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María Corina Muskus Toro | @macomuskus.
La semana del 20 al 24 de enero, se llevó a cabo el Foro Mundial sobre Migración y Desarrollo en la Ciudad de Quito, Ecuador. Lo más impactante para mí como venezolana es que me sentía presente en cada una de las discusiones, porque la tragedia y la migración venezolana han tocado, sin temor a equivocarme a toda Latinoamérica y se ha extendido en todo el mundo. Somos ya la población migrante más grande del mundo, ya sobrepasamos a Siria en cantidad, esto no me llena de orgullo sino de tristeza.
Durante los días que estuve presente en este Foro, primero en el foro de las juventudes y luego en el foro global, la temática de los y las venezolanas estaba siempre en el centro de las discusiones. Los dos días del foro de juventudes, trabajamos temas como las razones de la migración, el acceso a la educación de niños, niñas y jóvenes migrantes, la trata y tráfico de personas y la detención de niños y niñas, los caminos regulares para la migración, entre otros. En cada una de las mesas donde participé se escuchaban las voces de colegas de otras nacionalidades, en particular en Latinoamérica, hablando de la situación de la niñez de venezolanos y venezolanas, de las dificultades que enfrentan para regularizarse, de la xenofobia y la discriminación.
Lo que no es de extrañar tomando en cuenta que el 77% de migrantes venezolanos se encuentran en Latinoamérica, según cifras de la OIM. Me llenó de alegría la compasión y la pasión que le ponían a estos temas, porque más allá de nacionalidades, las personas defensoras de derechos humanos y activistas, comprendemos que somos humanos, y que independiente de nacionalidad, raza, edad y sexo, queremos y deseamos igualdad para todas y todos.
Luego de realizar mesas de trabajo donde identificamos prioridades, acciones y propuestas, llevamos nuestras voces al Foro Global. El Foro comenzó con un panel, donde el propio vice-presidente de Ecuador, Otto Sonnenholzner, expresó que las soluciones a la migración venezolana no podían ser de forma emergente, sino que el desafío se encontraba en buscar soluciones para que la migración venezolana encuentre estabilidad y prosperidad en los países de acogida.
Ecuador además organizó un evento paralelo donde hablaron sobre cuales habían sido las respuestas del gobierno a la crisis migratoria venezolana, la información que manejan de los venezolanos migrantes es basta y suficiente, con un total de 354.538 venezolanos y venezolanas registrados oficialmente en Ecuador, hasta el 19 de enero del 2020. Lo que si no mencionaron es que luego de la imposición de la visa gracias a el Decreto 826, para las y los venezolanos migrantes va a ser imposible acceder a la misma por los costos y la dificultad de obtener los requisitos, lo que configuran barreras de acceso previos a siquiera la entrada a un país de destino. Las políticas migratorias de los países de destino que imponen requisitos de imposible cumplimiento para personas migrantes convierten a la migración “segura y ordenada”, como lo desean los Estados de conformidad con el Pacto Mundial, en una migración muy insegura para la persona migrante.
Más allá del Foro, sólo caminando por Quito podías hablar con los y las venezolanas migrantes, si hacías un esfuerzo en reconocer el acento. Conocí a venezolanos que me dijeron que migrar a Ecuador había sido lo más difícil que les había tocado en la vida, otros que encontraron en Quito su hogar, y que a pesar de las dificultades se sienten felices de migrar. Mi corazón se partió en pedazos en lo que fue una de las conversaciones más desgarradoras que me tocó escuchar durante estos días: las venezolanas migrantes, porque a pesar de que el centro de la discusión del Foro Mundial son los y las migrantes, ellos fueron los grandes ausentes.
En este conversatorio cuatro valientes mujeres contaron sus historias, las de las venezolanas caminantes fueron las más impactantes. Caminar de Táchira a Quito por 15 días, tener la suerte de conseguir en algunos tramos apoyo de transporte y alimentos, porque caminar con cuatro niñas no es cosa fácil, pasaron días sin bañarse y sin comer, durmiendo cerca de cementerios, en la calle, vieron cuerpos de venezolanos que habían muerto de hipotermia en el camino, el terror, el miedo, el cansancio, dominaban. No me puedo imaginar lo que vivieron durante los 1,729km que caminaron para llegar a Quito.
