Venezuela es el país de América Latina y el Caribe con mayor número de personas subalimentadas entre 2017-2019: 9,1 millones. El término se refiere a personas que carecen de alimentos suficientes para satisfacer las necesidades energéticas para llevar una vida sana y activa durante un año.
La cifra representa un incremento de al menos un millón de personas afectadas, respecto al 2016-2018.
En el mencionado período en el país hubo una prevalencia de subalimentación de 31,4 %, indicador en que solo es superado por Haití (48,3 %), advierte el informe Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional en América Latina y el Caribe 2020, presentado este miércoles 2 de diciembre.
El estudio fue elaborado en conjunto por la a Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en colaboración con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (Fida), Unicef y el Programa Mundial de Alimentos (PMA).
De acuerdo con el informe, respecto al total de personas subalimentadas de la región, más del 50% se concentra en tres países: Venezuela (9,1 millones), México (9 millones) y Haití (5,4 millones).
COVID-19 e inseguridad alimentaria
Las agencias de Naciones Unidas advierten que si bien aún no hay suficientes datos para medir el impacto de la COVID-19, “es de esperar que sus efectos sobre la seguridad alimentaria y la nutrición puedan seguir intensificándose”.
Señalan que países como El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, Nicaragua y Venezuela “que presentaban niveles de inseguridad alimentaria y pobreza elevados antes de la pandemia” afrontan un mayor riesgo de que su situación empeore en los próximos meses como consecuencia de distintos factores que el COVID-19 agravó.
Según las estimaciones del Programa Mundial de Alimentos, “la inseguridad alimentaria aguda en estas zonas podría llegar a afectar a 16 millones de personas (incluidos los migrantes venezolanos en Colombia, Ecuador y el Perú), tres veces más la población afectada antes de la pandemia”, cita el documento.
El análisis de la FAO considera que que los países importadores netos de alimentos como Colombia, Costa Rica, Cuba, Dominica, El Salvador, Granada, Honduras, Jamaica, México, el Perú, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, y Venezuela, y en especial los de bajos ingresos, como Haití, resulten más afectados por la devaluación de sus monedas.