A pocos metros de la entrada principal de la Ciudad Universitaria de Caracas yace el techo desplomado del pasillo frente a la Facultad de Humanidades y Educación. El recordatorio visible de que a la Universidad Central de Venezuela (UCV) se le cayó un pedazo de su campus el 17 de junio de 2020. Al otro extremo, el Estadio Olímpico de la UCV se preparaba para recibir a dos selecciones de fútbol y a más de 6.000 espectadores el jueves 2 de septiembre de 2021.
Si hay algo en lo que coinciden obreros y supervisores de las obras de rehabilitación que se realizan en la principal universidad del país, es que la edificación se convirtió en un armatoste desolado durante el año pasado. La causa principal fue la suspensión de actividades, debido a la propagación del COVID-19.
Grama que se extendía en todas direcciones, ventanas rotas, equipos estropeados, interminables telarañas mezcladas con tierra y desechos se hallaron en las 200 hectáreas con las que cuenta la casa de estudios superiores.
La intervención del Estado y la llegada de diversas empresas de construcción, lideradas por el Ministerio de Obras Públicas, cambiaron parcialmente la imagen de la UCV en agosto de 2021. Ahora, hay una tregua silenciosa entre el gobierno y las autoridades universitarias (históricamente opositoras a la administración oficialista) mientras se recuperan los espacios.
Sin embargo, hoy en día la UCV parece tener dos rostros: uno que están rehabilitando y otro que han olvidado por completo. Mientras las canchas relucen pintadas de azul rey y el Estadio Olímpico se llenó de publicidad para recibir a la selección nacional y la argentina, en la Escuela de Estudios Políticos aún se notan las secuelas de un incendio sorpresivo que arrasó con la sala de lectura, sin que nadie parezca recordarlo realmente.
En el resto de la Universidad Central de Venezuela están repartidas varias cuadrillas de obreros bajo el mando de distintos supervisores. Personal de la misión Venezuela Bella, creada por Nicolás Maduro en 2019 y presidida por Jacqueline Faría, trabajan en el desmalezamiento de los alrededores de la Escuela de Bioanálisis y reemplazando el asfalto. Son las 11 de la mañana.
«Hay tantos supervisores que ya uno no sabe quién es jefe de quién», comentó uno de los trabajadores, que no quiso ser identificado. Todos repiten lo que les han dicho: que las obras deben culminar antes de octubre de este año. Varios se muestran convencidos de que terminarán, otros simplemente se encogen de hombros.
Las canchas de Bioanálisis relucen limpias y azules bajo el cielo despejado, pero no hay nadie jugando en ellas.
A pocos metros, las puertas principales del Comedor Estudiantil OBE-UCV están cerradas. Adentro, las restauraciones hechas por el Ministerio de Obras Públicas son supervisadas por el director adjunto del comedor, el abogado Andrés Camacho. Este estima que la rehabilitación estará lista para el 15 de septiembre.
«Para octubre el comedor debe estar operativo. Eso sí, con detalles paralelos que no van impedir que nosotros abramos», dijo a Efecto Cocuyo.
Impermeabilización, mantenimiento de dos calderas, emplomado del suelo, sustitución de láminas de vidrio, sellados de juntas en losas inclinadas, aplicación de manto asfáltico en techos planos, destapados de bajantes de agua de lluvias y el arreglo de la iluminación son algunos de los trabajos que se siguen realizando en el comedor. Camacho asegura que el centro funcionó hasta dos días antes de que llegara el primer caso de coronavirus a Venezuela y se decretara cuarentena nacional.
Detrás del edificio, se alza el Complejo de la Piscina Olímpica UCV, cuyas obras de reestructuración están a cargo de la empresa Venelux. El ingeniero Piere Oberti es quien vigila que todo se desarrolle sin contratiempos. Para las 11:30 am da la bienvenida a una comisión de Fundapatrimonio, que acude a examinar el proyecto.
«Vamos a restaurar todas estas áreas y hacer limpieza en general. Ya estamos con el reacondicionamiento de todo el piso», explicó Oberti a Efecto Cocuyo. Se espera iniciar las reparaciones de la sala de máquinas la próxima semana. Para el ingeniero, el abandono total de las áreas resultó ser uno de los mayores problemas para la piscina olímpica.
«Adentro de las instalaciones está todo el parqué levantado. Todo esto lo hemos podado y limpiado. Pero esto estaba totalmente abandonado», afirmó.