Ellas lo lograron, llegaron a Quito, no ha sido fácil para ninguna, pero gracias al apoyo del proyecto Las Reinas Pepiadas, han podido comenzar su reiniciar su vida. Este conversatorio de mujer migrante fue organizado por el proyecto de Las Reinas Pepiadas en colaboración con OXFAM. Este proyecto fundado por mujeres binacionales (venezolanas y ecuatorianas) trabajan con familias venezolanas para desarrollar oportunidades de vida en Ecuador, dentro de los 7 ejes de acción, el cual incluye la empleabilidad, donde ofrecen oportunidades de emprendimiento y capacitaciones a mujeres migrantes.
Hoy por hoy tienen un restaurante administrado por venezolanas migrantes, y utilizado para financiar el primer mes de vivienda para familias recién llegadas a Quito. Cuando entras su logo tiene la cara de una mujer: Luisa Cáceres de Arismendi, heroína de la lucha de independencia. En el restaurante te atiende Maye, venezolana migrante encargada del restaurante, con su buena energía y su excelente actitud, te cuenta sobre el proyecto mientras disfrutas de los sabores de la gastronomía venezolana. Una de las cosas lindas que nos trae la migración, además de exportar nuestra cultura, es la alianza que se generan entre mujeres, independientemente de su nacionalidad.
Cuando hablemos de migración, no olvidemos que detrás de los datos, las políticas, los números, hay personas que huyen de un país por temor y que intentan en el país de acogida hacer nuevas vidas. Recordemos que las mujeres y las niñas y niños son los grupos más afectados en movilidad, hagamos de la migración caminos más humanos, sin discriminación y xenofobia, con más igualdad.
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Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.
Foto: OIM
Estas son las señales que debemos atender con nuestros adolescentes.
El modelo machista tiene entre sus particularidades el alentar a los hombres a regar su semilla sin ocuparse mucho de hacerse cargo de los frutos.
Los «hombres de barro» carecen de capacidades cognitivas para confrontar las exigencias sociaes, económicas y políticas.
Después de 15 años se convocan elecciones en la Universidad Central de Venezuela. Ha pasado mucha agua debajo del puente, hemos vivido desgarradoras experiencias como comunidad universitaria. Una de las lecciones aprendidas, para mí, ha sido que el poder corrompe se vista de dictadura, totalitarismo o emplee el lenguaje y los argumentos de la democracia. […]
La semana del 20 al 24 de enero, se llevó a cabo el Foro Mundial sobre Migración y Desarrollo en la Ciudad de Quito, Ecuador. Lo más impactante para mí como venezolana es que me sentía presente en cada una de las discusiones, porque la tragedia y la migración venezolana han tocado, sin temor a equivocarme a toda Latinoamérica y se ha extendido en todo el mundo. Somos ya la población migrante más grande del mundo, ya sobrepasamos a Siria en cantidad, esto no me llena de orgullo sino de tristeza.
Durante los días que estuve presente en este Foro, primero en el foro de las juventudes y luego en el foro global, la temática de los y las venezolanas estaba siempre en el centro de las discusiones. Los dos días del foro de juventudes, trabajamos temas como las razones de la migración, el acceso a la educación de niños, niñas y jóvenes migrantes, la trata y tráfico de personas y la detención de niños y niñas, los caminos regulares para la migración, entre otros. En cada una de las mesas donde participé se escuchaban las voces de colegas de otras nacionalidades, en particular en Latinoamérica, hablando de la situación de la niñez de venezolanos y venezolanas, de las dificultades que enfrentan para regularizarse, de la xenofobia y la discriminación.
Lo que no es de extrañar tomando en cuenta que el 77% de migrantes venezolanos se encuentran en Latinoamérica, según cifras de la OIM. Me llenó de alegría la compasión y la pasión que le ponían a estos temas, porque más allá de nacionalidades, las personas defensoras de derechos humanos y activistas, comprendemos que somos humanos, y que independiente de nacionalidad, raza, edad y sexo, queremos y deseamos igualdad para todas y todos.
