Los maestros de la Coalición Sindical Nacional Sector Educación aseguraron que se alinearán con trabajadores de otras ramas de la sociedad en una huelga nacional para exigir salarios dignos. Este 31 de enero, frente a la Escuela Experimental Venezuela, los docentes exigieron nuevamente la dolarización de los salarios de todos los trabajadores.
«Hay un grupo de trabajadores que estamos dispuestos para organizar la huelga nacional», dijo Gricelda Sánchez, secretaria de reclamos del Sindicato Venezolano de Maestros y vocera de la Coalición.
Sánchez agregó que los trabajadores se organizarán hasta «vencer toda esta tiranía». La Coalición Sindical Nacional sigue exigiendo que el salario mínimo mensual esté anclado a una tasa equivalente a 600 dólares. Mientras tanto, el salario base del docente mejor pagado en una escuela pública es de 600 mil bolívares tras el último aumento presidencial.
«Con ese último aumento quedamos más pobres que con el penúltimo aumento», aseguró Sánchez, ya que está muy por debajo del costo de la canasta alimentaria familiar, situado en 27 millones de bolívares.
Los docentes protestan porque su salario es insuficiente para costear la canasta básica alimentaria
De acuerdo con los datos recopilados por el sector educación en más de 700 escuelas públicas a nivel nacional, ha renunciado el 50% de los maestros con los que se inició el año escolar en septiembre del 2019.
En la rueda de prensa, frente a una de las escuelas más icónicas de la capital, los docentes reclamaron las precarias condiciones del plantel. Las fallas en el suministro de agua ha obligado a la directiva a pedirle a los padres a que colaboren con botellones para poder «bajar las bombas de las pocetas» en los baños del plantel. Desde el principio del año el plantel ha solicitado ayuda con insumos de limpieza, en vista de que el Ministerio de Educación no provee un presupuesto suficiente para mantener el aseo del plantel.
Todas las peticiones que suponen un gasto de los padres van contradicen la gratuidad de la educación pública. En palabras de Sánchez «la Revolución privatizó la educación».
Adriana Carmona, una madre que se hizo presente, dijo que la calidad no solo de la educación, sino de todos los servicios del país, se estaba deteriorando.
Para ella hacer donaciones a la escuela no es trabajo fácil. No tiene una vivienda propia, vive junto a su esposo y su hija en un hotel, por el cual paga 900 mil bolívares mensuales. En ese lugar, en el centro de la ciudad tampoco, llega el agua en este momento. Para donar agua al plantel tendría que sacrificar alguno de los dos tobos que el hotel reparte a diario a sus huéspedes.
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«Hay un grupo de trabajadores que estamos dispuestos para organizar la huelga nacional», dijo Gricelda Sánchez, secretaria de reclamos del Sindicato Venezolano de Maestros y vocera de la Coalición.
Sánchez agregó que los trabajadores se organizarán hasta «vencer toda esta tiranía». La Coalición Sindical Nacional sigue exigiendo que el salario mínimo mensual esté anclado a una tasa equivalente a 600 dólares. Mientras tanto, el salario base del docente mejor pagado en una escuela pública es de 600 mil bolívares tras el último aumento presidencial.
«Con ese último aumento quedamos más pobres que con el penúltimo aumento», aseguró Sánchez, ya que está muy por debajo del costo de la canasta alimentaria familiar, situado en 27 millones de bolívares.
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De acuerdo con los datos recopilados por el sector educación en más de 700 escuelas públicas a nivel nacional, ha renunciado el 50% de los maestros con los que se inició el año escolar en septiembre del 2019.
En la rueda de prensa, frente a una de las escuelas más icónicas de la capital, los docentes reclamaron las precarias condiciones del plantel. Las fallas en el suministro de agua ha obligado a la directiva a pedirle a los padres a que colaboren con botellones para poder «bajar las bombas de las pocetas» en los baños del plantel. Desde el principio del año el plantel ha solicitado ayuda con insumos de limpieza, en vista de que el Ministerio de Educación no provee un presupuesto suficiente para mantener el aseo del plantel.
Todas las peticiones que suponen un gasto de los padres van contradicen la gratuidad de la educación pública. En palabras de Sánchez «la Revolución privatizó la educación».
Adriana Carmona, una madre que se hizo presente, dijo que la calidad no solo de la educación, sino de todos los servicios del país, se estaba deteriorando.
Para ella hacer donaciones a la escuela no es trabajo fácil. No tiene una vivienda propia, vive junto a su esposo y su hija en un hotel, por el cual paga 900 mil bolívares mensuales. En ese lugar, en el centro de la ciudad tampoco, llega el agua en este momento. Para donar agua al plantel tendría que sacrificar alguno de los dos tobos que el hotel reparte a diario a sus huéspedes.
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