Un tribunal acusó a tres directivos de explotación sexual y pornografía
El TSJ informó que los directivos fueron acusados de explotación sexual Credit: Mairet Chourio

La hija de *Yanira Sosa tiene 8 años, era parte del grupo de niñas y adolescentes inscritas en la academia de modelaje Belankazar. Tenía dos meses en la agencia cuando explotó el escándalo sobre la presunta producción de pornografía infantil. “Me comentó que le hicieron unas fotografías. A mi hija le tomaron fotos que no autoricé ”, aseguró.

Sosa, de 33 años de edad, llevaba a su hija a la sede de Boleíta, en el noreste de Caracas, porque le quedaba cerca de su casa, ubicada en La California Norte. “Siempre la quise inscribir en clases de modelaje y por eso decidí matricularla en Belankazar, se veía como un buen lugar. Cuando me enteré de las acusaciones, no la mandé más”, señaló.

Relata que durante los dos meses que estuvo su hija en la agencia “no vi nada malo. Solo fue a una pasarela en traje de baño y yo estuve allí, porque como mamá uno quiere ver. En esa oportunidad no había fotógrafos, solo las niñas y las maestras que les enseñaban”, agregó.

Las clases en la academia Belankazar demoraban dos horas por sesión. “Los primeros días yo la llevaba y me quedaba grabando y tomando fotos, a veces me quedaba de 10 a 20 minutos; luego (solo) la buscaba”, cuenta. 

Sosa detalla que el día que fue a inscribir a su hija, no le pidieron su cédula de identidad u otro documento para registrarla como representante de la niña ante la agencia. “Ni me dieron un contrato, solo una factura como muestra de que cancelé la matrícula. Todo me salió en 30 dólares”, dijo.

La mujer aseguró que su hija fue a varios eventos pero participó en pocas sesiones fotográficas. Tras la alarma generada por el presunto caso de explotación sexual infantil, contó que un día realizaron un evento en honor al diseñador venezolano Octavio Vásquez y su hija modeló un sombrero creado por ella misma. La agencia le hizo una sesión profesional  de fotos pero “nunca dí autorización para esas fotos”, enfatizó.

Tras el escándalo, decidió retirarla de Belankazar. “Ayer me llamaron de la academia para decirme que habían suspendido un plan vacacional que tenían por lo que estaba ocurriendo. Yo igual me hice la que no sabía (sobre la presunta producción de pornografía infantil)”, expresó.

La academia de modelaje suspendió sus actividades desde el miércoles 4 de septiembre. En la sede de Boleíta, la mujer encargada de la limpieza era la única empleada este jueves 5 y apenas comentó que abrió el local para evitar la multa impuesta por el centro comercial. Mientras que en Sabana Grande, una encargada de atención al cliente era quien mantenía la sede abierta. Ninguna de las dos quiso brindar declaraciones a Efecto Cocuyo.


“Llegaban solas”

Son pocos los vecinos del Edificio Ben, en Sabana Grande, cerca del centro de la capital venezolana, que no conocen el escándalo de la academia de modelos Belankazar.

Los señalamientos de una supuesta trama de explotación sexual a niñas y adolescentes inscritas en la agencia para producir pornografía infantil, llamaron la atención de los funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc), quienes detuvieron a los tres miembros de la directiva y allanaron una de la sede en Sabana Grande.

Hernán Pereira Tello, Mauricio Velázquez Corredor y Belkis Alicia Pereira fueron detenidos por la presunta comisión de delitos establecidos en Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes y la Ley Orgánica Contra la Delincuencia Organizada y Financiamiento al Terrorismo, entre ellos el delito de pornografía infantil, la noche del martes 3 de septiembre.

Hasta ahora, los detectives de la policía científica no han informado el estatus de la investigación. Extraoficialmente, se conoció que parte de los videos e imágenes han sido recuperadas, luego de que fueran supuestamente eliminadas.

“He visto que las niñas siempre vienen solas y más los fines de semanas, a algunas les calculo como 12 años (de edad)”, aseguró una joven vecina que prefirió declarar a Efecto Cocuyo sin identificarse.

La mujer enfatizó que no sabía ni sospechó que la agencia estuviera cometiendo alguna actividad relacionada con delitos de explotación sexual. “Era extraño ver como esas niñas pasaban horas solas adentro, pero como era una agencia de modelos, ¿quién se iba a poner a pensar que hacían algo malo con ellas?”, sostuvo.

Elena Valencia, vecina del edificio Ben, destacó que dentro del recinto nunca había ocurrido nada irregular. “Yo tengo muchos años viviendo acá. Aunque después de que crearon la academia, la entrada de personas al edificio se ha incrementado. Siempre veo que vienen y son muy jovencitas”.

Protección a los niños

Para el coordinador de del Centro Comunitario de Aprendizaje (Cecodap), Carlos Trapani, no se trata de criticar el modelaje como una actividad que pueden desarrollar el adolescente y los niños. “El cuestionamiento viene sobre la condición en que se desarrolle la actividad. Si la actividad expone al adolescente a riesgos, a exposición pública, evidentemente atenta contra los derechos y la integridad de estas personas que participan”, enfatizó.

Tras el caso de la agencia de modelaje Belankazar, Trapani instó a la sociedad venezolana a no criminalizar o culpabilizar a las familias de las víctimas. “Yo creo que el rol del Estado en este momento es apoyar y que se desarrolle una investigación expedita, exhaustiva, imparcial e independiente que permita identificar las responsabilidades del caso”.

El jurista añade que casos como el de Belankazar llaman a la prevención, puesto que se pueden utilizar situaciones de violencia sexual en el mundo del modelaje, la música y los deportes. “Es importante que las familias estén al tanto sobre qué actividades desarrollan sus hijos y quienes son las personas responsables, cuál ha sido la trayectoria. El consentimiento es importante, tanto de la familia como del propio niño y adolescente involucrado en la actividad”.

Trapani recomendó: “Hay que establecer reglas claras en relación al uso de la imagen del niño o del adolescente. La privacidad, la exposición pública de imagen, que involucren a un niño y que eventualmente pudiera representar no solo a un tema vinculado a pornografía o violencia sexual, sino que esté relacionado a una intromisión a la vida privada que por derecho tiene el niño”.

Recordó que es importante que los padres cumplan su rol de protección y estén alerta. “Frente a cualquier reporte de abuso o situación que señale una niña, hay que creerle”, sostuvo.

*nombre ficticio para proteger la identidad de la niña y su madre. 

De la ilusión al engaño: casos de agencias de modelaje y explotación sexual

 

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