Al ambiente decembrino se suman el frescor y el azul intenso que engalana el cielo caraqueño.
Despejado, con nubes blancas y hasta con algunas grises, cada mañana es un lienzo natural en el que se derrama la esperanza de quienes salen bien tempano de sus casas a trabajar, a hacer deportes, a comprar.
“Es un regalo asomarse a la ventada y verlo despejado, al tiempo que pasan las familias de loros. Me gusta tomarle fotos”, dijo Ana Díaz, residente de Chacao.
Desde su apartamento ubicado en el piso siete puede ver una parte del Ávila, que aún a las 8:00 de la mañana se muestra rodeado de nubes en gran parte de sus picos.
Pero Ana no solo disfruta en las mañanas. También, dice, los atardeceres son recreativos, son hermosos, son para disfrutarlos. “La verdad es que diciembre nos regala estos cielos preciosos”, dijo a Efecto Cocuyo.

Esa misma imagen que engalana la ventana de Ana se visualiza desde cualquier punto de la ciudad.
Atravesar la autopista Francisco Fajardo, en dirección oeste-este, es anteponerse entre el asfalto gris y ese cielo inmenso.
Por las avenidas Libertador, por la Bolívar, por la Urdaneta, igual se puede disfrutar del las composiciones de azules, que resalta el verdor de la vegetación y el colorido de se derrapa por las calles de Caracas.
“Para mi es una maravilla, me alegra la mañana mirar al cielo”, dijo Mireya Salas, vendedora.
Algunos bendicen, otros agradecen, muchos suspiran, hay quienes sienten esperanzas y habrá algunos que sacan sus celulares para tomar fotos…
Como quiera, es gratis verlo y disfrutarlo y desde Efecto Cocuyo te hacemos una recopilación visual, y a la vez un regalo mañanero, de cómo desde el asfalto se ve el cielo caraqueño.








