Credit: Efecto Cocuyo

Las opciones para continuar estudios universitarios en Venezuela se reducen por la crisis económica y la pérdida del poder adquisitivo de las familias. Se estima que solo el precio de la canasta básica en el país aumentó 1.800 % en el último año.

En marzo de 2020 la pandemia del coronavirus sumó un nuevo obstáculo y las universidades públicas, que llevan años sufriendo por el déficit presupuestario, fueron las más afectadas por la falta de recursos para garantizar la educación a distancia.

Mientras tanto, la generación de relevo busca opciones para sobrevivir al fenómeno de la hiperinflación.

Tres jóvenes compartieron con Efecto Cocuyo sus anhelos de seguir estudiando y convertirse en profesionales, aun cuando hay quienes les dicen que hacerlo no vale la pena. Mientras, se valen de empleos temporales y ayudas económicas para mantener los sueños a flote.

María Giménez recorre los pasillos de El Sambil, en el municipio Chacao, usa un tapabocas y una mascarilla facial. Este 2021 consiguió empleo en la brigada de bioseguridad de ese centro comercial ubicado en el municipio Chacao, así que sostiene una señalización que indica a las personas que tienen usar mascarilla dentro del lugar.

Pandemia y crisis económica ponen en pausa estudios universitarios
María Giménez regresó a Venezuela luego de migrar un año a Perú

María migró a Perú en 2018 porque quería realizar estudios superiores en ese país, pero regresó a Venezuela en el 2019: “Me di cuenta que allá solo viviría para trabajar y cubrir mis gastos, pero no para estudiar”, comenta.

Al volver buscó empleo en la empresa makevents dónde había trabajado antes como protocolo de eventos y conciertos; esperaba hacer tiempo y ganar algo de dinero mientras se abrían las inscripciones en la Universidad Central de Venezuela (UCV). Pero al llegar la pandemia los planes cambiaron.

«Aún sigo esperando poder inscribirme en la UCV, porque lo que quiero estudiar es comunicación social», expresa. Para ella una universidad pública es su única opción para cursar una carrera, porque no posee los recursos económicos costear una institución privada.

En cada nivel de El Sambil hay dos muchachos más como María. «Verificamos que se cumpla el distanciamiento físico y que cada persona use correctamente el tapabocas«, señala la joven de 21 años de edad.
Agrega que confía en poder estudiar comunicación social, “porque no me veo dedicándome a otra cosa».

Durante las semanas de cuarentena radical en Caracas, Java Rosales se encuentra en el bulevar de Sabana Grande con la misión de atraer clientes para la tienda de celulares donde trabaja en el centro comercial City Market.

«Tú buscas el cliente y lo llevas a la tienda, y ganamos comisión», explica la adolescente de 17 años de edad.

Pandemia y crisis económica ponen en pausa estudios universitarios
Java Rosales quiere estudiar diseño, pero no puede costear la carrera un instituto privado

En 2020 Java se graduó de bachiller luego de terminar su último año bajo la modalidad a distancia por la pandemia del coronavirus. Lo recuerda como una experiencia amarga. “Te preocupabas más por entregar las tareas que por aprender”, dice.

Casi de inmediato buscó empleo para mantenerse y cubrir sus gastos. Sus deseos de continuar los estudios están, por ahora, en pausa.

“Quiero estudiar diseño de interiores y economía. Estudiaría primero economía para que esa me dé para pagar diseño de interiores”, cuenta. Sin embargo, averiguó los costos en un Instituto privado en Chacao y se dio cuenta que “la carrera es cara”.

Explica que en un futuro se ve remodelando apartamentos, “o así sea panaderías”, pero también ha pensado un plan B: hacer un curso para aprender de tatuajes o de primeros auxilios.

En la UCV estudia Verónica Castillo, de 19 años. Se le ilumina los ojos al hablar de su carrera y, a pesar que nunca pensó estar fuera de aula durante un año debido a la pandemia, no ha perdido el entusiasmo de verse convertida licenciada en ciencias políticas y administrativas.

«Muchas personas tratan de desanimarme, me dicen que estoy perdiendo el tiempo, pero no les paro», confiesa. Ella y su hermana morocha, que estudia biología también en la UCV, son las primeras en su familia en entrar a la universidad. «Y si tanto había querido estudiar aquí y lo logré, no la pienso dejar», insiste.

Pandemia y crisis económica ponen en pausa estudios universitarios
Verónica Castillo y su hermana son las primeras de su familia en ir a la universidad

Gracias a su rendimiento académico, Verónica cuenta con una beca del programa pro excelencia de la Asociación Venezolana Americana de Amistad (Avaa).

«La beca la obtenemos los estudiantes con un promedio de 16 puntos. La iban a suspender a principios de la cuarentena porque no estamos viendo clases, pero no lo hicieron porque tanto estudiantes de la Simón Bolívar como nosotros dependemos de esa ayuda económica«, indicó.

Durante este año se ha dedicado a hacer cursos, todos relacionados con su carrera. Busca especializarse cada día y no «perder el tiempo» como mucho le dicen.

«De los cursos que he realizado algunos los han promovido el centro de estudiantes, acuerdan con los profesores para que los dicten», señala.

El pasado 2 de marzo la joven participó junto a un grupo de compañeros en una jornada de limpieza en su amada escuela.

Pandemia y crisis económica ponen en pausa estudios universitarios

«Seguimos aquí por amor a lo que haces, a lo que estudias, pero es una situación difícil porque también entendemos a los profesores, muchos nos dicen que ellos están por amor a enseñar», dice.

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