La policía de Nicaragua pidió a los migrantes venezolanos que sobrevivieron al accidente de bus en La Cucamonga, en el que murieron 15 venezolanos y un nicaragüense, que abandonen el albergue, o serán deportados.
Las fuerzas policiales visitaron el albergue improvisado, ubicado en las cercanías del hospital San Juan de Dios de Estelí, donde algunas víctimas siguen recibiendo atención médica. Las autoridades le dijeron al sacerdote que atiende el sitio, que al ayudar a los migrantes venezolanos estaban haciendo algo ilegal.
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Gran parte de los familiares y allegados de las víctimas permanecen en Estelí. Algunos esperan que se confirme la repatriación de los cuerpos de sus seres queridos, para poder continuar su viaje. Otros deben esperar porque perdieron todas sus pertenencias en el accidente.
Las autoridades intimidaron a los migrantes y los amenazaron con enviar agentes de migración para que los deportaran. La mayoría de los venezolanos que están en ese sitio permanecen ahí debido a que tienen familiares ingresados en el hospital San Juan de Dios de Estelí, a la espera de que les den el alta médica para seguir hacia Estados Unidos.
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“No nos desalojaron, solo nos dijeron que no podíamos seguir ahí y al padre le dijeron que lo que está haciendo era ilegal. Gracias a Dios una señora nos trasladó a un hostal y está pagando todo”, dijo a LA PRENSA una sobreviviente del accidente.
Los migrantes dicen que les parece una arbitrariedad que les exijan salir del país debido a que pagaron la multa de 150 dólares que les permite transitar por el territorio centroamericano y piden que se le considere debido al accidente.
El monto de esa multa es de 150 dólares cuando se paga a agentes de la Dirección General de Migración y Extranjería (DGME); y de 50 dólares cuando se le entrega a los coyotes que trabajan en coordinación con agentes de la DGME. Este pago permite que los migrantes sean incluidos en una lista que se chequea en los puntos fronterizos para continuar hacia Honduras.
Con información de La Prensa de Nicaragua