sus puertas.

Para los empresarios que agrupa la Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción de Venezuela (Fedecámaras) la situación es peor: el 90% de las industrias privadas estaban paralizadas para noviembre de 2017, según se señaló en un comunicado difundido a propósito de una reunión que sostuvieron con el presidente de la Asamblea Nacional para ese entonces, Julio Borges.

El coordinador de la Unión Nacional de Trabajadores (Únete), Servando Carbone, en entrevista con La Razón el 18 de septiembre de 2017, señaló que la administración pública cuenta con 3 millones 500 mil empleados. De ser así, el crecimiento desde 1998 sería entonces de 150%.

Así mismo, hay que considerar que la cantidad de muchachos que forman parte del Plan Chamba Juvenil, el programa del Estado venezolano para combatir el desempleo.

Para el miércoles 14 de marzo, según informó el portal web de la Vicepresidencia de la República, el presidente Nicolás Maduro señaló que 879 mil 841 jóvenes estaban inscritos. Un número dudoso si consideramos que oficialmente, para abril de 2016 se contabilizaban 322.397 desempleados entre 15 y 24 años. Resulta un número más grande que los posibles beneficiados, como CocuyoChequea encontró con las cifras de personas de la tercera edad con pensión o jubilación.

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