La crisis eléctrica en Venezuela se ha agudizado en los últimos años y aún no existen políticas gubernamentales para solucionarla a corto o largo plazo. En octubre de 2023 todo el territorio sufrió constantes apagones y fluctuaciones cambiaron las dinámicas laborales y académicas, en especial en el occidente.

En este contexto, expertos señalan que en el país se pueden incorporar nuevas fuentes energéticas para hacer frente al problema.

La energía solar fotovoltaica y la eólica son dos de las opciones más viables, aseguran. El ingeniero Alexis Barroso, profesor de la Universidad Central (UCV), indicó que la nación tiene los suficientes recursos para implementar estos sistemas de generación a gran escala.

«Debemos buscar diversificar la matriz energética. El país tiene gran potencial, por su ubicación cerca del Ecuador, para energía fotovoltaica, sobre todo en el norte del país. La eólica especialmente en Paraguaná, La Guajira, Margarita y Coche. También se puede explotar la biomasa, es decir, producir biocombustible», afirma Barroso.

En Venezuela los apagones y las fluctuaciones ocurren diariamente, incluso en su capital, y son consecuencia del deterioro del Sistema Eléctrico Nacional (SEN), que trabaja a una tercera parte de su capacidad y apenas transporta 12.000 megavatios (MW), cuando la demanda mínima es de 25.000 megavatios, de acuerdo con estimaciones de especialistas.

El ingeniero Luis Ramírez, experto en energía alternativa y profesor de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab), indicó que instalar parques de energía fotovoltaica y eólica podría generar un máximo de 10.000 megavatios adicionales para el país.

«El tema es que tiene que existir voluntad y también ubicar organismos multilaterales que pudiesen ayudar (Banco Interamericano de Desarrollo o Banco Mundial, por ejemplo)», dijo Ramírez a Efecto Cocuyo. «La tecnología está disponible, el recurso está. La eólica y fotovoltaica son las que están punteando a nivel comercial y mundial, pero no quiere decir que otros tipos de energía no sean viables», señaló.

Venezuela y la transición energética

En el presente, los venezolanos dependen en gran medida de la Hidroeléctrica del Guri, ubicada al sur, en el estado Bolívar. A través de ella se suministra energía a la mayoría de la población del país, debido al deterioro de las plantas termoeléctricas, que funcionan en 10 % de su capacidad total, según datos que Julio César Gutiérrez, vicepresidente del Centro de Ingenieros y Arquitectos del Estado Lara, ofreció a Hum Venezuela en 2022.

Ese mismo año la organización alertó que en el embalse del Guri solo funcionan ocho de 20 turbinas. Entre julio y octubre de 2023 se registra al menos una fluctuación o bajón al día en Caracas y una decena de estados permanece bajo racionamientos eléctricos que han llegado a extenderse por más de ocho horas.

Expertos advierten desde hace una década que Venezuela necesita invertir recursos en reparar el SEN para atender la crisis. Revertir la centralización del sector eléctrico en una corporación estatal (Corpoelec), volver a regionalizar las empresas y trabajar con el sector privado son algunos de los consejos que el Estado venezolano ha ignorado hasta la fecha.

También ha dejado de lado las recomendaciones de apostar por la energía renovable que, de acuerdo con el Banco Mundial, mitiga el cambio climático y baja los costos a largo plazo. Además, la fuentes «limpias» son abundantes, rentables y confiables, agrega el organismo.

Si bien durante el gobierno del expresidente Hugo Chávez se comenzaron obras o proyectos dirigidos a generar energía alternativa, estos no se llevaron a término o simplemente están fuera de servicio para el año en curso.

Por ejemplo, el parque eólico de la Guajira (construido en Zulia) inició operaciones en 2013 y hoy en día sus instalaciones están abandonadas y son catalogadas como un «cementerio» por habitantes de los alrededores. Otra muestra del poco interés estatal en las fuentes energéticas renovables es el parque eólico Paraguaná, ubicado en el estado Falcón, que empezó a desarrollarse en 2006 y actualmente se encuentra paralizado.

