Acuerdo humanitario “es una tregua”, afirman politólogos
Credit: Iván Ernesto Reyes

El Fondo Monetario Internacional (FMI) no es el único ente multilateral para pedir dinero para la pandemia COVID-19. El Banco Mundial dispuso de 14.000 millones de dólares, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) puso sobre la mesa  12.500 millones de dólares y el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) otros 2.500 millones de dólares. En todos, sin embargo, Venezuela está de última en la lista de solicitudes.

Venezuela debería ser de los primeros países receptores para la asistencia financiera en esta urgencia, pero está de último en la cola. Es un caso muy triste, porque a un organismo le debe plata y en otro no reconocen a Nicolás Maduro. No tiene reservas internacionales y está en la peor posición negociadora o para solicitar recursos” explicó el economista Leonardo Vera, profesor titular de la Universidad Central de Venezuela (UCV), en entrevista para Efecto Cocuyo.

El escenario para Venezuela es complejo para pedir dinero en el exterior. El BID, por ejemplo, reconoce a la Asamblea Nacional y a Juan Guaidó como el representante oficial del país. En correspondencia, cualquier solicitud de crédito tiene que venir del Poder Legislativo, sin importar que sea para reforzar a los hospitales o para inyectarle recursos directos al sistema eléctrico o de agua potable que son tan necesarios en medio de esta emergencia sanitaria en el país.

Un acuerdo entre la Asamblea Nacional y el gobernante Nicolás Maduro todavía luce lejano. Esos son problemas que no tiene Colombia, que ya pidió un paquete de 14.000 millones de dólares para atender tanto la crisis sanitaria como la ola de recesión que enfrentará su economía. El monto mayor, 11.000 millones de dólares, se los solicitó directamente al FMI, mientras que los otros 3.000 millones de dólares los demandó en conjunto al Banco Mundial, el BID y la CAF.

Los primeros 250 millones de dólares ya les fueron desembolsados a Colombia para que lidie con la compra de tapabocas, equipos protectores para el personal médico y respiradores para sus hospitales públicos en medio de la pandemia COVID-19. Esta tendencia se extiende también en otros países latinoamericanos.

República Dominicana, por ejemplo, recibió 150 millones de dólares de la línea de crédito contingente (Cat DDO, por sus siglas en inglés), mientras que Honduras obtuvo 119 millones de dólares del mismo fondo del Banco Mundial. Ecuador, Bolivia, Haití y Paraguay, por su parte, fueron apoyados con 20 millones de dólares también por el Banco Mundial para atender lo más urgente de la pandemia.

Todo esto ocurre mientras que la directora general del FMI, Kristalina Georgieva, reconoció que el listado de solicitudes de financiamiento ante el organismo multilateral incluye a 90 países.

El equipo del chavismo tiene las mejores relaciones es con la CAF, pero ese es justo el banco multilateral que menos recursos puso sobre la mesa para brindar financiamiento a los gobiernos y tampoco hay que descontar que la aprobación de un posible financiamiento igual debe llevar la firma de la Asamblea Nacional.

Las otras ventanas

Cuando se evalúan las opciones de pedir dinero en el mercado internacional para Venezuela no pueden descartarse a los dos grandes aliados políticos del chavismo: Rusia y China. Aunque las perspectivas allí tampoco parecen sencillas con precios del petróleo tan bajos que no se veían desde hace casi dos décadas.

“Rusia no está en una situación para prestar dinero por la caída del precio del crudo. La llegada de una nueva petrolera rusa que no tiene el músculo financiero de Rosneft hace más difícil que se produzcan nuevas inversiones y mucho menos, algún tipo de préstamo a Pdvsa (Petróleos de Venezuela)” detalló el economista Vera.

Pdvsa, de hecho, fue el canal utilizado en la relación bilateral de Venezuela-Rusia para facilitar los créditos. Al menos 6.000 millones de dólares fueron prestados a través de Rosneft a la compañía pública venezolana, aunque buena parte de ese dinero no se invirtió directamente en la industria petrolera sino en otros compromisos gubernamentales.

De China se sabe poco sobre su disposición a hacer un nuevo préstamo. La agencia Reuters adelantó que unas conversaciones iniciales se dieron a finales de marzo para una solicitud de 1.000 millones de dólares frescos.

Otras opciones financieras como salir a lanzar un paquete de bonos públicos como evalúan los países europeos o tomar una fracción de las reservas internacionales para inyectar liquidez a la economía como hizo Perú también están fuera del alcance de Venezuela.

“Hay un default con cerca de 25.000 millones (de dólares) en bonos vencidos y no pagados. Eso le cierra las posibilidades del mercado financiero a Venezuela. Pudimos también haber ahorrado aunque sea 10% de los ingresos entre 2004 y 2013, cuando el boom petrolero para tener márgenes de maniobra fiscal, pero eso no se hizo y esto nos agarró en la peor posición posible” expuso el economista José Manuel Puente del Instituto de Estudios Superiores de Administración (Iesa), en entrevista para Efecto Cocuyo.

Quizás de las pocas ventanas disponibles para pedir dinero que tiene Venezuela vienen de la mano de las líneas directas de las Naciones Unidas como el Programa Mundial de Alimentos (PMA) o la Organización Panamericana de Salud (OPS). No obstante, esos créditos solo pueden ser para actividades muy específicas y por montos muchos más bajos de lo que necesita la economía venezolana que camina hacia su séptimo año consecutivo de recesión.