Foto: Comisión de Derechos Humanos del estado Zulia (Codhez)

Profesores sofocados, clases en los patios, niños desmayados y jornadas más cortas de actividades es lo que denuncia la profesora Marlene Hernández, presidenta del Sindicato Venezolano de Maestros (Sinvema) en el estado Zulia, al occidente venezolano, donde los apagones se han agravado en los últimos meses.

Las escuelas zulianas deben arreglárselas para mantenerse funcionando: el 70 % no está en condiciones de recibir estudiantes porque no cuenta con servicios básicos como el agua potable, no recibe Plan de Alimentación Escolar y tiene una infraestructura deteriorada. Además, la mayoría de los centros educativos opera bajo el horario mosaico, es decir, ofrece clases de uno a tres días a la semana.

A todo lo anterior se le suman las diez horas aproximadas que pasan sin luz durante el día, señaló Hernández.

«En un mismo día se aguantan hasta tres apagones y no apagones de una hora, sino hasta tres o cuatro. Empeora la situación. Los pocos días que va el maestro, con la temperatura que hay en nuestra zona, es imposible trabajar. Pero digo que realmente es imposible», dijo la docente a Efecto Cocuyo en llamada telefónica.

Zulia es una de las entidades que registra las temperaturas más altas del país. El 13 de marzo, el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inameh) alertó que se alcanzarían los 39 grados Celsius en territorio zuliano. Actualmente los habitantes del estado luchan por hacer frente al calor como pueden, una tarea difícil debido a la imposibilidad de utilizar aire acondicionado o ventiladores ante la falta de electricidad.

«Son temperaturas exageradas. Ahora tenemos docentes con problemas de tensión, niños que se desmayan en las aulas sin ventiladores. Pero es que además el Programa de Alimentación está funcionando en pocas escuelas: sin alimentación en la escuela y con una deficiente en casa, ¿cómo aguanta ese niño una jornada de trabajo escolar con un clima inclemente?», comentó Hernández.

Zulia a oscuras

Desde 2017, Zulia ha sufrido una crisis eléctrica agudizada por los años y la falta de políticas eficientes para atender la situación.

El 25 de julio de 2018, la Asamblea Nacional, elegida y juramentada en 2015, declaró al estado completo en emergencia. Un mes después se denunció que en la Costa Oriental del Lago de Maracaibo había zonas que pasaron hasta 140 horas sin luz de forma continua.

En 2022, el Comité de Afectados por Apagones informó a Efecto Cocuyo que estados como Zulia, Mérida, Táchira y Carabobo pasaron un estimado de 3.000 horas a oscuras en los primeros nueve meses del año.

«El problema eléctrico sigue siendo una de las más grandes calamidades que perjudica al zuliano: 9 de cada 10 hogares manifestó que le ha afectado mucho esta situación», denunció la Comisión de Derechos Humanos del estado Zulia (Codhez) en su informe anual presentado en agosto de 2022.

En 2024, el suministro eléctrico no ha mejorado para los habitantes del estado Zulia, quienes exigen soluciones al gobierno regional. En marzo se mantienen permanentemente entre fluctuaciones y racionamientos, lo que ha modificado significativamente las dinámicas educativas y laborales.

«El calor es insoportable. Aquí quitan la luz por circuito. Hay escuelas en las que los niños y los maestros se retiran en lo que se va la luz en su circuito. Hay otras que dan clases con luz natural y los niños salen de allí mal. Ya de por sí los planteles no están en condiciones para que se pase un día ahí adentro. Hay muchas áreas que han quedado completamente a oscuras y han tenido que suspender actividades», dijo Hernández.

Profesores se van

Hernández indicó que la crisis eléctrica han influido en la deserción de maestros, que ya de por sí trabajan en las aulas solo dos días a la semana por una remuneración que en Zulia no supera los 15 dólares mensuales. El resto de los días se dedican a oficios que les permitan obtener mayores ingresos.

«El que gana 15 dólares es el que está en su máxima categoría, es decir, el que tiene más de 20 años de servicio, que posee estudios de posgrado. Los que están en categorías más bajas, se ganan 10 dólares al mes», explicó la presidenta de Sinvema Zulia.

El pasado 13 de marzo la Asociación Con la Escuela ofreció cifras sobre el tema, en la presentación de su más reciente estudio. Este incluyó una muestra de 79 escuelas en seis regiones del país, donde participaron siete coordinadores, 79 directivos, 460 docentes y 1.738 estudiantes.

La ONG advirtió que, para poder sobrevivir, el 51,95% de los educadores tiene fuentes de trabajos alternas, el 50,61% de esas fuentes están ligadas a la educación, mientras que el 36,06% está relacionadas al comercio.

«El maestro está trabajando por vocación, porque ningún docente en el Estado venezolano gana para vivir. Por eso los vemos haciendo oficios paralelos. Una maestra gana mucho más siendo manicurista que dando clases en un colegios y, sin embargo, algunas comparten su tiempo y siguen con sus muchachitos en sus aulas», puntualizó Hernández.

El abandono a las aulas no hace más que empeorar. Al cierre de enero de 2024, la Federación Venezolana de Maestros (FVM) informó que la deserción docente había aumentado a 75 % en todo el país motivado a las precarias condiciones de los planteles y los pésimos sueldos de los profesionales de la educación.

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