En general, Venezuela se ha quedado atrás en la carrera por la transición energética, en la que ya participan exitosamente otros países de la región, entre los que destacaron recientemente Brasil y Uruguay.

Un caso local exitoso

Pocas universidades o instituciones venezolanas le han dedicado tiempo a explorar los beneficios de la energía renovable en los últimos tres años. No obstante, en Caracas existe un caso de éxito llevado a cabo por una casa de estudios superiores desde 2019: el techo verde de la Ucab, en Montalbán, al oeste de la ciudad.

La red de paneles solares instalados en la azotea de la universidad tiene una capacidad total de 5.400 vatios (W) de energía eléctrica (180 vatios por cada panel instalado). Por otro lado, un generador eólico produce 1.500 vatios, lo que resulta en 6.900 vatios en total a los que se le suman 2.000 vatios provenientes de dos baterías.

En total se obtienen 12.000 vatios de almacenamiento en el techo verde, donde alumnos aprenden sobre parques fotovoltaicos y eólicos. La energía alimenta un par de salones de postgrado de la Ucab y les permite funcionar sin problemas. En mayo de 2021, la universidad aseguró que la instalación de la turbina y los paneles se logró con una inversión de 30.000 dólares provenientes de organizaciones privadas.

Otro caso exitoso se registró en Zulia y se trata de un proyecto ejecutado por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). A finales de 2022 el organismo instaló paneles solares en un ambulatorio de la zona fronteriza de El Cruce, que atiende un promedio de 14.000 personas de pueblos cercanos.

En mayo de 2023 el CICR asegura haber solucionado de forma eficiente el problema de suministro eléctrico que sufría anteriormente el centro de salud zuliano.

Barroso asegura que, a pesar que existen pequeños proyectos que han sido efectivos, implementar una iniciativa a nivel nacional requiere un nivel de planificación y financiamiento altos que, a pesar de los costos, traería grandes beneficios al país. Es imprescindible el apoyo del sector privado en cualquier caso, añade.

Tan solo el parque eólico de Paraguaná tuvo una inversión de 200 millones de dólares gestionados por el Estado que terminó en promesas incumplidas. 17 años después, el gobierno requiere forzosamente el apoyo de la empresa privada para ejecutar un proyecto de ese tipo que funcione.

«Sería buscar aquellos sitios donde hay mayor potencial de radiación solar para construir un parque de este tipo. Y tiene que haber intervención del sector privado, porque el Estado solo no puede hacer cuantiosas inversiones. Pero hacia allá va el mundo y no debemos quedarnos atrás», dijo el profesor.

La diversificación es la clave

Aunque las energías renovables ofrecen muchas ventajas, también hay aspectos en su instalación y uso que se deben tomar en cuenta, advierte Ramírez:

«Lo que pasa con este tipo de generación es que es muy discontinua. Y es natural entenderlo. Por ejemplo, hay momentos cuando la radiación es prácticamente cero porque está la luna. Entonces es cuando hay que implementar las baterías de ciclo profundo para suministrar energía», explicó.

Indicó que a nivel mundial no se ha profundizado en estas formas de energía porque pueden verse interrumpidas. Sobre ello, la Agencia Internacional de la Energía (IEA por sus siglas en inglés), insiste en que la diversificación de las fuentes es la clave para evitar cortes enérgeticos que puedan afectar los sectores operativos de los países.

«La luz del sol y el viento no siempre están disponibles, lo que requiere una variedad de opciones de generación de respaldo, así como redes más inteligentes y mejor conectadas. Es esencial adoptar más medidas políticas para garantizar que la rápida electrificación vaya acompañada de un despliegue igualmente rápido de generación con bajas emisiones de carbono y de redes capaces de hacerles frente», apunta en su web oficial.

Las naciones del mundo se ven cada vez más obligadas a buscar fuentes alternativas, establece el IEA, debido al aumento masivo de la demanda de energía. En el caso de Venezuela, es fundamental que comience a actuar a la brevedad para afrontar la crisis eléctrica que mantiene a oscuras a la mitad de la población.

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