El gasto de reparación corre por cuenta estatal, pero los supervisores de las obras que se realizan en la Universidad Central de Venezuela son la Dirección de Mantenimiento y Copred (Consejo de Preservación y Desarrollo). No obstante, también se presentan en la semana el ministro de Educación Universitaria, César Trómpiz y el viceministro de Obras Públicas, Juan José Ramírez, que sostienen reuniones con autoridades universitarias y administrativas.
Ernesto Villegas, ministro de Cultura, y Jackeline Faría, presidenta de la misión Venezuela Bella, acuden igualmente al campus a verificar los resultados de las obras. El director de Copred, Pablo Molina, comentó que toda restauración debe ser avalada por la universidad, debido a que es Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde principios de siglo.
Así que, aunque el Estado financie las reparaciones, se debe consultar con las autoridades y los expertos universitarios para llevarlas a cabo. Para inicios de septiembre también había trabajos de obras en la plaza techada y la Plaza del Rectorado.
Por otro lado, Ibrahim Ledezma, director de Mantenimiento de la UCV, indica que han obtenido apoyo de Hidrocapital y Corpoelec para activar los servicios.
«Hemos solventado 100% de las fugas de agua que existían hasta hace dos semanas. El problema que podemos tener ahora son internos, con las bombas», contó a Efecto Cocuyo.
También apuntó que no está claro cuál es la cantidad de dinero que ha aprobado el Estado para las reparaciones de la UCV ni cuáles empresas están realmente involucradas. Igualmente, le preocupa que se ignore el presupuesto que la universidad ha solicitado para su mantenimiento.
«Tenemos un presupuesto muy escaso. Por ley, el Estado debe haber suministrado el presupuesto del 2020 y 2021. De 2020 nos deben aproximadamente 20 mil dólares y de 2021 no hemos recibido absolutamente nada. El problema es que yo puedo llegar y dejar la universidad muy bonita… ¿y quién la mantiene luego?», expresó.
La Escuela de Estudios Políticos y Administrativos de la UCV sufrió un incendio el pasado 30 de junio. El siniestro la dejó inhabilitada, según Sebastián Horesok, presidente del Centro de Estudiantes. El techo está tan dañado que los bomberos temen que pueda ceder. El lugar, al lado de la Facultad de Arquitectura, es una zona lúgubre donde solo se oyen las cigarras en septiembre de 2021.
Como si aún contuvieran el fuego, las puertas de la escuela están cerradas con candado y con los marcos ennegrecidos. Cintas de seguridad rodean a la sala de lectura y el cubículo de profesores.
Alguien desconocido decidió convertir una esquina del Centro de Estudios de Posgrado en un baño improvisado, y ahora el sitio está lleno de excremento. No hay vigilantes cerca, ni aves ni nadie. La EEPA es un punto relegado e invisible a los transeúntes.
«Honestamente, no hay presupuesto para arreglar eso. Hasta la fecha el Estado no ha planteado un presupuesto para arreglar esa escuela, específicamente. Sin embargo, estamos pendientes», dijo Ibrahim Ledezma.
Cerca, en el pasillo de Ingeniería, Giovanni Fernández abre todos los días su puesto de libros y discos. Se ha acostumbrado a la soledad y se entretiene sumido en sus propias reflexiones. No tiene más que un par de clientes al día, pero no pierde la esperanza y poca atención le presta a las advertencias sobre la inseguridad del campus. Ha contemplado silenciosamente cómo avanza la reestructuración de la UCV.
«Esto estaba por el suelo. Se le ve mejor cara», suspira. «Pero hay sitios en los que hacen y otros en los que no».
Los dos pedazos del techo partido del pasillo frente a la Facultad de Humanidades se encuentran atravesados en Tierra de Nadie. Los profesores de la UCV suelen repetir que Carlos Raúl Villanueva, el celebre arquitecto que diseñó la universidad, convertía el cemento en plastilina. Solo así, recitan, podría haber logrado las impresionantes formas que lo volvieron famoso.
Sin embargo, lo que está en el suelo es concreto que cedió por las filtraciones de agua el 17 de junio de 2020. Las vigas sostienen el resto que queda en pie. El Instituto de Materiales de la UCV y el ingeniero Francisco Garcés son los encargados de estudiar las causas del desplome.