Luego de realizar mesas de trabajo donde identificamos prioridades, acciones y propuestas, llevamos nuestras voces al Foro Global. El Foro comenzó con un panel, donde el propio vice-presidente de Ecuador, Otto Sonnenholzner, expresó que las soluciones a la migración venezolana no podían ser de forma emergente, sino que el desafío se encontraba en buscar soluciones para que la migración venezolana encuentre estabilidad y prosperidad en los países de acogida.
Ecuador además organizó un evento paralelo donde hablaron sobre cuales habían sido las respuestas del gobierno a la crisis migratoria venezolana, la información que manejan de los venezolanos migrantes es basta y suficiente, con un total de 354.538 venezolanos y venezolanas registrados oficialmente en Ecuador, hasta el 19 de enero del 2020. Lo que si no mencionaron es que luego de la imposición de la visa gracias a el Decreto 826, para las y los venezolanos migrantes va a ser imposible acceder a la misma por los costos y la dificultad de obtener los requisitos, lo que configuran barreras de acceso previos a siquiera la entrada a un país de destino. Las políticas migratorias de los países de destino que imponen requisitos de imposible cumplimiento para personas migrantes convierten a la migración “segura y ordenada”, como lo desean los Estados de conformidad con el Pacto Mundial, en una migración muy insegura para la persona migrante.
Más allá del Foro, sólo caminando por Quito podías hablar con los y las venezolanas migrantes, si hacías un esfuerzo en reconocer el acento. Conocí a venezolanos que me dijeron que migrar a Ecuador había sido lo más difícil que les había tocado en la vida, otros que encontraron en Quito su hogar, y que a pesar de las dificultades se sienten felices de migrar. Mi corazón se partió en pedazos en lo que fue una de las conversaciones más desgarradoras que me tocó escuchar durante estos días: las venezolanas migrantes, porque a pesar de que el centro de la discusión del Foro Mundial son los y las migrantes, ellos fueron los grandes ausentes.
En este conversatorio cuatro valientes mujeres contaron sus historias, las de las venezolanas caminantes fueron las más impactantes. Caminar de Táchira a Quito por 15 días, tener la suerte de conseguir en algunos tramos apoyo de transporte y alimentos, porque caminar con cuatro niñas no es cosa fácil, pasaron días sin bañarse y sin comer, durmiendo cerca de cementerios, en la calle, vieron cuerpos de venezolanos que habían muerto de hipotermia en el camino, el terror, el miedo, el cansancio, dominaban. No me puedo imaginar lo que vivieron durante los 1,729km que caminaron para llegar a Quito.
Ellas lo lograron, llegaron a Quito, no ha sido fácil para ninguna, pero gracias al apoyo del proyecto Las Reinas Pepiadas, han podido comenzar su reiniciar su vida. Este conversatorio de mujer migrante fue organizado por el proyecto de Las Reinas Pepiadas en colaboración con OXFAM. Este proyecto fundado por mujeres binacionales (venezolanas y ecuatorianas) trabajan con familias venezolanas para desarrollar oportunidades de vida en Ecuador, dentro de los 7 ejes de acción, el cual incluye la empleabilidad, donde ofrecen oportunidades de emprendimiento y capacitaciones a mujeres migrantes.
Hoy por hoy tienen un restaurante administrado por venezolanas migrantes, y utilizado para financiar el primer mes de vivienda para familias recién llegadas a Quito. Cuando entras su logo tiene la cara de una mujer: Luisa Cáceres de Arismendi, heroína de la lucha de independencia. En el restaurante te atiende Maye, venezolana migrante encargada del restaurante, con su buena energía y su excelente actitud, te cuenta sobre el proyecto mientras disfrutas de los sabores de la gastronomía venezolana. Una de las cosas lindas que nos trae la migración, además de exportar nuestra cultura, es la alianza que se generan entre mujeres, independientemente de su nacionalidad.
Cuando hablemos de migración, no olvidemos que detrás de los datos, las políticas, los números, hay personas que huyen de un país por temor y que intentan en el país de acogida hacer nuevas vidas. Recordemos que las mujeres y las niñas y niños son los grupos más afectados en movilidad, hagamos de la migración caminos más humanos, sin discriminación y xenofobia, con más igualdad.
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Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.
Foto: OIM