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Cinco claves para denunciar casos de acoso, abuso o violencia sexual Credit: Iván Ernesto Reyes

El 2020 dejó algunas ganancias a la humanidad, aunque parezca increíble. Se trata de reivindicaciones sociales que tienen que ver con lo sexual, el género, la vida, los derechos humanos; como se quiera leer. Y también como se quiera ver.  Tratándose de asuntos sociales, que tocan lo cultural, los valores, la ideología, la posición política, la moral, para algunas personas son avances y para otras, pérdidas.

Veamos dos logros sociales del 2020.  Uno en Latinoamérica y otro en Europa que, quiérase o no, tienen que ver con la libertad de la gente.

Ahora, las mujeres son más libres en Argentina

Decenas de miles de mujeres mueren o resultan lesionadas anualmente en el mundo a causa de abortos mal practicados. Casi todas son habitantes de países pobres y/o atrasados socio-culturalmente donde el aborto voluntario es ilegal. Por lo general, las víctimas son jóvenes carentes de recursos económicos que expresan la desigualdad social.

El aborto voluntario, estigmatizado por las religiones que asumen que Dios es el único que da y quita la vida, suele ser condenado social, religiosa y legalmente. Esto no impide que mujeres problematizadas con el embarazo decidan interrumpirlo sino que las obligan a hacerlo en clandestinidad, sin ningún tipo de control sanitario. Inclusive con prácticas de alto riesgo de lesiones o muerte por el uso de objetos o sustancias inadecuadas. En desesperación se hace cualquier cosa.

El aborto ilegal es una demostración de desigualdad socioeconómica e hipocresía social. En países donde se sanciona, las mujeres con recursos económicos pagan servicios privados de calidad o viajan a países donde pueden abortar legalmente, inclusive, gratis. Las mujeres pobres de esos países no tienen opción: abortan en condiciones que pueden costarle la vida.

Una de las reivindicaciones femeninas desde el siglo pasado ha sido la despenalización del aborto en todo el mundo. Ha sido lento ese logro. Hay que vencer principios morales, religiosos, valores socioculturales arraigados en la sociedad. También al poder masculino. Mientras en algunas sociedades, un grupo de hombres aprueba y ejecuta la pena de muerte, esa misma sociedad, invocando principios religiosos, no le permite a las mujeres abortar porque es quitar la vida a un ser humano.

La lucha de las mujeres por un aborto seguro implica la aprobación de leyes que lo despenalicen. Casi todos los países de avanzada social lo han logrado. Latinoamérica, junto a países asiáticos y africanos está a la zaga en ese derecho. Por eso, Argentina celebra que en el 2020 se haya logrado una ley que amplía los derechos de la mujer sobre su cuerpo, en este caso, de interrumpir el embarazo, bajo ciertas condiciones.  Es un paso más en la libertad de las mujeres.

Una ley que despenalice el aborto es el comienzo, parte de un proceso. Tiene que acompañarse de otras decisiones estatales que garanticen educación sexual con enfoque social, acceso a métodos anticonceptivos y adecuaciones del código civil pues el aborto no solo concierne a la mujer. Cuando existe pareja, la decisión de interrumpir el embarazo, implica a otra persona que, en términos de equidad, también debe tener derechos.

Hombres y mujeres son más libres en España

El momento de la muerte es considerado por las religiones un derecho sagrado, una decisión de Dios, cualquiera que este sea. Igual que el don de la vida. De allí que la preñez y la muerte estén en un mismo plano cuando de hablar de ellas se trata. Son tema tabú. Las personas no deberían hablar de eso, mucho menos decidir.  Solo Dios da y quita.

Las sociedades han tenido que remontar la cuesta de valores religiosos para avanzar en logros sociales como el control del embarazo, el aborto y la eutanasia. El derecho a morir dignamente, cuando cada quien decida hacerlo, sin necesidad de optar por el suicidio.

Pocas sociedades se han atrevido a debatir públicamente sobre la eutanasia y menos han logrado aprobar leyes que la permitan. Por eso es un gran logro de España haber aprobado, en el 2020, una de las pocas leyes sobre la eutanasia que existen en el mundo.

El debate sobre la eutanasia por parte de los diputados, los medios de comunicación, las redes y diferentes estamentos de la sociedad española ha sido una gran lección de democracia para el mundo. España, un país profundamente católico, ha demostrado que se puede vencer a los fantasmas históricos aprobando una ley sobre un asunto tan controversial como la eutanasia. El Estado español ha otorgando el derecho a quienes sufren eternamente en la vida, a una muerte digna, ejerciendo la libertad.

Durante el 2020,  a pesar del sufrimiento y pérdidas por la pandemia, hubo ganancias sociales. Hablaremos de otras.

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