«Es importante resaltar que ese techo se cayó también en 1960. Se hicieron las pruebas y estudios para saber por qué se cayó otra vez. No solo es por falta de mantenimiento. Además, esas losas que están en el suelo no sirven, vamos a hacerlas con unos nuevos diseños y materiales», dijo el ingeniero Ibrahim Ledezma.
No hay una fecha definida aún para la finalización de la reparación de esta parte del campus universitario.
La zona de Transbordo de la UCV es donde funcionan las escuelas de Educación, Idiomas Moderno, Administración y Contaduría. Es una de las áreas más inseguras y está bastante alejada del centro de la universidad. Cerrada a cal y canto, huele a una mezcla de basura y orine. Desechos se extienden en la planta baja y la oscuridad arropa los pasillos solitarios.
Parece ser una muestra fidedigna de que la Central tiene prioridades que no se están tomando en cuenta. Alejandro Meza, estudiante de Educación, comentó a Efecto Cocuyo que el estado del edificio de Transbordo desanima a los alumnos que deseaban volver en caso de que se retomen las clases presenciales. La deserción estudiantil de su cohorte ha sido alarmante.
«Puedo decir que tengo más de 20 amigos que no quieren regresar», señaló.
Sobre esto último, Ibrahim Ledezma indica que, a pesar de las reparaciones, no hay condiciones sanitarias que permitan que la UCV reciba a un promedio de 60 mil personas de golpe. Explicó que la institución puede estar mejorando a nivel de infraestructura, pero eso no oculta ni solventa los bajos sueldos de los profesores, la fuga de talentos y el poco avance en materia de vacunación nacional.
Verde y en mejor estado que el resto de la UCV, el complejo diseñado por Carlos Raúl Villanueva dio la bienvenida a la selección de Argentina el 2 de septiembre.
«La Federación de Fútbol ha invertido una cantidad de dinero para que la cancha esté en óptimo estado. ¿Qué tiene? Un mantenimiento diario. Hay riego, grama nueva, insumos, personal… Ahí está el resultado: es una belleza. Pero hay que entender que eso cuesta», culminó el director de Mantenimiento.
Fanb detiene a 11 personas por talar árboles en zona protegida del estado Lara
Amnistía Internacional pide atención médica urgente para Guillermo Zárraga
Armando Benedetti y su polémico paso por la embajada de Colombia en Venezuela
Machado y Velásquez ratifican que no quieren apoyo del CNE para primarias
A pocos metros de la entrada principal de la Ciudad Universitaria de Caracas yace el techo desplomado del pasillo frente a la Facultad de Humanidades y Educación. El recordatorio visible de que a la Universidad Central de Venezuela (UCV) se le cayó un pedazo de su campus el 17 de junio de 2020. Al otro extremo, el Estadio Olímpico de la UCV se preparaba para recibir a dos selecciones de fútbol y a más de 6.000 espectadores el jueves 2 de septiembre de 2021.
Si hay algo en lo que coinciden obreros y supervisores de las obras de rehabilitación que se realizan en la principal universidad del país, es que la edificación se convirtió en un armatoste desolado durante el año pasado. La causa principal fue la suspensión de actividades, debido a la propagación del COVID-19.
Grama que se extendía en todas direcciones, ventanas rotas, equipos estropeados, interminables telarañas mezcladas con tierra y desechos se hallaron en las 200 hectáreas con las que cuenta la casa de estudios superiores.
La intervención del Estado y la llegada de diversas empresas de construcción, lideradas por el Ministerio de Obras Públicas, cambiaron parcialmente la imagen de la UCV en agosto de 2021. Ahora, hay una tregua silenciosa entre el gobierno y las autoridades universitarias (históricamente opositoras a la administración oficialista) mientras se recuperan los espacios.
Sin embargo, hoy en día la UCV parece tener dos rostros: uno que están rehabilitando y otro que han olvidado por completo. Mientras las canchas relucen pintadas de azul rey y el Estadio Olímpico se llenó de publicidad para recibir a la selección nacional y la argentina, en la Escuela de Estudios Políticos aún se notan las secuelas de un incendio sorpresivo que arrasó con la sala de lectura, sin que nadie parezca recordarlo realmente.
En el resto de la Universidad Central de Venezuela están repartidas varias cuadrillas de obreros bajo el mando de distintos supervisores. Personal de la misión Venezuela Bella, creada por Nicolás Maduro en 2019 y presidida por Jacqueline Faría, trabajan en el desmalezamiento de los alrededores de la Escuela de Bioanálisis y reemplazando el asfalto. Son las 11 de la mañana.
