“La angustia no se te quita nunca”, confiesa Alejandra Dos Santos. No importa que esté a siete mil kilómetros de donde manifestantes y efectivos de seguridad libran una batalla campal. Desde Santiago de Chile vive en un completo estado de alerta, ya no por la inseguridad, sino por la represión de las protestas. “Estar lejos es muy duro y más cuando la situación está así. Tú no sabes qué mensaje va a estar en tu teléfono cuando te levantes”, remata.

Lo mismo le pasa a Carla Rodríguez, quien vive horas en vilo acompañando a los manifestantes a través de Twitter e Instagram aunque un océano y seis horas de diferencia la separen de su ciudad natal. “Mientras están pasando las cosas allá, aquí es de madrugada y no me puedo dormir hasta saber qué pasa. Como si yo pudiera hacer algo…”, cuenta desde Madrid. Los días que hay marcha acumula unas escasas cuatro horas de sueño a la espera de un balance sobre la jornada.

En continentes distintos, es esa misma angustia la que ha llevado a Alejandra y a Carla a preguntarse de qué manera pueden hacer algo a miles de kilómetros de casa. Especialmente sabiendo que sus familiares y amigos también están en el grueso de personas que se volcaron a las calles.

Alejandra primero pensó en donar dinero a un grupo de voluntarios de primeros auxilios. Sin embargo, cuando ella y su amiga Bearneily Toro, también venezolana, contactaron directamente a los galenos, estos les dijeron que era mejor colaborar con insumos médicos porque la mayoría de las cosas que necesitan no se consiguen en el país.

A partir de ese momento, ambas regaron la voz entre sus conocidos y se abocaron a la búsqueda de medicinas. “La esposa de un amigo trabaja en una empresa de envíos. Nos dijeron que si conseguimos los insumos podemos hacer el envío a un menor precio o, a lo mejor, sin cobrarnos”, explica Alejandra.

Tras dar a conocer la causa, chilenos y venezolanos por igual se han sumado a la iniciativa. “Esta mañana un chileno que vive en Londres nos donó USD$ 62. El miércoles 10 de mayo haremos una recolecta en una Liga de Fútbol Femenina y muchos otros chilenos han dejado que visitemos sus empresas y oficinas para llevar la información de las medicinas que se necesitan o recoger dinero para comprarlas”, asegura Bearneily.

Medicinas recolectadas por Alejandra y Bearneily que esperan enviar en las próximas semanas

Al ver que el grupo de Primeros Auxilios de la UCV creó una lista de insumos en Amazon, Carla supo de qué manera podría involucrarse estando en España. “Yo quería mandar insumos a Venezuela, pero yo sola no podía y enviarlo desde aquí es muy caro. Cuando vi el link de Amazon me pareció la mejor idea porque ellos ya tienen el canal. Lo único que he donado son antiácidos y cada uno me ha costado 15 euros. No me importa que sean carísimos porque la impotencia es tanta que quiero ayudar como sea”, asegura.

Paola Pérez, desde Hamburgo (Alemania), también se sumó a la causa a través de la lista de insumos habilitada en Amazon. “Me gustó mucho la propuesta. La cantidad de productos que necesitan está cuantificado y además en orden de prioridad. Todo esto fue lo que me motivó a donar y además a correr la voz en mi universidad. Es un mecanismo de donación que genera confianza al que está donando”, dijo.

Aunque está a 14 horas de vuelo de Caracas, Paola procura hablar sobre la situación venezolana en el viejo continente. La respuesta ha sido apoyar en las donaciones e, incluso, realizar foros de discusión sobre la crisis que atraviesa el país.

También desde Madrid, Jesús Prieto se ha sumado a las protestas de la forma en la que le permite su profesión de comunicador. En España se ha dado a la tarea de “reeducar” a los venezolanos que viven allá sobre la veracidad de la información que comparten en sus redes sociales.

“Hay un señor venezolano que es portero de un edificio y podía recibir 10 mensajes de Whatsapp de parte de él con noticias. Al final me dije que tenía que hablar con él porque se hace un daño”, cuenta. “Yo no puedo estar en la avenida Francisco de Miranda ni en la Fajardo tomando fotos, pero desde acá puedo ayudar en eso”.

Pese a que ahora vive más lejos de casa, le escribe con mayor frecuencia a los suyos por la angustia que vive. “Tengo amigos que salen a protestar. Todas las noches les escribo por Whatsapp para saber qué tal están”, asegura.

Carla, igualmente desde Madrid, también lo hace. “Mi mamá ha ido a casi todas las marchas, así que te podrás imaginar la tensión de saber que está arriesgándose y yo tan lejos sin poder hacer nada”, lamenta.

Para ver el link de Amazon de Primeros Auxilios UCV haga clic aquí.

</div>