Los diablos danzantes de Chuao celebran desde este miércoles 7 de junio una nueva edición de Corpus Christi, festividad católica que, en varios estados de Venezuela, está cargada de símbolo y sincretismo.

Aunque el calendario de la fiesta religiosa marca como fecha el 8 de junio, cerca de 200 diablos danzantes de Chuao toman las calles del pueblo aragüeño, en el centro del país, desde este miércoles y llenan de color, percusión, cantos y rezos las calles de este lugar. 

Efecto Cocuyo se encuentra en la bahía de Chuao para hacer cobertura de una de las expresiones artísticas más reconocidas de Venezuela e incluida en la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco desde 2012. 

La fiesta de los diablos danzantes mezcla tradición religiosa europea con expresiones artísticas y culturales africanas e indígenas

Un primer capitán de los diablos de Chuao 

Antonio José Montiel tiene 66 años de edad. Es hombre de piel negra, de contextura delgada, tiene una sonrisa que salta fácilmente a la vista y un bigote bien marcado. De cariño le dicen “Pito” y nació en Chuao y ha vivido toda su vida en este pueblo reconocido principalmente por tener uno de los mejores cacaos del mundo.

Él es el primer capitán de la cofradía de los diablos danzantes de Chuao. De pequeño, Montiel veía a su papá, Jesús María Franco, vestirse con prendas coloridas, alpargatas y una máscara negra con dos cachos y el tricolor venezolano para dirigir a los diablos danzantes de Chuao.

El padre de Montiel empezó a bailar a los doce años de edad y fue el diablo danzante de mayor jerarquía en el pueblo por 72 años. Al de mayor rango se le reconoce con la categoría de primer capitán, un rol que se gana con el tiempo y con el respeto de los demás participantes de la danza. 

La máscara de Montiel tiene bigotes a los lados para mostrar la jerarquía que tiene en la cofradía

Antonio José Montiel recuerda a su padre como un hombre constante y particularmente disciplinado. Preocupado por dejar el legado cultural a su descendencia. No es casualidad que Montiel empezara a bailar a los ocho años de edad, siguiendo los pasos de su padre y sus tíos, todos diablos danzantes de Chuao.

“Yo cumplo 58 años danzando este año. Solo me perdí esta fecha en dos ocasiones por mis estudios de bachillerato”, recordó Montiel sentado en la cocina de su casa. “Mi madre, Matilde Montiel hizo una promesa en el años 1965. Esa fue mi primera vez. Al año siguiente yo mismo hice la promesa de bailar de por vida y eso es lo que he hecho hasta el día de hoy”,

Primer capitán de los diablos danzantes de Chuao
La vestimenta de Montiel fue realizada, en buena parte, por su actual pareja

El padre de Montiel murió en 2015, pero en 2014 bailó por última vez. Para ese momento, Montiel tenía el cargo de tercer capitán. Era escolta del primer capitán, su padre. El pueblo entero despidió Jesús María Franco en 2015 en una ceremonia que duró varios días y a la que acudieron centenares de miembros de otras cofradías que viajaron hasta la bahía aragüeña para rendir homenaje al que fuera el máximo jerarca de los diablos danzantes de Chuao.

Aunque los datos son inexactos, Montiel recuerda que, aproximadamente, la primera fecha de celebración de los diablos de Chuao fue por los años 1680. “Esta tradición se pierde de vista”, destacó. 

En las calles de Chuao las personas alistan todos los preparativos para la fiesta
La mayoría de los habitantes del pueblo participan en Corpus Christi de una u otra forma

Ser el primer capitán de los diablos danzantes de Chuao le ha abierto muchas puertas a Antonio. Como representante de la cofradía de Chuao ha viajado a París, Nueva York y otras ciudades del mundo para dar a conocer la tradición criolla.

“Tengo mucho orgullo como chuaeño y como hijo de mi gran padre, que fue él nos inculcó esta tradición”, recuerda Montiel con una sonrisa de oreja a oreja. Sus hijos y sus nietos siguen el ejemplo y danzan como Antonio José, quien espera que la tradición perdure eternamente. “Yo creo que es imposible que esto acabe porque los niños tienen el ejemplo de nuestro compromiso y se ve que lo disfrutan”, afirmó Montiel. 

Los más jóvenes de Chuao también participan en la tradición
Los hombres de más experiencia esperan la fiesta con ansias

Un debutante que se alista para su primera danza

En una de las casas del sector La Vega de Chuao hay un joven con hilo y aguja en mano cosiendo los últimos detalles de su colorido traje de diablo danzante. Su nombre es Daniangel Aché, tiene 15 años y estará debutando este miércoles 7 de junio. Su traje tiene tonos azules, rosados y blancos, es sumamente brillante y sus alpargatas combinan a la perfección con la vestimenta.

Daniangel cose parte del traje mientras sus hermanas lo observan. Las mujeres no pueden danzar, pero tienen la labor esencial de ser quienes recitan los rezos del día y rocían con agua bendita a quienes bailan. Con emoción y algo de timidez, Aché afirma que sintió una especie de llamado para participar en esta ocasión en Corpus Christi y por ello se alista para debutar. “Mi familia danza y yo sentí que era el momento de hacerlo”, relató el joven chuaeño. 

El joven alista los últimos detalles de su vestimenta

Así como Daniangel, al menos 15 personas debutarán este miércoles 7 de junio como diablos danzantes, mostrando que esta tradición está lejos de acabarse y que, junto al cacao y la pesca, sigue siendo motivo de orgullo para los habitantes de Chuao

Daniangel muestra con felicidad la máscara que llevará durante las fiestas
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