«Hay tantos supervisores que ya uno no sabe quién es jefe de quién», comentó uno de los trabajadores, que no quiso ser identificado. Todos repiten lo que les han dicho: que las obras deben culminar antes de octubre de este año. Varios se muestran convencidos de que terminarán, otros simplemente se encogen de hombros.
Las canchas de Bioanálisis relucen limpias y azules bajo el cielo despejado, pero no hay nadie jugando en ellas.
A pocos metros, las puertas principales del Comedor Estudiantil OBE-UCV están cerradas. Adentro, las restauraciones hechas por el Ministerio de Obras Públicas son supervisadas por el director adjunto del comedor, el abogado Andrés Camacho. Este estima que la rehabilitación estará lista para el 15 de septiembre.
«Para octubre el comedor debe estar operativo. Eso sí, con detalles paralelos que no van impedir que nosotros abramos», dijo a Efecto Cocuyo.
Impermeabilización, mantenimiento de dos calderas, emplomado del suelo, sustitución de láminas de vidrio, sellados de juntas en losas inclinadas, aplicación de manto asfáltico en techos planos, destapados de bajantes de agua de lluvias y el arreglo de la iluminación son algunos de los trabajos que se siguen realizando en el comedor. Camacho asegura que el centro funcionó hasta dos días antes de que llegara el primer caso de coronavirus a Venezuela y se decretara cuarentena nacional.
Detrás del edificio, se alza el Complejo de la Piscina Olímpica UCV, cuyas obras de reestructuración están a cargo de la empresa Venelux. El ingeniero Piere Oberti es quien vigila que todo se desarrolle sin contratiempos. Para las 11:30 am da la bienvenida a una comisión de Fundapatrimonio, que acude a examinar el proyecto.
«Vamos a restaurar todas estas áreas y hacer limpieza en general. Ya estamos con el reacondicionamiento de todo el piso», explicó Oberti a Efecto Cocuyo. Se espera iniciar las reparaciones de la sala de máquinas la próxima semana. Para el ingeniero, el abandono total de las áreas resultó ser uno de los mayores problemas para la piscina olímpica.
«Adentro de las instalaciones está todo el parqué levantado. Todo esto lo hemos podado y limpiado. Pero esto estaba totalmente abandonado», afirmó.
El gasto de reparación corre por cuenta estatal, pero los supervisores de las obras que se realizan en la Universidad Central de Venezuela son la Dirección de Mantenimiento y Copred (Consejo de Preservación y Desarrollo). No obstante, también se presentan en la semana el ministro de Educación Universitaria, César Trómpiz y el viceministro de Obras Públicas, Juan José Ramírez, que sostienen reuniones con autoridades universitarias y administrativas.
Ernesto Villegas, ministro de Cultura, y Jackeline Faría, presidenta de la misión Venezuela Bella, acuden igualmente al campus a verificar los resultados de las obras. El director de Copred, Pablo Molina, comentó que toda restauración debe ser avalada por la universidad, debido a que es Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde principios de siglo.
Así que, aunque el Estado financie las reparaciones, se debe consultar con las autoridades y los expertos universitarios para llevarlas a cabo. Para inicios de septiembre también había trabajos de obras en la plaza techada y la Plaza del Rectorado.
Por otro lado, Ibrahim Ledezma, director de Mantenimiento de la UCV, indica que han obtenido apoyo de Hidrocapital y Corpoelec para activar los servicios.
«Hemos solventado 100% de las fugas de agua que existían hasta hace dos semanas. El problema que podemos tener ahora son internos, con las bombas», contó a Efecto Cocuyo.
También apuntó que no está claro cuál es la cantidad de dinero que ha aprobado el Estado para las reparaciones de la UCV ni cuáles empresas están realmente involucradas. Igualmente, le preocupa que se ignore el presupuesto que la universidad ha solicitado para su mantenimiento.
«Tenemos un presupuesto muy escaso. Por ley, el Estado debe haber suministrado el presupuesto del 2020 y 2021. De 2020 nos deben aproximadamente 20 mil dólares y de 2021 no hemos recibido absolutamente nada. El problema es que yo puedo llegar y dejar la universidad muy bonita… ¿y quién la mantiene luego?», expresó.
