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Leoncio Barrios | @Leonciobarrios
Saber que hay la posibilidad de varias vacunas anti Covid-19 es un alivio para todo el mundo. Eso es indudable. Sin embargo, no se puede cantar victoria. Esa vacuna solo está al alcance del brazo de unos pocos ciudadanos del mundo, si en proporción pensamos. El resto, la inmensa mayoría, tendrá que esperar quién sabe cuánto.
El acceso a la vacuna anti Covid-19 es un proceso de varias etapas, complicada cada una de ellas, y en los cuales hay muchos factores en juego.
El año 2020 se despidió con la buena noticia de que ya algunos laboratorios tenían lista su vacuna anti Covid-19. Una vacuna que pasará al libro de récords por el breve tiempo en que se desarrolló. Y no fue una vacuna, fueron varias, de varios laboratorios y países. Una carrera que no solo ganó un laboratorio, un país sino la humanidad.
Las vacunas anti Covid-19 comenzaron a distribuirse tan pronto las autoridades sanitarias mundiales y locales le dieron el visto bueno. Como era de esperar, la demanda ha sido mayor que la oferta y los laboratorios no se dan abasto.
Apenas las vacunas anti Covid-19 tienen un mes en el mercado y ya muchos laboratorios agotaron la existencia del medicamento. A principios de febrero no tienen para vender ni a quien se las pague de inmediato. Es más, parece que algunos han sobrevendido su producción y están en un lío legal.
Como en todo mercado, la cosa empezó a ponerse fea cuando los mejores postores, los países e instituciones que tienen más dinero acapararon las primeras producciones.
La OMS denuncia acaparamiento, por parte de los países ricos, de las relativamente pocas vacunas disponibles. El 98% están en poder unos pocos países. “El mundo está al borde de un fracaso moral catastrófico”, dice el organismo internacional.
La Unión Europea está por impedir que las vacunas que se producen en su territorio salgan de él. La decisión sería inmoral. Países de dos de las regiones más pobladas del mundo, África y América latina, tendrían dificultades de acceso a las vacunas y quedarían a merced de los donativos que países ricos e interesados políticamente en ellos, decidan darles.
Con el acaparamiento de vacunas por parte de los países más ricos, la pandemia nos deja ver el desequilibrio mundial que se reproduce a lo interno de cada país: el privilegio de unos pocos ricos sobre muchísimos pobres. Un panorama muy dramático tratándose de salud.
Por supuesto que en la distribución de las vacunas anti Covid-19 comenzamos mal: Muchas (aunque sean insuficiente) van para unos pocos países y pocas (aunque siempre serán pocas) para muchos países. Todo depende del dinero de que disponga cada país y al árbol al que se arrime, pensando en potencias o instituciones benefactoras.
En la etapa de distribución mundial de las vacunas está pasando a ser importante con quién esté alineado políticamente cada gobierno. Ya no es solo cuestión de disposición de dinero, pasa a ser de cuadre político, de “lobby”.
Luego que los países disponen de las vacunas viene otra complejidad: la distribución interna. Entonces, es posible que, de nuevo, resalten los privilegios por poder. Más desigualdad social.
Asumamos que sea como sea, los países han adquirido o recibido en donación un buen lote de vacunas anti Covid-19 y las han distribuido de la forma más equitativa posible, entonces, viene un serio reto: el mantenimiento de esos productos para que conserven su calidad.
Las vacunas anti Covid-19 son medicamentos sofisticados y exigen seguir un estricto protocolo de mantenimiento en los que la refrigeración (hasta 80 grados bajo cero) y transporte rápido son fundamentales. Hay regiones pobres donde cumplir con esos requisitos será muy difícil y, por tanto, tendrán que esperar por vacunas más resistentes a los embates ambientales. La cosa puede ser para largo.
Toda campaña de vacunación requiere de una logística y una campaña que despierte motivación a vacunarse. Quizás esta es la etapa menos difícil del trabajo por hacer.
En cuanto a la motivación a vacunarse la gran noticia es que no hay reportes inquietantes de efectos secundarios de la vacuna anti Covid-19, al menos entre las que más se han usado y la confianza de la gente aumenta y la disposición a vacunarse es alta.
Hasta países con una buena infraestructura sanitaria han tenido problemas en llevar a cabo la vacunación. En esos países se dice que para mitad del 2021, el 75 % de la población se habrá vacunado o superado la infección. Un esperanzador panorama que no es el de los países pobres, la inmensa mayoría del planeta.
Aun en los países donde la vacuna se haya aplicado no se exterminará al virus sino que aumentará la resistencia de los vacunados ante el contagio. El coronavirus seguirá quién sabe cuánto tiempo por allí y el comportamiento adecuado es el de cuidarse.
***
Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.
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El año 2020 se despidió con la buena noticia de que ya algunos laboratorios tenían lista su vacuna anti Covid-19. Una vacuna que pasará al libro de récords por el breve tiempo en que se desarrolló. Y no fue una vacuna, fueron varias, de varios laboratorios y países. Una carrera que no solo ganó un laboratorio, un país sino la humanidad.
Las vacunas anti Covid-19 comenzaron a distribuirse tan pronto las autoridades sanitarias mundiales y locales le dieron el visto bueno. Como era de esperar, la demanda ha sido mayor que la oferta y los laboratorios no se dan abasto.
Apenas las vacunas anti Covid-19 tienen un mes en el mercado y ya muchos laboratorios agotaron la existencia del medicamento. A principios de febrero no tienen para vender ni a quien se las pague de inmediato. Es más, parece que algunos han sobrevendido su producción y están en un lío legal.
Como en todo mercado, la cosa empezó a ponerse fea cuando los mejores postores, los países e instituciones que tienen más dinero acapararon las primeras producciones.
La OMS denuncia acaparamiento, por parte de los países ricos, de las relativamente pocas vacunas disponibles. El 98% están en poder unos pocos países. “El mundo está al borde de un fracaso moral catastrófico”, dice el organismo internacional.
La Unión Europea está por impedir que las vacunas que se producen en su territorio salgan de él. La decisión sería inmoral. Países de dos de las regiones más pobladas del mundo, África y América latina, tendrían dificultades de acceso a las vacunas y quedarían a merced de los donativos que países ricos e interesados políticamente en ellos, decidan darles.
Con el acaparamiento de vacunas por parte de los países más ricos, la pandemia nos deja ver el desequilibrio mundial que se reproduce a lo interno de cada país: el privilegio de unos pocos ricos sobre muchísimos pobres. Un panorama muy dramático tratándose de salud.
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Hasta países con una buena infraestructura sanitaria han tenido problemas en llevar a cabo la vacunación. En esos países se dice que para mitad del 2021, el 75 % de la población se habrá vacunado o superado la infección. Un esperanzador panorama que no es el de los países pobres, la inmensa mayoría del planeta.
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Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.
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