Universidades

Desde que se conocieron los dos primeros casos de COVID-19 en Venezuela el 13 de marzo, el gobierno de Nicolás Maduro suspendió las clases en todos los niveles. Aunque la medida fue tomada para protección sanitaria del país ante el coronavirus, al estar vacías las universidades se exponen nuevamente a la delincuencia.

“Existe el riesgo latente del aumento de incidentes de inseguridad dentro de los recintos universitarios en Venezuela durante el periodo de cuarentena, dada la ausencia de sus miembros en las instalaciones”, aseguró la ONG defensora de los derechos universitarios, Aula Abierta, a Efecto Cocuyo este miércoles 25 de marzo.

Ya en el 2018, Aula Abierta alertó sobre al menos 51 hechos de inseguridad ocurridos dentro de las universidades públicas. Así lo indicó en su “Informe preliminar sobre inseguridad en el recinto universitario”. Desde entonces, las incidencias se han incrementado.

Este 2020, el director de Seguridad Integral de la Universidad del Zulia (LUZ), Andry Sánchez, informó a la organización que “el servicio de seguridad dentro de LUZ se encuentra disminuido en un alto porcentaje”. En la actualidad, las incidencias más comunes son el hurto de materiales que afectan el sistema eléctrico desde marzo de 2018. Debido a la crisis presupuestaria de las universidades, argumenta Aula Abierta, los daños que produce la delincuencia son irreparables.

No solo LUZ está expuesta. El mismo viernes 13 invadieron los terrenos del núcleo de la Universidad de los Andes (ULA) en El Vigía y desforestaron la Estación Experimental Judibana. El pasado lunes 23, la víctima fue el núcleo de Táchira, cuando los maleantes saquearon uno de los edificios nuevos llevándose el cableado eléctrico.

Medidas de prevención

Otras universidades públicas diseñaron un protocolo con sus vigilantes: les proveen de transporte hacia al recinto y comidas para que resguarden las instalaciones. Este fue el caso de la Universidad Nacional Experimental del Táchira (Unet), la Universidad Central de Venezuela (UCV) en el núcleo de Libertador y la Universidad Simón Bolívar (USB), aseguraron sus autoridades.

“Están haciendo una labor extraordinaria. Nosotros les estamos brindando todo el apoyo de transporte y alimentación y todo lo que necesita nuestro personal (a nivel sanitario), que está restringiendo todos los accesos a la universidad”, dijo Mariela Azzato, vicerrectora administrativa de la USB.

Azzato aprovechó la oportunidad para agradecer a este personal “comprometido” que está trabajando en la pandemia.

Por otro lado, Nicolás Bianco, vicerrector académico de la UCV, comentó que se esfuerzan por resguardar la sede principal de la casa de estudios. Pero en la extensión de Cagua, en Aragua, es insuficiente el personal para resguardarla.

Riesgos académicos

Además de los riesgos a los que está expuesto la infraestructura, Aula Abierta también considera que la suspensión de clases implica un deterioro desde el punto de vista académico. Sobre todo, de las universidades que optaron por las clases virtuales.

“La crisis en el servicio eléctrico representa otro reto para el efectivo desenvolvimiento de la educación a través de servicios virtuales, pues desde el mega apagón nacional ocurrido el 7 de marzo de 2019, no se ha estabilizado el sistema en su totalidad. Las constantes fallas en el servicio eléctrico impiden el uso de equipos electrónicos y atentan directamente con el desenvolvimiento del ya deficiente servicio de internet, imposibilitando el desarrollo de las actividades académicas ejercidas de forma virtual” respondió Aula Abierta en la entrevista.

Algunas universidades que se encontraban lejos de terminar el período académico suspendieron actividades definitivamente hasta nuevo aviso. Entre ellas están UCV, Unet, ULA, la Universidad de Oriente (UDO) y la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB).

Clases en línea

En cambio, La Universidad de Zulia y la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (Ucla) apostaron a sus aulas virtuales. No obstante, se encontraron con problemas en la infraestructura tecnológica.

María Luisa Capodieci, directora de despacho de la Ucla se encontraba el pasado martes 24 en la sede de Lara cuando Efecto Cocuyo la contactó. Los cortes eléctricos afectaron al único servidor que alimenta el aula virtual de Ucla. Capodieci dijo que, aunque la universidad cuenta con una planta eléctrica, debe conseguir el combustible para su funcionamiento.

“Tenemos el salvoconducto para recibir gasoil, pero no tenemos carros con gasolina para buscarlo”, lamentó.

Mientras tanto, instituciones privadas como la Universidad de Yacambú y la Universidad Metropolitana han tenido menos problemas con los servidores. Sin embargo, las universidades que tomaron la decisión de activar sus plataformas virtuales para finalizar sus trimestres tampoco estaban preparadas para la educación remota.

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