La Escuela de Estudios Políticos y Administrativos de la UCV sufrió un incendio el pasado 30 de junio. El siniestro la dejó inhabilitada, según Sebastián Horesok, presidente del Centro de Estudiantes. El techo está tan dañado que los bomberos temen que pueda ceder. El lugar, al lado de la Facultad de Arquitectura, es una zona lúgubre donde solo se oyen las cigarras en septiembre de 2021.
Como si aún contuvieran el fuego, las puertas de la escuela están cerradas con candado y con los marcos ennegrecidos. Cintas de seguridad rodean a la sala de lectura y el cubículo de profesores.
Alguien desconocido decidió convertir una esquina del Centro de Estudios de Posgrado en un baño improvisado, y ahora el sitio está lleno de excremento. No hay vigilantes cerca, ni aves ni nadie. La EEPA es un punto relegado e invisible a los transeúntes.
«Honestamente, no hay presupuesto para arreglar eso. Hasta la fecha el Estado no ha planteado un presupuesto para arreglar esa escuela, específicamente. Sin embargo, estamos pendientes», dijo Ibrahim Ledezma.
Cerca, en el pasillo de Ingeniería, Giovanni Fernández abre todos los días su puesto de libros y discos. Se ha acostumbrado a la soledad y se entretiene sumido en sus propias reflexiones. No tiene más que un par de clientes al día, pero no pierde la esperanza y poca atención le presta a las advertencias sobre la inseguridad del campus. Ha contemplado silenciosamente cómo avanza la reestructuración de la UCV.
«Esto estaba por el suelo. Se le ve mejor cara», suspira. «Pero hay sitios en los que hacen y otros en los que no».
Los dos pedazos del techo partido del pasillo frente a la Facultad de Humanidades se encuentran atravesados en Tierra de Nadie. Los profesores de la UCV suelen repetir que Carlos Raúl Villanueva, el celebre arquitecto que diseñó la universidad, convertía el cemento en plastilina. Solo así, recitan, podría haber logrado las impresionantes formas que lo volvieron famoso.
Sin embargo, lo que está en el suelo es concreto que cedió por las filtraciones de agua el 17 de junio de 2020. Las vigas sostienen el resto que queda en pie. El Instituto de Materiales de la UCV y el ingeniero Francisco Garcés son los encargados de estudiar las causas del desplome.
«Es importante resaltar que ese techo se cayó también en 1960. Se hicieron las pruebas y estudios para saber por qué se cayó otra vez. No solo es por falta de mantenimiento. Además, esas losas que están en el suelo no sirven, vamos a hacerlas con unos nuevos diseños y materiales», dijo el ingeniero Ibrahim Ledezma.
No hay una fecha definida aún para la finalización de la reparación de esta parte del campus universitario.
La zona de Transbordo de la UCV es donde funcionan las escuelas de Educación, Idiomas Moderno, Administración y Contaduría. Es una de las áreas más inseguras y está bastante alejada del centro de la universidad. Cerrada a cal y canto, huele a una mezcla de basura y orine. Desechos se extienden en la planta baja y la oscuridad arropa los pasillos solitarios.
Parece ser una muestra fidedigna de que la Central tiene prioridades que no se están tomando en cuenta. Alejandro Meza, estudiante de Educación, comentó a Efecto Cocuyo que el estado del edificio de Transbordo desanima a los alumnos que deseaban volver en caso de que se retomen las clases presenciales. La deserción estudiantil de su cohorte ha sido alarmante.
«Puedo decir que tengo más de 20 amigos que no quieren regresar», señaló.
Sobre esto último, Ibrahim Ledezma indica que, a pesar de las reparaciones, no hay condiciones sanitarias que permitan que la UCV reciba a un promedio de 60 mil personas de golpe. Explicó que la institución puede estar mejorando a nivel de infraestructura, pero eso no oculta ni solventa los bajos sueldos de los profesores, la fuga de talentos y el poco avance en materia de vacunación nacional.
Verde y en mejor estado que el resto de la UCV, el complejo diseñado por Carlos Raúl Villanueva dio la bienvenida a la selección de Argentina el 2 de septiembre.
«La Federación de Fútbol ha invertido una cantidad de dinero para que la cancha esté en óptimo estado. ¿Qué tiene? Un mantenimiento diario. Hay riego, grama nueva, insumos, personal… Ahí está el resultado: es una belleza. Pero hay que entender que eso cuesta», culminó el director de Mantenimiento.