Después de dos meses, Caracas volvió a amanecer con largas colas de pensionados. A muchos los acompañaron sus hijos, sus nietos y otros familiares. Algunos aguardaron desde la madrugada, otros desde la mañana, pero todos coincidieron en que dos horas en una cola se ha vuelto una “costumbre“.

Las hallacas quedaron en el pasado. Para algunos entrevistados, la tradición pasó a un segundo plano “por necesidad”. Pensionados explicaron a Efecto Cocuyo este viernes, 21 de diciembre, que ahora la Nochebuena consta apenas de una reunión familiar, considerablemente minimizada por la migración.

“¿Para qué alcanza la pensión?”, “¿vale la pena invertir tres horas para adquirir un dinero que con suerte compra un pan de jamón?”, dijo uno de los pensionados en una cola frente a un banco.

Los jubilados cuestionaron que a tres días de Nochebuena, estén en colas para conseguir 4.500 bolívares soberanos, correspondientes a la pensión oficial del mes de enero.

Algunas de las filas frente a entidades bancarias trascendían la cuadra. Promedios de colas mayores al centenar de viejitos se aglutinaban para cobrar la pensión en efectivo, “porque en eso se basa la economía paralela”.

Los adultos mayores detallaron a Efecto Cocuyo que con dinero en efectivo se pueden conseguir productos a un menor precio. “Por punto de venta cobran mucho más caro en El Cementerio”, dijo Belén Rodríguez, habitante de esa parroquia. A pesar de sus 65 años, se dispuso a esperar más de dos horas frente a un banco en El Rosal.

“Esto no es nada prácticamente. Me ha tocado esperar cinco y seis horas”, lamentó. Su costumbre navideña cambió desde 2017. “Me toca hacer bollitos este año, porque es imposible comprar todos los ingredientes de las hallacas. Un kilo de pimentón ya está en 3 mil bolívares soberanos”, precisó.

Solo bastó el reclamo de una persona para que se formase un foro de crítica contra el Gobierno. Pero los señalamientos no apuntaron únicamente al presidente Nicolás Maduro. Múltiples argumentos se enfilaron incluso contra Hugo Chávez y la cúpula gubernamental.

También contra la oposición, y en especial contra Henry Ramos Allup, por “provocar” o permitir que “esto llegara hasta donde ha llegado”.

Muchas personas mitigaron la espera a través de “guardias”. Entre distintos jubilados se intercalaban funciones: unos iban, se sentaban un rato y descansaban, y otros quedaban en pie, haciendo la cola. Así, hasta que llegara el turno.

“Moneda Ficticia” 

Las colas no son el único problema para los pensionados. Muchos denunciaron que el procedimiento para cobrar el tercer aguinaldo no era el mejor, sino todo lo contrario: que “es arbitrario y unilateral”.

El Gobierno de Nicolás Maduro pagó a los pensionados su tercer aguinaldo en dos partes. La primera fue una transferencia a través del sistema Patria, de 0,16 petros, lo que equivale a Bs.S 1.800; y la segunda, una transferencia de Bs.S 2.700 para llegar así al sueldo mínimo oficial.

“Nadie me preguntó si yo quería ahorrar en esa moneda”, dijo Milagros Sifontes, de 61 años. La habitante de San Martín calificó al petro de “moneda ficticia”. Luego, cuestionó el descuento que les hace el Gobierno a los pensionados por cada transferencia de pago, de 0,18% por cada transacción de petros a bolívares. Ella denunció que el Estado les está “quitando” su dinero.

“Lo que no entiendo es cómo la gente se ha acostumbrado a esto”, inquirió. Para ella, la normalidad en el país “está completamente distorsionada y el letargo de los venezolanos es preocupante”, dijo.

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